Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable  
Artículo arbitrado  
Efectos de los plaguicidas utilizados para el  
control de la Sigatoka negra en plantaciones  
bananeras en México, así como su efecto en el  
ambiente y la salud pública  
Effect of pesticides used for control of black Sigatoka in banana plantations  
in Mexico, as well their effect on the environment and public health  
1,3  
2
XENIA MENA-ESPINO Y YENI COUOH-UICAB  
Recibido: Julio 27, 2015  
Aceptado: Septiembre 17, 2015  
Resumen  
Abstract  
Las plantaciones bananeras en México son fuente de generación  
de empleos, sin embargo, son afectadas por diversos patógenos,  
entre ellos Mycosphaerella fijiensis, causante de la enfermedad  
conocida como Sigatoka negra. El principal método de control de  
este patógeno es a base de fungicidas sintéticos, de tipo  
preventivo o sistémico. El número de aplicaciones de éstos en las  
plantaciones bananeras varían en un rango de 10 a 45 por año. El  
principal riesgo del uso frecuente y excesivo de estos compuestos  
es la generación de resistencia como la que actualmente se  
observa en M. fijiensis ante la acción de los fungicidas. En esta  
revisión se presentan algunos estudios sobre la resistencia de M.  
fijiensis a los fungicidas y los efectos que éstos generan sobre el  
ambiente y salud humana en plantaciones bananeras de México.  
In Mexico, banana plantations are a source of employment, but  
they are affected by pathogens such as Mycosphaerella  
fijiensis, causal agent of the disease known as black sigatoka.  
The main control method for this pathogen is by synthetic  
fungicides of the preventive or systemic type. The number of  
fungicide applications in banana plantations vary from 10 to 45  
per year. The main risk derived by the excessive and frequent  
use of these compounds is the generation of resistance, as it  
has currently been observed in M. fijiensis by the action of the  
fungicides. In this review, some studies on resistance M. fijiensis  
to fungicides are presented, and the effect of these fungicides on  
the environment and human health in banana plantations in Mexico.  
Keywords: pesticides, banana, environment, health.  
Palabras clave: plaguicidas, plátano, ambiente, salud.  
Introducción  
l plátano es uno de los cultivos más importantes en la agricultura mexicana, ocupa el  
segundo lugar de la producción en frutas tropicales; la importancia de este cultivo  
radica en su uso alimentario, su alto valor nutritivo rico en potasio, hierro y vitamina K,  
E
además de su precio bajo, sabor agradable y disponibilidad todo el año (COVECA-SAGARPA,  
010). En México, los principales estados productores de plátano son Chiapas, Tabasco,  
Veracruz, Colima y Jalisco. En el 2013 se obtuvo una producción de 2,127,772.29 toneladas  
de fruta, con un ingreso de $ 5,411,964,860 (SIAP, 2013).  
2
_
________________________________  
1
Investigador de Cátedra CONACYT-División de Ciencias Básicas e Ingeniería, UniversidadAutónoma Metropolitana-Unidad Iztapalapa.  
San Rafael Atlixco 186, Vicentina, Iztapalapa C.P. 09340 Ciudad de México, D.F. (+52) 55 5804 4600 (ext. 1102).  
Laboratorio de Biología Molecular. Departamento de Ingeniería Bioquímica, Instituto Tecnológico de Celaya, Ave. Tecnológico y A,  
García Cubas s/n, col. FOVISSSTE. C.P. 38010. Celaya, Gto, Mexico.  
2
3
Dirección electrónica del autor de correspondencia: xmenaes@conacyt.mx.  
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A nivel nacional los estados con mayor uso  
de plaguicidas son: Sinaloa, Chiapas, Veracruz,  
Jalisco, Michoacán, Tabasco, Estado de México,  
Puebla y Oaxaca. En estas regiones se aplica  
el 80% del total de plaguicidas usados en el país  
Existen también fungicidas sistémicos locales,  
los cuales son un grupo intermedio de fungicidas  
y entre éstos se encuentra el Tridemorf (Calixin)  
(Martínez-Bolaños et al., 2012) (Cuadro 1).  
Cuadro 1. Fungicidas utilizados para el control de la Sigatoka  
negra.  
