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TECNOCIENCIA CHIHUAHUA, Vol. XV (2) e 837 (2021)
https://vocero.uach.mx/index.php/tecnociencia
ISSN-e: 2683-3360
Artículo de Divulgación
Influencia idiomática en la producción científica de
investigadores mexicanos
Idiomatic influence on the scientific production of Mexican researchers
*Correspondencia: fgonzalez@uach.mx (Fidel González-Quiñones)
DOI: https://doi.org/10.54167/tecnociencia.v15i2.837
Recibido: 11 de agosto de 2021; Aceptado: 17 de septiembre de 2021
Publicado por la Universidad Autónoma de Chihuahua, a través de la Dirección de Investigación y Posgrado.
Resumen
El perfil del investigador científico en México está definido por un gran mero de funciones y
características académicas, las cuales no se limitan únicamente al registro en cantidad de productos
publicados, sino además, a otras condiciones vinculadas a la calidad de los mismos. Este artículo,
estudia una problemática que se ha convertido en un dilema sobre la conveniencia que representa
publicar en la propia lengua (para el caso el idioma español) o pretender hacerlo en otra,
especialmente, aquella relacionada con el lenguaje dominante de la ciencia (en la actualidad
considerado el idioma inglés). El estudio se basa en tres perspectivas fundamentales: (1) la defensa
por el uso de la lengua propia con miras a fortalecerla ante el mercado editorial y científico; (2)
recurrir al uso del lenguaje dominante de la ciencia para obtener mayor visibilidad y prestigio,
considerando con ello, la posibilidad de afrontar distintas limitaciones; o (3) promover el
bilingüismo y multilingüismo en las publicaciones, resultando esta opción la menos viable. Todas
las posturas ofrecen su propia justificación, teniendo como referencia sus ventajas y desventajas,
además de distintas perspectivas de contribución al desarrollo de la literatura científica.
Palabras clave: comunicación científica, influencia idiomática, estrategias de publicación,
lenguaje dominante de la ciencia, lenguaje minorizado de la ciencia.
Abstract
The profile of the scientific researcher in Mexico is defined by a large number of academic
functions and characteristics, which are not limited only to registering the quantity of published
products, but also to other conditions related to their quality. This article studies a problem that
has become a dilemma about the convenience of publishing in one's own language (in the case of
the Spanish language) or trying to do it in another, especially that related to the dominant
Javier Tarango1 y Fidel González-Quiñones1*
1 Universidad Autónoma de Chihuahua, Facultad de Filosofía y Letras. Rúa de las Humanidades s/n
Ciudad Universitaria, 31174 Chihuahua, Chih., México.
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language of science (in currently considered the English language). The study is based on three
fundamental perspectives: (1) the defense for the use of one's own language with a view to
strengthening it before the publishing and scientific market; (2) resorting to the use of the
dominant language of science to obtain greater visibility and prestige, thereby considering the
possibility of facing different limitations; or (3) promoting bilingualism and multilingualism in
publications, this option being the least viable. All positions offer their own justification, taking as
reference their advantages and disadvantages, as well as different perspectives of contribution to
the development of scientific literature.
Keywords: scientific communication, language influence, publication strategies, dominant
language of science, minoritized language of science.
Introducción
La ciencia, tecnología e innovación son temas de una reflexión amplia y dialogada respecto a si
son elementos verdaderamente probados para influir en el desarrollo económico de los países que
los promueven (Bracamontes y Contreras, 2011). Aun así, se espera que su influencia sea
significativa en el desarrollo económico y social de cada país y sus ciudadanos, por ende, se debe
prestar especial atención a sus comportamientos, los cuales se caracterizan por importantes cambios
geopolíticos con repercusiones valiosas en una influencia indirecta significativa (UNESCO, 2015).
En el análisis de la importancia de la ciencia, tecnología e innovación, debe tenerse presente el
estudio de las políticas de ciencia y tecnología, donde regularmente es necesario conocer los
objetivos, metas e indicadores establecidos en los diversos documentos base sobre el tema, teniendo
la certeza de que existen los siguientes elementos: políticas de Estado en ciencia y tecnología; planes
para incrementar la capacidad científica y tecnológica del país; y elevar la competitividad e
innovación de los responsables de la ciencia, considerando tanto personas como instituciones
(López Leyva y Sandoval Barraza, 2007). A partir de este análisis, se sabe que la ciencia y la
tecnología se han convertido en estrategias ampliamente relacionadas con las actividades de la vida
cotidiana y el progreso de la sociedad (Cañedo Andalia, 2001).
La medición del papel del investigador científico suele observar diversos matices, caracterizada por
cuatro procesos fundamentales: entrada de recursos, proceso de transformación, salida de
contenidos estructurados y el impacto de los productos publicados (Cortés Vargas, 2007). Las
prácticas científicas que se desarrollan en las universidades y centros de investigación incluyen
actividades, tales como: desarrollo de proyectos de investigacn, impartición de docencia,
generación de procesos de gestión, evaluación, formación de recursos humanos, además de tener
como fin último el cierre del proceso, la realización sistemática de publicaciones científicas (FOLEC,
2020). Más allá de todo lo anterior, se destaca que existen otros indicadores específicos para medir
las condiciones de la comunicación científica, tal es el caso de la importancia que se da al idioma en
el cual se generan las publicaciones.
En la actualidad, debe reconocerse que los idiomas han tomado su propia capacidad de influencia.
Por ejemplo, el inglés ha mostrado un movimiento significativo de expansión adherido al fenómeno
conocido como globalización, convirtiéndose, incluso, en una necesidad que influye en los diversos
sectores académicos y productivos (Chávez-Zambrano et al., 2017). La importancia del idioma
inglés en la producción científica como lengua internacional, ha generado grandes oportunidades
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en las trasmisiones de una cultura mundial, siendo la investigación científica un factor
transformador, en donde una lengua mundial como el inglés fortalece la posibilidad de contribuir
al desarrollo científico (Niño-Puello, 2013).
