CARLOS LÓPEZ-MÉNDEZ, REY DAVID RUELAS-AYALA, ROSARIO RAUDEL SAÑUDO-TORRES, CELSO ARMENTA-LOPEZ Y JAIME ALBERTO FÉLIX-HERRÁN:
Influencia de diferentes sustratos orgánicos en la lombriz roja californiana (Eisenia foetida)
ctualmente, todos los sectores productivos generan grandes cantidades de
residuos orgánicos, como las excretas de animales, los residuos agrícolas, residuos
A
industriales, residuos humanos y lodos residuales. En algunos casos, estos residuos
tienen alguna aplicación, pero en la mayoría de los casos no son reutilizados, sino simplemente
quemados o arrojados a los basureros, ríos, lagos y océanos sin ningún tratamiento previo;
todo esto genera un impacto negativo al ambiente (Oei, 2003).
Una de las alternativas para el tratamiento
de estos residuos, es emplearlos como
sustratos para criar lombrices, y de esta
manera, contribuir a mitigar la contaminación
Munguía, 2009); los sólidos municipales y
residuos domésticos (Duran y Henríquez, 2009;
Gheisari et al., 2010); los residuos agroforestales
como la broza de café, residuos de banano,
restos de follaje ornamentales, aserrín y residuos
de pastos (Duran y Henríquez, 2009; Hernández-
Rodríguez et al., 2009). Debido a esta gran
diversidad de materia orgánica que se genera y
que puede emplearse como sustrato, es de
esperarse que haya variación en las propiedades
del humus y en el desarrollo y reproducción de
la lombriz, por lo que el objetivo de la presente
investigación fue evaluar la influencia de tres
diferentes sustratos orgánicos en la adaptación,
producción de lombricompost y reproducción de
la lombriz roja californiana.
(
Pattnaik y Reddy, 2009; Félix-Herrán et al.,
2010; Gheisari et al., 2010; Pramanik y Chung,
2010). Este proceso no solo elimina al desecho,
sino que del mismo modo se pueden generar
ingresos, debido a que la lombriz es utilizada
como alimento en la avicultura y piscicultura.
Además se puede producir un material útil como
abono que pueda ser empleado en los cultivos,
huertos familiares o en los jardines de las
comunidades rurales y urbanas (Rodríguez-
Dimas et al., 2008; Cruz-Lázaro et al., 2010;
Hatti et al., 2010).
La lombricultura es una tecnología que utiliza
una especie de lombriz domesticada para
transformar todo tipo de material orgánico en
humus, carne y harina de lombriz, como
productos finales (Morales-Munguía, 2009). En
general, se conocen alrededor de 3000 especies
de lombrices, sin embargo, la lombriz roja
californiana (Eisenia foetida) es de las más
usadas en la lombricultura debido a su rusticidad,
tolerancia a los factores ambientales, alta tasa
de crecimiento, alta eficiencia productiva y a su
fácil manejo (Guadarrama y Taboada, 2004;
Gheisari et al., 2010). En los últimos años, esta
técnica ha tomado gran importancia como una
solución más a los problemas de los residuos
orgánicos, y en base a esto han surgido trabajos
encaminados a estudiar el efecto de diferentes
tipos de residuos orgánicos en el desarrollo de
la lombriz y en la producción de lombricompost.
Entre estos residuos se encuentran los desechos
de animales como las excretas vacunas,
gallinaza, porcinaza y equinaza (Morales-
Materiales y Métodos
Precompostaje de la materia orgánica.
Se evaluaron tres mezclas de sustratos: 1)
rastrojo de frijol (planta y vaina secas) con
estiércol de bovino (1:1 p/p), con una relación C/
N de 29.37/1; 2) aserrín con estiércol de bovino
más un inóculo de aserrín-melaza-lactobacilos
de suero de leche (1:1:0.5 p/p), con una relación
C/N de 130.20/1; y 3) aserrín con estiércol de
bovino (1:1 p/p), con una relación C/N de 151.25/
1. El inóculo de aserrín-melaza-lactobacilos de
suero de leche se preparó en un recipiente de
20 L mezclando melaza y aserrín en relación 1:1
v/v. Como fuente de microorganismos se
agregaron 500 mL de suero de leche y 10 L de
H O. La mezcla se agitó manualmente y en el
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tapón del recipiente se le colocó el candado de
fermentación (consiste en colocar una manguera
de hule en un tapón horadado), dejándose en
reposo por cinco días. Todas las mezclas de
sustratos fueron sometidas a precompostaje por
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• Vol. VII, No. 2 • Mayo-Agosto 2013 •