(Albert, 2005). Entre estos estados, Chiapas,  
Veracruz y Tabasco también son reconocidos  
por ser los principales productores de banano  
y de plátano.  
Modo de  
acción  
Dosis de  
P.F/ha*  
Grupo químico Nombre común  
DMI's  
Propiconazol  
Tebuconazol  
Difenoconazo  
Fenbuconazoll  
Flutriafol  
Sistémico  
Sistémico  
Sistémico  
Sistémico  
Sistémico  
Sistémico  
0.4 l  
0.4 l  
0.4 l  
0.3-0.5 l  
0.4 l  
0.8 l  
Plaguicidas utilizados en  
plantaciones bananeras para el  
control de la Sigatoka negra  
El uso de plaguicidas para el control de  
plagas y enfermedades es una práctica  
frecuente en plantaciones bananeras. La  
aplicación de fungicidas en las grandes  
plantaciones bananeras se lleva a cabo por  
avionetas, y en las pequeñas plantaciones, con  
mochilas de aspersión. Se estima que durante  
el año 2010, los productores mexicanos de  
plátano gastaron más de 55 millones de dólares  
en la compra de fungicidas, con base a un costo  
aproximado de 1100 dólares por hectárea (Marín  
et al., 2003).  
Epoxiconazol  
Benzimidazoles Benomyl  
Carbendazim  
Sistémico  
Sistémico  
Sistémico  
400 g  
280 g  
280 g  
Metiltiofanato  
Aminas  
Tridemorf  
Spiroxamina  
Sistémico  
Sistémico  
0.6 l  
0.4 l  
Anilopirimidinas Pyrimethanil  
Sistémico  
0.4-0.6 l  
Estrobilurinas  
Azoxistrobin  
Trifloxistrobin  
Piraclostrobin  
Sistémico  
Sistémico  
Sistémico  
0.4-0.6 l  
Ditiocarbamatos  
Mancozeb  
Clorotalonil  
Cobre  
Protectivo  
Protectivo  
Protectivo  
2.0- 5 l  
1.5-2.5 l  
1.0 l  
Derivados de  
isoftalonitrilo  
Debido a que la Sigatoka negra se  
encuentra distribuida en la mayoría de todas las  
zonas bananeras del mundo (Gavilan, 2013),  
para su control se usan fungicidas sintéticos  
de tipo preventivos y sistémicos. Los fungicidas  
preventivos como Clorotalonil y Mancozeb,  
tienen como función básica la prevención de la  
enfermedad, impidiendo la germinación de las  
esporas de los hongos. Suelen ser de amplio  
espectro, excepto el azufre (antioídio). No  
eliminan al hongo si ha penetrado en los tejidos  
vegetales, por lo que hay que tratar antes de la  
infección (Guzmán et al., 2004, Pérez et al.,  
Inorgánicos  
*P.F. producto formulado por hectárea.  
Fuente: Modificado de FRAC, 2010.  
Resistencia de Mycosphaerella  
fijiensis a fungicidas  
Como ya se había mencionado anterior-  
mente, uno de los grandes problemas  
generados por el uso excesivo de los  
plaguicidas en las plantaciones es la resistencia  
que ha adquirido el patógeno a estos  
compuestos. Entre los diferentes mecanismos  
de resistencia se encuentran: 1) alteraciones  
en el sitio blanco, lo cual ocasiona la reducción  
de la sensibilidad del organismo al producto  
químico, 2) modificaciones en la vía metabólica,  
lo que evita que el compuesto llegue a su sitio  
de acción, 3) desactivación metabólica del  
2013). Mientras que los fungicidas sistémicos  
Benomil, Propiconazol, Fusilazol, Fenbucona-  
zol, Tebuconazol, Hexaconazol, Ciproconazol  
y Azoxystrobina, tienen capacidad de  
desplazamiento por el interior de la planta, a  
través de la savia, y controlar la infección en  
fases más tardías (Guzmán y Romero, 1997).  
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fungicida, y 4) excreción del fungicida (Van den  
Bosch et al., 2014). Cuando el mecanismo de  
resistencia es la modificación genética del sitio  
de acción del fungicida, esta modificación es  
generada por un cambio en la secuencia  
genética codificadora de la enzima o proteína  
que constituye el sitio de acción en el hongo.  