La relación del uso de varios idiomas, dominantes o no dominantes de la ciencia en relación con la
producción científica, es causa de múltiples controversias, unas a la defensa del uso de la propia
lengua (aunque su aparente impacto sea menor), así como el uso de idiomas que prevalezcan en el
ámbito científico por su impacto y visibilidad (basados en otra clase de intereses personales e
incluso económicos). Para Gómez Nashiki et al. (2014), en el caso específico de México, los
investigadores científicos suelen manifestar sus inquietudes al respecto tratando de cumplir con los
intereses de las instancias evaluadoras, del mismo modo, reconocer sus propias limitantes
idiomáticas como de otros tipos, lo cual inhibe sus prácticas de publicación y, además, deben
atender la problemática de identificar las formas o condiciones de estilo que definen las propias
revistas científicas.
Existen ocasiones en las que los investigadores científicos parecieran estar forzados a sujetarse al
uso del principal lenguaje dominante de la ciencia (el inglés). Aunque no se pretende hacer ninguna
imposicn de posturas, se sabe que la diversidad cultural y lingüística de la sociedad actual,
plantea problemas de comunicación que se han resuelto de diferentes maneras, todo ello, con el fin
de que cada país se iguale a los requerimientos de internacionalización y globalización, no solo en
la ciencia, además, en las relaciones económicas y sociales que se demandan (Figueroa-Saavedra,
2009).
Por otra parte, se muestra la postura en la que se defiende al idioma propio (en este caso el español)
como el ideal para comunicar ciencia, bajo la posición de que, al sustituirlo por otro, existen
mayores posibilidades de no llegar a su consolidación (García Delgado et al., 2013). Ante la defensa
del uso del español en la comunicación científica, se justifica en que más de 450 millones de
personas en el mundo lo hablan y existen aproximadamente 8,300 revistas indizadas que utilizan
este idioma, las cuales influyen en 150 disciplinas científicas, con lo cual, es posible identificar al
español como uno de los cinco idiomas más usados en publicaciones científicas, representando solo
el 0,24% de las publicaciones en el mundo (Universidad Nacional de Córdoba, 2019).
Problemática en la elección idiomática en la comunicación científica
Los países catalogados como de economías periféricas o en vías de desarrollo mantienen una
constante búsqueda de mecanismos para lograr el crecimiento en diversos aspectos sociales,
económicos y políticos con miras a lograr el desarrollo humano. Tales intenciones pretenden, como
propósito principal, reducir el grado de dependencia que los países en desventaja tienen en relación
con aquellos que han logrado un crecimiento suficiente para ser calificados como países
desarrollados, tanto en aspectos científicos como en riqueza (especialmente medida en márgenes
per cápita de ingresos económicos promedio), educación y sanidad.
Los indicadores de comparación entre los países de economía desarrollada y subdesarrollada,
regularmente se basan en elementos de medición de carácter social, los cuales diferencian
condiciones en la forma de vida de la totalidad de los ciudadanos a través de los índices de
desarrollo humano, sin embargo, existen preocupaciones específicas o con mayor grado de
especialidad, que regularmente establecen comparaciones con aspectos que afectan solo a grupos
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más reducidos. Para este caso, puede considerarse como ejemplo y motivo de este artículo, el
estudio de la dependencia sobre el conocimiento científico de otros países al no haber elaborado su
propio corpus, situación que experimenta México en relación a la comunicación científica, las
condiciones actuales y las perspectivas de desarrollo.
Además de múltiples indicadores cuantitativos sobre la producción y comunicación científica que
posicionan a un país frente a otros, surgen nuevos aspectos a considerar dentro del rango de las
preocupaciones en el tema de estudio, tal es el caso de la visibilidad e impacto de las publicaciones
científicas que den renombre y reconocimiento a los investigadores. Siendo n más específicos en
situaciones particulares, el dilema que se experimenta sobre los pros y contras, así como las
motivaciones que se deben considerar al publicar en la lengua propia o en otras. En este sentido,
existen diversas discusiones sobre lo que s conviene y si verdaderamente tienen presencia
elementos más allá de la propia ventaja cuantitativa, sin dejar de obviar aspectos cualitativos de
defensa y perspectivas de comportamientos presentes y futuros.
Esta propuesta se justifica en la necesidad de clarificar la condición que guardan los investigadores
científicos mexicanos y los sistemas de evaluación de la ciencia, en relación con el uso del idioma
propio (español) en comparación con otras, prestando principal atención a la aplicación del inglés
como lenguaje dominante de la ciencia. La preocupación del uso de los idiomas en las publicaciones
científicas observa múltiples puntos de vista al respecto, unos a favor de emplear la lengua propia,
contra otras más que consideran que la publicación en el lenguaje dominante de la ciencia ofrece
múltiples ventajas y mejores perspectivas en general. Sin embargo, no son suficientes las visiones
teóricas al respecto, por lo que se vuelve necesario llegar al registro de resultados concretos, de tal
forma que estadísticamente sea posible demostrar el verdadero impacto de la influencia idiomática
en la producción científica, para esta cuestión, considerando solo investigadores científicos
mexicanos.
En la actualidad, la generación de conocimiento se ha convertido en una de las principales
actividades que influyen en la solidez de las instituciones de educación superior e investigación
científica, proyectada especialmente en la participación de académicos, con miras a obtener el
reconocimiento oficial como investigadores científicos, cuya medición principal se evidencia a
partir del registro de las publicaciones realizadas y el nivel de calidad de las mismas (Arechavala
Vargas, 2011; Hernández Bringas et al., 2015).
Los investigadores científicos buscan generar impacto de los trabajos publicados, por tanto,
consideran además del idioma: preferencias de publicación según la condición de las revistas
científicas elegidas, tipo de productos documentales (tales como los artículos científicos en
particular los de mayor interés), disciplinas científicas con mayor reconocimiento por su aplicacn
práctica, factores de impacto y entidades académicas involucradas en la participación de los autores
involucrados (Luna-Morales et al., 2012). Las publicaciones científicas se han convertido en una
actividad de gran importancia, no solo para la ciencia en su conjunto, sino también para aquellos
que la practican ya que es el medio para comunicar el conocimiento y los resultados de
investigacn, pero también, porque a partir de ella los profesores e investigadores acceden y
progresan en sus carreras académicas (Delgado López-Cózar et al., 2020).
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Relación de la influencia idiomática y las publicaciones científicas
La incursión en el ámbito de las publicaciones científicas genera múltiples controversias respecto
a la definicn de su calidad, visibilidad e impacto, acomo la forma en que estas convienen al
desarrollo del perfil del investigador científico y su nivel de reconocimiento (Mendoza y Paravic,
2006; Dávalos-Sotelo, 2015). Uno de los criterios que mayor debate propicia, es la definicn de la
influencia idiomática de los productos publicados, ya sea por conveniencia del investigador
científico, la aparente influencia en las comunidades científicas e, incluso, la adquisición de mayor
nivel de prestigio. Esto significa que el idioma en el que un investigador científico publica podría
preverse como un agente determinante en diversos factores secundarios.
La comunicación científica busca siempre proyección, la cual puede asumirse desde dos formas: (1)
la visibilidad directa, la cual sucede a través de suscripciones por adquisiciones de primera mano
por los consumidores, ya sean estos individuos o instituciones; y (2) la visibilidad indirecta, la cual
se logra a través de bases de datos, directorios, catálogos de revistas y bibliotecas virtuales (López
Leyva, 2011). Por tanto, el reto de los investigadores y de las revistas científicas latinoamericanas, al
pertenecer a países en desarrollo y al publicar en el idioma propio, que no se considera como
lenguaje dominante de la ciencia, es subsistir y cambiar su condición de periferia del
conocimiento, contrario al concepto de corriente principal para el caso de los países con alto
desarrollo científico e industrial, quienes además, dictaminan la industria del procesamiento y
comunicación de la información científica. La ciencia en español proveniente de países
latinoamericanos es considerada como la periferia del conocimiento, especialmente en las ciencias
exactas y naturales (Mendoza y Paravic, 2006).
Por otra parte, medir la presencia internacional de las publicaciones científicas resulta complicado,
ya que en ocasiones se utiliza como sinónimo de calidad, a pesar de no haber sido definido de
manera consensuada. La percepción de los investigadores científicos respecto a las condiciones de
presencia internacional de las publicaciones de esta rama es: (1) el idioma de la publicación; (2)
acceso por Internet (a través de procesos de Open Access); y (3) acatar las normas internacionales de
publicación. Existen diferencias conceptuales dependiendo de las zonas geográficas y los campos
del conocimiento (Buela-Casal y Zych, 2012).
Además, para De Pablos Coello et al. (2015) y Lima Fluminhan y Santina Murgo (2017), la
incorporación de Google en la bibliometría con el registro de indicadores personales de
investigadores científicos ha permitido analizar diversos índices de impacto y registro de
cantidades de citas, incluso permitiéndose con ello el reconocimiento de las publicaciones por
idioma. Otros índices de identificacn a través de Google (específicamente Google Scholar
Citations) son los siguientes: índice h (hIndex) como un medio de visibilidad de la investigación, a
través del cual se mide el impacto personal del investigador, lo cual representa en términos
generales el número de artículos que tienen citas; y de acuerdo al período de medicn, se identifica
el Índice h5 (referida a las citas recibidas en los últimos cinco años), y el Índice i10 (que resume el
comportamiento de citas por 10 años). Es posible relacionar estos indicadores con áreas del
conocimiento en las que participa el investigador científico, lengua de los documentos publicados,
entidades geográficas e institucionales, entre otros elementos más propios de la métrica de la
información y de la productividad individual y colectiva de los sujetos en estudio.
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El número de citas de un artículo o el factor de impacto que logran los investigadores científicos,
está estrechamente relacionado por el idioma en que se escribe, siendo las publicaciones en lengua
inglesa las que ofrecen mejores resultados. En inglés, existen artículos que han alcanzado 100 mil
citas, en tanto en español, se han logrado solo 561 (Franco-López et al., 2016). Los mecanismos más
precisos de identificar la productividad científica de los investigadores, sin lugar a dudas, toma
como referencia el número de citas que alcanza cada documento publicado, considerándose esta
una de las principales métricas para medir su impacto, al cavilar que suceden, en la medida de lo
siguiente: novedad e interés del tema; idioma de la revista, lo cual determina su alcance; reputacn
y reconocimiento del investigador a nivel nacional e internacional. Todo ello, se basa en los motivos
del propio investigador científico quien pretende obtener un logro social, mercantil y de
comunicación de hallazgos (Camargo Mayorga, 2018).
Las revistas científicas se han convertido en elemento central de la evaluación académica y
científica de universidades y centros de investigación. La medición de su impacto se enfoca en dos
elementos: número de publicaciones y cantidad de citas, condición que se considera poco precisa ya
que a través de su uso se producen diversos tipos de sesgos (temáticos o disciplinares y de idioma)
que afectan la estratificación entre los investigadores y sus instituciones de adscripción. En el caso
del tema de estudio de este artículo, se entiende por sesgos de idioma, aquellos que se manifiestan
cuando se favorece a las instituciones ubicadas en países de habla inglesa; y los sesgos temáticos o
disciplinarios, donde los propios sistemas de indización favorecen algunas áreas científicas de
particular interés, como es el caso de las ciencias de la salud, la qmica o la biología por encima de
las humanidades y las ciencias sociales (Ordorika, 2018).