De acuerdo a este criterio, los fungicidas  
pueden tener un sitio de acción múltiple  
La aplicación de los plaguicidas es  
fuertemente afectada por las condiciones  
climáticas del lugar donde se encuentra la  
plantación; en el caso particular del estado de  
Tabasco, el manejo químico de la Sigatoka negra  
requiere de entre 48 a 52 aplicaciones de  
fungicidas por año, principalmente de  
mancozeb, propiconazol y tridemorf, por lo cual  
hay riesgo de desarrollo de resistencia del  
patógeno a estos plaguicidas (FRAC, 2010). En  
Veracruz, el número de aplicaciones es de 20 a  
25. En el Pacífico Centro, el número de  
aplicaciones de fungicidas sistémicos-  
protectante, para el control de Sigatoka negra  
es variable, sin embargo, con los fungicidas  
protectantes Mancozeb o Clorotalonil se realizan  
entre 30 a 35 aplicaciones por año (Ramírez y  
Rodríguez, 1996).  
(
(
ejemplo carbamatos) o sitio específicos  
ejemplo triazoles) (Zhan et al., 2014). En el  
año 2010 el Comité deAcción para Resistencia  
a Fungicidas (FRAC) actualizó sus recomen-  
daciones para la aplicación de cada clase de  
fungicidas.  
La resistencia de M. fijiensis a estrobilurinas,  
es un problema para países como Colombia,  
Costa Rica, Guatemala y Panamá. En los años  
2
007-2009, el patógeno mostró diferente  
Como consecuencia de las aplicaciones  
constantes, en un estudio realizado por  
Martínez-Bolaños et al. (2012), se determinó  
que cepas aisladas de Mycosphaerella fijiensis  
presentaron resistencia a propiconazol y  
susceptibilidad a tridemorf. También se han  
aislado cepas de M. fijiensis con resistencia a  
benomyl, propiconazol y azoxystrobin,  
mostrando estas cepas altos niveles de  
agresividad sobre las plantas de banano (Chin  
et al., 2001). Mientras que existen efectos  
diferentes en otras cepas, tal como es la cepa  
C1233 de M. fijiensis que mostró resistencia a  
Mancozeb y susceptibilidad a Benomilo (Couoh-  
Uicab et al., 2012).  
sensibilidad a inhibidores de demetilación como  
el bitertanol, difenoconazol, epoxiconazol,  
fenbuconazol, miclobutanil, propiconazol,  
tebuconazol, tetraconazol y triadimenol.  
Mientras que con el grupo de las aminas  
espiroxamina, fenpropimorf y tridemorf, la  
sensibilidad de M. fijiensis a estos compuestos  
es alta y no ha cambiado en los últimos dos  
años. La resistencia de M. fijiensis a los  
fungicidas inhibidores del citocromo bc1 o QoIs  
(
por sus siglas en inglés Quinone Outside  
Inhibitors) como: pyraclostrobin, trifloxystrobin  
y azoxystrobin, se ha reportado en Ecuador,  
Belice, Colombia, Guatemala y Costa Rica. No  
obstante, en Filipinas las cepas de M. fijiensis  
muestran alta sensibilidad a los QoI. Por otra  
parte, en Costa Rica se ha reportado una  
reducción en sensibilidad a guanidinas y a  
inhibidores de la succinato deshidrogenasa, ya  
que las cepas se hacen resistentes a estos  
compuestos (FRAC, 2010; Churchill, 2011).  
En otro estudio, se aislaron 40 cepas de  
M. fijiensis de plantaciones con programas de  
manejo semi-intensivo y rústico y se evaluó su  
sensibilidad a seis fungicidas: fludioxonil,  
vinclozolina, azoxystrobin, carbendazim,  
propiconazole y mancozeb. Los resultados  
indicaron que las cepas provenientes de  
plantaciones con manejo semi-intensivos  
tuvieron una pérdida de sensibilidad a los  
fungicidas azoxystrobin, carbendazim y  
propiconazole, respecto a los aislados de  
manejo rústico. Sin embargo, se encontró que  
las cepas tienen tolerancia al Mancozeb,  
En el caso de México, los fungicidas más  
usados para el control de la Sigatoka negra son:  
Mancozeb, clorotalonil, benzimidazol, imazalil,  
triazoles, estrobirulinas, y anilinopirimidinas  
(Orozco-Santos et al., 2001; Aguilar-Barragán  
et al., 2014, Hanada et al., 2015).  