Para Matías-Guiu y García-Ramos (2011), los sesgos en la publicación se refieren a aquellas
situaciones en las que los resultados influyen en la decisión de la aceptación, siendo el editorial
aquel que se refiere a las situaciones que influyen en la decisión de la aceptación de un manuscrito
y que están relacionadas con los autores, bien por su origen, por sus características o por su
entorno. Estos autores plantean dos consideraciones respecto a la existencia de sesgos: (1) en la
edición es innegable, tanto de la publicación como editoriales, y desde un punto de vista ideológico
sería preferible que no existieran. El autor, cuando remite su manuscrito, debe analizar si este va a
tener un trato de equidad o no, y actuar en consecuencia; y (2) en la edición es innegable, tanto de la
publicación como editoriales, y desde un punto de vista ideológico, sería preferible que no
existieran, pero la cuestión es si son relevantes, si son evitables y si condicionan cambios en la
opinión científica.
El sesgo editorial podría llegar a concebirse como un fraude ético; este se considera una conducta
delictiva, además de la invención de datos y experimentos, es la inclusión en la llamada autoría
inmerecida con fines de aumentar el número de publicaciones, por ambición, vanidad, deseo de
fama, pereza y complejo mesiánico (cuando un autor cree estar destinado a ser el líder de un área
del conocimiento). Las condiciones que no acreditan la autoría suelen ser: edición técnica,
traducción del manuscrito, búsquedas bibliográficas, reclutamiento de personas para las muestras,
análisis estadístico de datos, búsqueda de fondos o haber sido miembro del comité de tesis
(Hernández-Chavarría, 2007).
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El dilema en la elección del idioma en la comunicación científica
La primera y gran controversia respecto a la influencia idiomática en las publicaciones científicas
inicia con dos posturas: los que defienden que el investigador debe escribir y publicar en su propia
lengua; y los que proponen la adaptación del investigador a las exigencias propias de la
globalización del conocimiento, por tanto, se plantea publicar en el idioma dominante del ámbito
económico y social, lo cual se proyecta a la lengua que más se escribe, lee y usa en la ciencia
principal. Ambas posturas están diferenciadas incluso en relación con las disciplinas científicas que
componen el ámbito del conocimiento, además de una proposición incluyente, en la cual se aborda
al bilingüismo como solución neutral. Segarra Saavedra y Plaza Nogueira (2011), son autores que
han considerado que, al menos en ciencias sociales, las publicaciones de habla española
experimentan su propio debate; el uso único y exclusivo del idioma propio como lenguaje científico
o el aperturismo a otros modelos dentro de sus publicaciones basadas en el bilingüismo (inglés) o
incluso en el multilingüismo.
Entender la importancia del idioma en las publicaciones científicas, es considerar que el tipo de
lenguaje de la ciencia es de tipo formalizado, frente a otros de carácter natural o libre. Debe
diferenciarse el lenguaje científico entre el lenguaje natural o libre (no regulado) (Llácer Llorca y
Ballesteros, 2012). El uso de los idiomas como factor determinante en la comunicación científica
puede considerarse un fenómeno sociolingüístico. La utilización lingüística y las razones de su uso,
determina el camino que siguen las publicaciones científicas y el efecto que provocan en quienes las
consultan, ya que se habla del idioma como un producto del sistema globalizado y cuyo código más
utilizado es el idioma inglés, el cual se ha considerado, incluso, como un medio para evitar el
complejo de inferioridad en las publicaciones científicas. Esta condición tiene relación con
disciplinas como la economía, la historia, la sociología y la política, en esta última, de manera
especial en el análisis del discurso (Cubilla Zadovsky, 2017).
El uso de cualquier lengua en la comunicación científica muestra una fuerte relación con la
lingüística. Castel (2010a) plantea dos aseveraciones: (1) la modelización lingüística, en particular, la
escritura de gramáticas formalizadas, procura dar cuenta de un aspecto esencial del
comportamiento lingüístico: el apareamiento sistemático de significados con significantes que
subyace en la producción y comprensión de textos; y (2) las características formales y el alcance
descriptivo de los modelos utilizados varían de acuerdo con las escuelas lingüísticas dentro de las
cuales se formulan, a veces, incluso dentro de una misma escuela. Ciertos aspectos lingüísticos y
formales de las publicaciones científicas, tales como, la preferencia en el uso impersonal del verbo
(escribir en tercera persona), predominio del párrafo breve, el estilo neutral no valorativo, así como
el uso de tecnicismos y la exclusión de extranjerismos innecesarios son característicos del uso
correcto del español (Alpizar Castillo, 2010; López-Navarro et al., 2015).
La variedad lingüística es un tema fundamental en la condición de la comunicación científica, por
tanto, surgen ciertos términos en relación a su uso, tales como: English for Science and Technology,
Scientific English, Technical English (expresiones en inglés) e inglés cnico o inglés científico-
técnico (en español), surgiendo de todo esto el término de English for Science and Technology, todo
ello, producto del predominio del inglés en la ciencia y la tecnología (Álvarez de Mon, 2001).
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La publicación en la lengua científica propia o dominante está determinada por diversas
motivaciones del propio investigador, basadas especialmente en una visión dinámica,
multidimensional y multinivel de la propia motivacn. Los factores que motivan a los
investigadores a la hora de publicar en revistas científicas son definidos por características
individuales tales como el género y la experiencia en investigación y publicación, en tanto que, la
publicación solo en idioma inglés frente al español en menor grado, está basada en fundamentos
sociales e ideológicos, lo que representa que las motivaciones observan las siguientes perspectivas:
psicológicas, sociológicas y racional-económicas (López-Navarro et al., 2015).
La expresión escrita es el canal que regularmente se usa para exponer los hallazgos de las
investigaciones, donde, su buen uso, ofrecela posibilidad de mostrar contenidos precisos para la
comunidad científica. La investigación no está completa hasta que sus hallazgos hayan sido
publicados una vez aceptados por las comunidades científicas. Toda comunicación científica está
constituida en dos aspectos específicos en la precisión y robustez de los escritos de esta índole
provenientes de procesos de investigación y en el aspecto lingüístico usado para expresar los
contenidos. En ambos casos, la falta de rigor pone en consideración la ausencia de calidad de los
trabajos de esta rama (Ruiz de Francisco y Alemán Méndez, 2003). Cualquier idioma en el que se
escriba un artículo científico, aunque no sea el propio, deberá ostentar la misma consistencia como
se hubiera sido expresado en la lengua propia (Castel, 2010b).
Posturas en defensa de publicar en la lengua propia
La postura relacionada a la defensa del uso de la lengua propia en las publicaciones científicas
(para el caso el idioma español), es que, si los investigadores llevan a cabo esta actividad de forma
sistemática en revistas de alto prestigio, será la única manera de posicionar a un país en el mapa de
las comunidades científicas. Esto significa, que conforme se consolide la publicacn de calidad en
el idioma propio, mayores posibilidades se tendrán de que esas fuentes tengan mayor divulgacn,
sean consultadas por otras comunidades científicas y contribuyan a su propio reconocimiento, de lo
contrario, nunca se consolidará la condicn de los países según su idioma (Díaz et al., 2001).
Estudiar la condición en el uso de la lengua materna resulta complejo y puede que lo sea, entre
otros motivos, porque este tema se relaciona directamente con otras especialidades, lo que da
necesariamente a la investigación un carácter pluridisciplinar, afirma Gaibrois Chevrier (2016), por
tanto, recomienda:
a) Reflexionar sobre el olvido de la lengua materna en un contexto general de bilingüismo o
plurilingüismo.
b) Realizar un estudio de caracterización lingüística del olvido del idioma materno.
c) Encontrar técnicas de mejora y de prevención de la degradación lingüística en un contexto
específico de docentes nativos del idioma.
Ante la disyuntiva de los investigadores científicos nativos del idioma español, acerca de comunicar
sus hallazgos en revistas de lenguas extranjeras con el fin de ampliar su comunicación, o bien,
recurrir al uso del idioma propio, aún con las limitaciones que ello implica, muchos consideran que
se debe apostar en publicar en la lengua propia. Stecher (2020) considera que existe un fenómeno de
minorización lingüística de la lengua española en el ámbito científico, entendida como un proceso a
una subordinación como efecto forzado y paulatino de la no aplicación del español por los
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científicos hablantes de ella. Este autor, junto con Cooke y Birch-Becaas (2009), consideran que la
reducción en el uso de esta lengua como medio de comunicación científica sucede bajo las
siguientes circunstancias:
a) Existe una condición de una lengua dominante, impuesta en los investigadores hablantes
de la lengua minorizada.
b) La minorización lingüística se consolida cuando los propios hablantes aceptan y ven a su
propia lengua como de poca utilidad.
c) Los investigadores se rigen por la idea de que el idioma inglés es la lengua franca de la
ciencia, situación apoyada por las estadísticas de publicación.
d) Publicar en idiomas de poca frecuencia en la investigación implica el riesgo de que las
publicaciones sean ignoradas.
e) No usar el idioma propio (en este caso español), por estar determinado por otra clase de
intereses de los propios investigadores científicos.
Algunos países hispanoparlantes, a través de sus organismos de regulación de la ciencia, con el fin
de suscitar la publicacn en su lengua materna, tienden a promover que se hagan revisiones
exhaustivas sobre el uso del lenguaje, esto con el fin de contribuir al mejoramiento de la aplicación
correcta de la lengua materna en cuanto a ortografía, redacción y expresión oral (López mez et
al., 2011). Estas preocupaciones surgen ante la consideración de que la traducción tiene relevancia
en la medida que, al pasar un texto, por ejemplo, de español al inglés, existen ciertas implicaciones
o imparcialidades, especialmente en la expresión del análisis de resultados, donde se tienen
dificultades para identificar equivalencias (Cooke y Birch-Becaas, 2009). Debe considerarse que, en
muchos idiomas, el origen de la información se destaca léxica o gramaticalmente en sus
expresiones, las cuales están relacionadas con la cultura, por lo que, quien traduce puede o no estar
relacionado con la persona que escribe (Cela Gutiérrez, 2018).
Una de las mayores problemáticas manifestadas en relación a la posibilidad de publicar en una
lengua distinta a la propia, es que no se tiene dominio suficiente de ella, lo que provoca algunas
dificultades y desigualdades a las que se enfrentan los investigadores no anglófonos a la hora de
desarrollar su actividad profesional en ámbitos donde prevalece el idioma inglés como lengua
franca en la comunicación científica (Pardal-Refoyo Et al.,2018).Las motivaciones que manifiestan
los investigadores de publicar en su propio idioma se muestran algo fragmentadas y se vinculan
principalmente con el razonamiento ideológico (defensa de problemas locales y el deseo de que
continúen existiendo revistas científicas en español) y sociales (responder a una solicitud o
invitación de una institución, asociación o editorial). Por tanto, existe una motivación mixta
expuesta entre aspectos afectivo-sociales, lo cual permite la comunicación con la comunidad
científica local (López-Navarro et al., 2015).
Otras defensas que se ofrecen sobre el uso del español se basan en propuestas negativas que se
evitan el buscar hacerlo en una lengua distinta, tales como:
a) Inclusión de cambios en los hábitos de publicación.
b) Alteracn de las agendas de investigación.
c) Pérdida de la pasión por investigar.
d) Minusvaloración de la docencia.
e) Aparición de ansiedad, el estrés y la depresión en los investigadores (Delgado pez-Cózar
et al., 2020).
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Los principales patrones de publicación de los investigadores hispanoparlantes son: sus fuentes de
consulta son tanto en español como en inglés; se decantan por el español y el inglés como lenguas
de publicación, aunque aceptan otros idiomas; seleccionan las editoriales y revistas donde publicar
atendiendo al prestigio, la especialización temática del medio y el no tener que pagar por publicar.