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plantaciones bananeras en México, así como su efecto en el ambiente y la salud pública  
mientras que el fludioxonil y vinclozolin no fueron  
funcionales para el control de la enfermedad con  
estas cepas (Aguilar-Barragán et al., 2014). Las  
diferencias en las resistencias a los plaguicidas  
nos permiten observar que la resistencia a  
fungicidas es un factor crítico que limita la  
eficiencia de los programas de manejo  
integrado del hongo, al incrementar dosis o  
frecuencia de las aspersiones.  
acompañado de subproductos como son los  
metales Zinc y Manganeso, que en dosis  
mayores de los requeridos por el suelo son una  
fuente de contaminación en las plantaciones.  
En el 2010, Geissen y colaboradores,  
realizaron un estudio para evaluar el efecto del  
mancozeb 2.5 kg ha-1, semana-1, 10 años, en  
suelos de una zona bananera ubicada en el  
estado de Tabasco. Los resultados obtenidos  
mostraron que existe una severa acumulación  
de Mn, y ETU, en las zonas de aplicación y áreas  
circundantes, lo que representa un grave riesgo  
para el ambiente y la salud.  
Efectos de los fungicidas utilizados  
en plantaciones bananeras sobre el  
ambiente y la salud humana.  
A pesar de la importancia económica y  
social de las plantaciones bananeras en nuestro  
país, la protección a la salud de los trabajadores  
ha sido pasada por alto, en términos de  
enfermedades evitables (Maroni et al., 2006).  
La toxicidad de los plaguicidas, así como  
los esquemas de aplicación y el mal uso que  
se hace de los mismos, genera riesgos para la  
sobreviviencia de la biodiversidad en los  
agroecosistemas. En México existen pocos  
estudios realizados sobre los efectos de los  
fungicidas empleados en las zonas bananeras  
sobre el ambiente y la salud, a pesar de que  
esto constituye uno de los problemas  
ambientales más urgentes en países tropicales  
Estos compuestos químicos afectan la  
salud de los trabajadores, desde las personas  
que realizan las aplicaciones, a los que  
manipulan el producto para su venta, hasta las  
personas que viven en zonas aledañas. La  
solubilidad de algunos plaguicidas afectan los  
mantos acuíferos y otros son dispersados por  
el aire hasta las casas cercanas a las  
plantaciones (Trejo-Acevedo et al., 2014).  
(Bravo et al., 2011).  
Las numerosas aplicaciones de fungicidas  
en las plantaciones de zonas tropicales pueden  
ocasionar riesgo de acumulación de estos  
químicos en suelos, agua y organismos. Por  
su larga persistencia pueden depositarse en el  
suelo, bioacumulándose en las plantas, las  
cuales posteriormente pueden ser consumidos  
directamente por el ganado o el ser humano (Niti  
et al., 2013).  
En algunos países de América Latina y  
África, los racimos de plátanos y bananos son  
protegidos por bolsas con mallas que contienen  
clorpirifós, ya que este químico evita el ataque  
de ciertos insectos durante el crecimiento de  
los racimos (Aguirre-Buitrago et al, 2014). Sin  
embargo, este plaguicida tiene un grave efecto  
nocivo, el cual está asociado con efectos  
neurológicos en niños. Las exposiciones de  
clorpirifós en mujeres embarazadas se han  
relacionado con bajo peso en recién nacidos  
Respecto a la descomposición de los  
fungicidas en el ambiente, es variable, por  
ejemplo, el mancozeb tiene una vida media en  
el suelo de 17 días, pero su descomposición  
en el ambiente vía fotólisis, hidrólisis o  
descomposición biológica, genera un producto  
de degradación que es la etilenotiourea (ETU),  
compuesto altamente tóxico que afecta el  
sistema digestivo, la glándula tiroides y es  
cancerígeno (Shukla y Arora, 2001). Una  
característica importante de este metabolito es  
su alta solubilidad en suelo y agua (Paro et al.,  
(
Perera et al., 2003; Eskenazi et al., 2004).  