Además, la elección de las fuentes de publicación puede estar determinada, además de por el
idioma, por los factores de impacto e índice H (Ibáñez, 2018; Delgado López-Cózar et al., 2020).
El análisis del peso del español como idioma principal en las revistas científicas que se editan en el
propio ps del autor, es un asunto de amplia discusión y diversas polémicas, según sus propósitos
de uso. Puede decirse que la cobertura del español dentro del mapa mundial de la comunicación
científica, en definitiva, es importante, especialmente en algunos ámbitos disciplinares, sin
embargo, su presencia no es suficiente debido a intereses socioeconómicos y territoriales, como es el
caso de la medicina, la geología y el medio ambiente, así como en algunos campos de las ciencias
sociales y las humanidades. Esto justifica el valor real y potencial del español en el ámbito científico
(Plaza et al., 2018).
Postura en defensa de publicar en la lengua dominante de la ciencia
El uso del idioma dominante de la ciencia (en tiempos actuales, referido al inglés) en el
desarrollo de publicaciones científicas se basa en la apuesta firme por la adaptación lingüística al
entorno mediático global, la internacionalización de las revistas científicas y su apertura de
mercado, considerando que la lengua madre (en el caso de esta investigación, sobre el uso del
idioma español), ofrece las siguientes limitaciones: geográficas (baja presencia en regiones amplias),
políticas (inestabilidad de los sistemas y regímenes políticos), históricas (marcado etnocentrismo),
económicas (bajo desarrollo), sociales (considerado un idioma “colonizador”), tecnológicas
(limitada visibilidad) y científicas (bajo desarrollo) (Segarra Saavedra y Plaza Nogueira, 2011).
Las razones por las cuales se considera al idioma inglés la lengua dominante de la ciencia son: (1) el
notable desarrollo de la ciencia en países cuyo idioma oficial es el inglés, tales como: Estados
Unidos, Reino Unido, Canadá y Australia, principalmente; (2) las afecciones colaterales en la ciencia
europea a consecuencia de las guerras mundiales; y (3) la tendencia que muestran los
investigadores en países hablantes del idioma español (como es el caso de México, Colombia,
España, etc.) en su tendencia a continuar con la tradición de publicar en su propio idioma(Segarra
Saavedra y Plaza Nogueira, 2011).
Dado el impacto que representa el usar la lengua dominante, los investigadores científicos tienden a
emplear menos su propia lengua, ya que se considera que la publicación en la lengua propia ofrece
un valor inferior o no es tomada en cuenta dentro del perfil curricular del investigador y en su uso
por la comunidad científica internacional (Díaz et al., 2001). La publicación científica es el mayor
reto de los investigadores, por encima de la disciplina a la que pertenecen. Este tipo de productos se
convierten en la forma más objetiva de obtener reconocimiento y el idioma científico dominante es
una de las maneras más propicias para lograrlo, ya que esta lengua se considera un medio de
mejoramiento de la vida profesional del investigador científico y a su vez, se convierte en un agente
trasmisor de la cultura mundial y una forma de influir en mayor número de personas, también
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como un medio de fortalecer las posibilidades de desarrollo científico, cultural, económico y
humanístico (Niño-Puello, 2013).
El idioma inglés debe ser un reto para los investigadores científicos, pero como un lenguaje
adicional al propio, siempre y cuando se logre adquirir la competencia para escribirlo
correctamente. Esta condición resulta difícil, especialmente en las ciencias médicas o la química, en
relación con la expresión de lenguaje formulista y en la competencia fraseológica (Laso y John,
2017). La lectura de textos científicos en inglés se está convirtiendo en una necesidad cada día
mayor para los alumnos de licenciatura y posgrado como medio de acceso a una bibliografía
especializada en cada área de conocimiento específica, dado el creciente auge del inglés como
lengua científica universal (Fernández de Bobadilla Lara, 2000).
Es necesario identificar los niveles de visibilidad internacional de las revistas nacionales incluidas
en el sistema de revistas indizadas propia de cada país hispanoparlante, considerando para ello:
organismos responsables de las revistas, periodicidad, lengua en que se publican los textos y los
niveles de indización. Por ejemplo, en el caso de México se identificó que solo el 6.06% de las
revistas indizadas son en idioma inglés; 36.36% de las revistas son bilingües (español-inglés) y el
12.12% son multilingües (español, inglés, francés o portugués) (Rodríguez Gallardo, 2008). La
incorporación de algunos textos originales que combinan el componente académico con un
dominio científico particular puede verse como una oportunidad en la educación superior y, en
particular, en un contexto de inglés para fines específicos y académicos para capacitar a los
estudiantes para acceder a ejemplos auténticos del uso del idioma (Martínez Sáez, 2018). En otros
datos relacionados con los estudios cualitativos, sugieren que escribir artículos de investigación en
inglés, supone una dificultad añadida del 24% a los investigadores cuya primera lengua no es el
inglés, con respecto a escribirlos en su lengua materna. Se percibe como s difícil de escribir en
revistas en inglés en todas las áreas de conocimiento sin que el menor nivel de competencia
lingüística lo explique completamente (Moreno et al., 2012).
La publicación de trabajos científicos en inglés, especialmente por parte de las personas cuya lengua
materna es otra y/o quienes se encuentran en países no anglosajones, debe verse como una
manifestación de la globalización que ocurre en el mundo actual (Englander, 2009). Este autor ha
desarrollado investigaciones sobre el fenómeno de la influencia idiomática del inglés en la
comunicación de la ciencia, considerando:
a) Se carece de un marco teórico suficiente sobre políticas internacionales y nacionales
respecto al tema del uso de los idiomas como medios de comunicación científica.
b) La publicación de trabajos científicos en inglés, especialmente por parte de las personas
cuya lengua materna es otra, debe verse como una manifestación de la globalización que
ocurre actualmente, entendida como el proceso de transformación del mundo a través de
una serie de fuerzas económicas, tecnológicas, socioculturales y políticas.
c) Explorar el vínculo entre los procesos globalizadores y sociolingüísticos, por lo tanto,
permite un análisis más actualizado de las transformaciones de la producción de textos
científicos escritos por autores multilingües.