Además, los niños expuestos al clorpirifós en  
el útero también son más propensos a tener  
retrasos en el desarrollo mental y motor  
(Rodríguez et al., 2006; Rauh et al., 2012). Su  
uso para el control de plagas en zonas urbanas  
ya fue prohibido hace una década en los  
Estados Unidos, sin embargo, en México sigue  
siendo empleado de forma común (USEPA,  
2002; Domínguez et al., 2009).  
2012), además de que tiene un tiempo mayor  
de degradación que el mancozeb. Aunado a  
esto, al momento que se solubiliza va  
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plantaciones bananeras en México, así como su efecto en el ambiente y la salud pública  
Otro fungicida empleado comúnmente en  
México en plantaciones bananeras es el  
clorotalonil, que aunque en nuestro país no se  
han estudiado sus efectos sobre la salud  
humana, en Panamá se ha comprobado su  
efecto sobre los trabajadores de plantaciones  
de plátano, quienes presentan dermatitis  
pigmentada de tipo crónico (Penagos, 2002).  
En el caso de los carbamatos, éstos tienen  
efectos dañinos sobre la salud humana y el  
ambiente. Entre los carbamatos más difundidos  
comercialmente se encuentre el carbofuran, el  
cual debido a su peligrosidad ya fue prohibido  
en Europa, mientras que en Estados Unidos  
está en análisis su prohibición, sin embargo, se  
sigue utilizando sin ninguna restricción en  
América Latina (Jamal et al., 2002; Eddleston  
et al., 2006).  
Prevención, detoxificación y  
biorremediación de los plaguicidas  
en suelos  
Considerando el daño que los plaguicidas  
provocan, la mejor manera para evitar o  
disminuir sus efectos sería la prevención de su  
uso, para ello existen acciones que pueden  
ayudar y son: tener un control integrado de  
plagas, realizar un uso de dosis mínimas de  
plaguicidas, llevar a cabo la aplicación adecuada  
de plaguicidas, selección de plaguicidas con  
escaso efecto residual, alternancia de  
plaguicidas y la implementación de buenas  
prácticas agrícolas en las plantaciones  
bananeras, tales como la de plantar diferentes  
variedades de banano o plátano y cultivos  
rotativos para reducir la posibilidad de  
infestación de plagas, usar trampas con  
feromonas para atraer y combatir algunos  
insectos, cavando trincheras alrededor de las  
plantas de banano, eliminar plantas enfermas  
con la mano para reducir la propagación de  
plagas y enfermedades, y aumentar la materia  
orgánica y microorganismos benéficos para  
fortalecer las plantas y mejorar la salud del suelo  
Se sabe que la exposición humana a los  
plaguicidas durante plazos largos puede  
ocasionar cáncer, problemas de fertilidad,  
malformidades, bajo peso al nacer,  
inmunosupresión, daño al sistema respiratorio,  
alergias, hipersensibilidad, daño al sistema  
nervioso, desórdenes neurológicos de  
comportamiento y desarrollo, pérdida de la  
memoria a corto plazo y problemas derma-  
tológicos (Rauh et al., 2012; Woignier et al.,  
(Badii y Abreu, 2006; Ibarra et al., 2006).  
Otra manera para evitar el daño de los  
plaguicidas es mediante la remoción de  
contaminantes, lo cual está limitado por la baja  
solubilidad de los compuestos orgánicos  
hidrofóbicos (HOC por sus siglas en inglés)  
presentes en el suelo. Una técnica para  
disminuir la concentración de plaguicidas en el  
ambiente es mediante la detoxificación de los  
suelos, esto puede ser por medio de la  
plantación de cultivos tolerantes a las plagas.  
También se ha propuesto la adición química de  
compuestos que faciliten la eliminación de  
plaguicidas y la irrigación con agua para acelerar  
el proceso de eliminación de plaguicidas, sin  
embargo, si el suelo es lo bastante permeable,  
se puede inducir la lixiviación del plaguicida, con  
el consiguiente riesgo de contaminación de los  
mantos acuíferos.  
2
014) (Figura 1). Sin embargo, en México  
prácticamente no se han realizado estudios  
sobre el efecto en la salud de los plaguicidas  
empleados en plantaciones bananeras.  