La globalización idiomática a través del inglés como lengua dominante se nota con mayor
notoriedad en disciplinas específicas como la salud, llegando a considerarse la única lengua “híper-
central”. Tal apogeo del idioma inglés en la ciencia durante el siglo XX se atribuye especialmente a
que, en el caso de las ciencias de la salud, previo a la Segunda Guerra Mundial, esta se escribía
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principalmente en alemán (de manera específica en comunidades de investigadores judíos de gran
influencia en la ciencia), donde al posicionarse el inglés como lengua científica franca, el Internet
provocó la generación de comunidades virtuales, siguiendo este idioma dentro de la funcionalidad
de los sistemas electrónicos (Larenas San Martín, 2016).
Otro aspecto que justifica la posibilidad de publicar en el idioma dominante en la ciencia, radica en
la inclusión de las publicaciones en las principales bases de datos, las cuales, a su vez, son
administradas por los mismos países desarrollados que mantienen el control sobre las principales
revistas científicas. Es por ello, que muchos investigadores establecen relación directa con similares
provenientes donde la lengua dominante en la ciencia es el idioma oficial, así posibilita la
participación en revistas científicas incluidas en las bases de datos de ciencia principal (Díaz Et al.,
2001). Las bases de datos bibliográficas internacionales (Web of Science y Scopus como las
principales) funcionan como repositorios para agregar y analizar producción científica, donde se da
la posibilidad de realizar estudios bibliométricos. Ambas bases de datos se convierten en los
escenarios idóneos en las disciplinas con predominio de publicaciones en lengua inglesa (Ardanuy,
2014).
Los investigadores se ven mayormente motivados a publicar en la lengua científica dominante,
principalmente en relación a aspectos utilitarios para comunicar sus resultados de investigación a la
comunidad científica internacional, así como, para la maximización de los beneficios no económicos
como el reconocimiento del trabajo de investigación y los aspectos de promoción profesional. La
publicación científica en inglés como lengua científica dominante desarrollada por los
investigadores provoca diversos efectos, tales como: (1) incentivar la investigación y evitar el
conformismo; (2) fomentar la imparcialidad, arbitrariedad y nepotismo; y (3) evitar caer en la
endogamia localista (Delgado López-Cózar, Feenstra y Pallarés-Domínguez, 2020).
La cuantificación del idioma inglés y su consolidación como lengua científica a escala mundial, se
ha convertido en un elemento representativo por su importancia dentro de esta comunidad. Los
aspectos relevantes identificados se relacionan con la solidez del sector editorial científico que
influye en la edición y distribución de revistas especializadas y las suficientes publicaciones
dirigidas a investigadores de distintos países (Plaza et al., 2018).
El impacto de la globalización se considera un factor fundamental en el auge de la lengua inglesa
como un elemento clave de la universalización idiomática. Esto ha provocado que el idioma inglés
se convierta en un medio para la articulación de ideas científico-técnicas de un mundo
internacionalizado en donde, las potencias económicas emplean este idioma. Para Legrá Martínez et
al. (2005), el idioma inglés como lengua internacional experimenta su desarrollo expansivo en la
comunicación de la ciencia, basado en los siguientes elementos:
a) Cada día son más las personas que se comunican en esta lengua.
b) Muchos autores científicos consideran a esta lengua como clave de la cultura global.
c) Hoy en día, para estar a tono con el desarrollo mundial, se vuelve necesario el dominio del
idioma inglés.
d) El acceso a los diversos medios de información científica y la revolución científico-técnica,
están determinadas por el uso de la lengua inglesa.
e) Las acciones de los países con alto desarrollo económico y social buscan acciones para
homogeneizar criterios, conceptos culturales y sistemas de valores, por tanto, las
publicaciones científicas se adhieren a esta condición.
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En el ámbito de la comunicación científica, distintos idiomas como el alemán, francés o inglés, han
alcanzado a lo largo de la historia un estatus de lenguas vehiculares. No obstante, la ciencia
contemporánea ha asistido a un notable incremento del uso del inglés para fines académicos, de
modo que en la actualidad los registros científicos escritos en otras lenguas son cada vez más
escasos. Como consecuencia, este hecho ha puesto de manifiesto algunas dificultades y
desigualdades a las que se enfrentan los investigadores no anglófonos a la hora de desarrollar su
actividad profesional en un contexto que perpetua el inglés como lengua franca en la comunicación
científica (López-Navarro, 2015). Para este autor, el efecto de la progresiva globalización lingüística
de la ciencia ha conllevado una creciente presión hacia la estandarización, no solo en el ámbito
lexicogramatical sino también en el semántico, textual y socio pragmático. En este sentido, se
muestra una progresiva “pérdida de dominio” en el ámbito científico que tiene como una de sus
principales consecuencias el empobrecimiento de este vocabulario en lenguas diferentes del idioma
inglés.
Debe considerarse que, en épocas recientes, los investigadores con habilidades multilingües han ido
gradualmente moviéndose hacia la publicación de sus hallazgos de investigación en inglés,
afrontando la situación de que este idioma no es su primera lengua. Lo cual provoca que se reduzca
su éxito en la capacidad de publicación. Los investigadores cuya lengua es el español, no han sido
la excepción, mostrándose en desventaja comparados con los que provienen del idioma inglés
(Moreno et al., 2012). Además, debe considerarse que los investigadores llegan a preferir el uso del
idioma inglés en sus publicaciones, teniendo en cuenta los siguientes factores: personales,
profesionales, demográficos, académicos, sentimentales, visiones, actitudes de preferencia,
experiencias pasadas exitosas, dificultad o limitaciones de publicación en su propio idioma, e
incluso, estrategias de aprendizaje, así como, haber recibido entrenamiento previo.
La promoción del idioma inglés en la comunicación científica, no necesariamente está relacionada
con influencia del texto completo del artículo sino de sus partes. Para ello, diversos autores han
identificado cómo algunas partes del artículo influyen en la visualización del conocimiento, tales
como:
a) El Abstract de un artículo se constituye en anuncio de la investigación” (Hlavacka, 2010),
donde se vuelve necesario mostrar la coherencia y significado del texto, a través de una
manifestación léxico-gramatical comprimida (París, 2010; París y Castel, 2010).
b) El apartado de discusión como parte relevante de un artículo científico (Miret (2010); (3) el
cuerpo del documento, en donde se muestre una relación coherente con el Abstract,
además de ser una organización jerárquica de las relaciones retóricas con las conclusiones y
consistencia con la comunidad científica a través del discurso (París y Castel, 2010).
c) La sección de Discusión, al ser escrita en idioma inglés, su influencia demanda la habilidad
para el lenguaje en relación con una persona ideal que usa este idioma como su lengua
nativa en una comunidad (científica) que tiene un discurso homogéneo (Diblasi, 2010).
En los países de habla española, publicar en su propia lengua los ha posicionado en condiciones de
desventaja, llevándolos a considerarse entidades conocidas como periféricas o semiperiféricas de la
concentración científica, ya que además de su baja visibilidad, estos pses se caracterizan por
observar problemas de infraestructura, restricciones de financiamiento y bajo acceso a fuentes de
información valiosas para sustentar investigaciones. Además, los criterios de evaluación y de
reconocimiento (especialmente económico) que emplean los sistemas nacionales de ciencia y
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tecnología (para el caso de México a través del Sistema Nacional de Investigadores), así como las
agencias de evaluación científica y las políticas científicas nacionales, tienden a considerar a las
revistas internacionales en inglés como un lugar preferente (López-Navarro et al., 2017).
Otros aspectos, a manera de cierre, sobre la justificación del uso del idioma inglés como medio de
comunicación científica se resumen en que la investigación científica representada en idioma inglés
demanda una descripcn retórico-lingüística plasmada a través de sus artículos, ya que como tal,
se convierte en el principal mecanismo buscado por los investigadores (Boccia, 2010); y la escritura
científica en idioma inglés, comprometen al investigador a expresar sus hallazgos con
responsabilidad en sus premisas, por lo que resulta complejo expresar con certeza ciertas
afirmaciones en un idioma distinto al propio (Rezzano, 2010).
Postura en defensa de publicar recurriendo al bilingüismo y multilingüismo
Tanto el bilingüismo como el multilingüismo son analizados desde diferentes perspectivas, sin
llegar a ser la propuesta mayormente desarrollada. La base de este planteamiento radica en la
posibilidad de que los investigadores participen en publicaciones científicas de manera alternada,
tanto en dos como en más idiomas, tanto de forma total como parcial. Esta corriente reconoce la
importancia que tienen las barreras lingüísticas en la intencn de escribir en otros idiomas, de
forma parcial o total, al grado que se han identificado revistas que indican: deseamos recibir
manuscritos originales que estén escritos en francés, aunque sea en mal francés” (Griffith y Savva,
2002).
Aunque se identifica poca evidencia en la defensa del multilingüismo como propuesta de
comunicación científica, esto ha propiciado la creciente incorporación a la comunidad internacional
de investigadores, cuya lengua materna no es el inglés, lo cual provoca un debate en usos, normas y
modos de entender la comunicación científica. López-Navarro et al.(2017) afirman que existen
fuertes tendencias a considerar que se debe defender el uso del idioma nativo, así como, otras
tendencias proponen el uso del inglés, pero sobre todo, ver la posibilidad de considerar al
multilingüismo como opción para mayor acceso a grandes poblaciones científicas y no científicas,
tal como lo reconoce Miró et al. (2016), quienes consideran que deben tomarse en cuenta los
esfuerzos que realizan las revistas científicas de países latinoamericanos incluidas en el Journal
Citation Report (JCR) en solicitar artículos en español, inglés e incluso multilingües.
Conclusiones y perspectivas
La elección del idioma que el investigador científico utiliza para comunicar sus hallazgos es un
acto voluntario. Cualquier decisión en la elección resulta correcta, especialmente cuando es tomada
considerando diversos elementos respecto a lo que resulte más conveniente, básicamente al
contemplar aspectos de habilidades y conocimientos, así como de funcionalidad y conveniencia a
favor de la comunicación científica y su impacto. Cierto es que la elección de la lengua en la
comunicación de la ciencia ofrecerá una influencia idiomática distinta, aunque no necesariamente
mejor.
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En el caso de los investigadores científicos mexicanos, puede resultar lógico considerar solo
publicar en su lengua madre (español), con lo cual se fortalecería el posicionamiento de este idioma
dentro del ámbito de la comunicación científica global, regularmente dominado por el idioma
inglés. Esta perspectiva se propone con mayor viabilidad ante la presión de generar contenidos
científicos ajustándose al lenguaje dominante de la ciencia, basada principalmente en indicadores
de impacto tangibles, más allá de una convicción personal.
La clasificación del idioma español como lenguaje minorizado de la ciencia, además de impropia,
puede resultar relativa en comparación con otros idiomas, cuya dimensión es menor (especialmente
aquellos que solo se hablan en un país pequeño o en poblaciones reducidas). Ante la condicn
idiomática de los países latinoamericanos, especialmente los hispanoparlantes, se vislumbra mayor
controversia al publicar en otro idioma (dominante o minorizado) ya que, en la propia lengua, en
ocasiones, este acto es considerado como un proceso de fuga de conocimiento, al servicio de otros
más que en favor de la contribución a su propio entorno científico y académico.
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