Figura 1. Síntomas de envenenamiento por la penetración de  
un plaguicida químico al ser humano (Modificado de Neme et  
al., 2010).  
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plantaciones bananeras en México, así como su efecto en el ambiente y la salud pública  
Existen también metodologías agronómicas  
que facilitan la inactivación y eliminación de los  
plaguicidas del suelo, y una propuesta que está  
tomando auge en los últimos años es la  
biorremediación del suelo mediante el uso de  
microorganismos (bacterias y hongos), con  
capacidad para degradar los plaguicidas y/o sus  
metabolitos (Odukkathil y Vasudevan, 2013;  
Fulekar, 2014).  
mencionar que para que esta técnica sea  
eficiente se depende de los siguientes factores:  
estructura del plaguicida, concentración del  
plaguicida, pH del suelo, salinidad del suelo,  
contenido de materia orgánica del suelo,  
contenido de humedad, temperatura, capacidad  
de disipación del plaguicida y componentes  
bióticos del suelo. Estos factores permitirán un  
buen desarrollo de los microorganismos que  
degradan los contaminantes (Torres-Rodríguez,  
Biorremediación de áreas  
2003). Entre las investigaciones futuras de los  
contaminadas con plaguicidas  
microorganismos degradadores de los  
plaguicidas y otras herramientas de remedia-  
ción que podrían ser utilizados para limpiar  
suelos contaminados, se debe tomar la acce-  
sibilidad del plaguicida en la microestructura del  
suelo, ya que éste interviene en la fijación,  
distribución del plaguicida en el suelo y el  
desarrollo de la comunidad microbiana que se  
desarrolla en él (Romeh y Hendaw, 2014).  
Esta opción aprovecha la composición  
química de los plaguicidas, cuya estructura  
constituye una fuente de carbono y de  
electrones para diversos organismos presentes  
en el suelo (Chowdhury et al., 2008), tales  
como: Rhodococuss sp., bacteria capaz de  
degradar las triazinas a nitrato. Durante un  
ensayo de biorremediación con dicha bacteria  
se generó 30% de nitrito, 3.2% óxido nitroso,  
Se requieren evaluaciones para considerar  
la persistencia del plaguicida en el suelo y así  
determinar la pérdida del contaminante. Para  
realizar la estimación cuantitativa se requieren  
modelos matemáticos mediante programas de  
cómputo que usan parámetros referentes al  
lugar, suelo, cultivo, tratamientos, información  
meteorológica, etc. En caso de no poder hacer  
una cuantificación de este tipo, una valoración  
cualitativa de contaminación potencial de los  
plaguicidas de aguas superficiales o  
subterráneas es posible usando los índices de  
adsorción y persistencia. Esto permitirá conocer  
la eficiencia de los métodos que se están  
empleando para descontaminar el suelo  
(Castillo et al., 2003).  
10% amonio y 27% formaldehído (Fournier et  
al., 2002). Otros microorganismos que han sido  
reportados por su capacidad para biorremediar  
son: Aspergillus fumigatus, A. niger, A. terreus  
y Absidia corymberifera, aisladas de suelos  
contaminados con plaguicidas, dichos  
organismos mostraron capacidad degradadora  
del herbicida metribuzin (Torres-Rodríguez,  
2003). En un estudio se observó que la bacteria  
Pseudomona putida ha demostrado ser  
adecuada para degradar el plaguicida  
Mancozeb, por lo que se considera como  
promisoria para usos en biorremediación  
(Pirahauta et al., 2006)  
El impacto de los procesos de  
biorremediación en un suelo contaminado con  
plaguicidas depende de la comunidad  
microbiana que haya tolerado y desarrollado en  
él, ya que tienen un papel esencial en el ciclo  
biogeoquímico del suelo y en el ecosistema. Se  
puede tratar el suelo por organismos autóctonos  
Conclusión  
El manejo de plaguicidas implica riesgos  
importantes y requiere, en cualquier país,  
políticas claras de reducción en su uso para  
eliminar o disminuir la exposición ambiental y  
de la población en general a estas sustancias.  
Se requieren iniciativas principalmente en los  
países en desarrollo como México, que cuentan  
con poca inversión en investigación, tienen  
(
atenuación natural) o bien añadiendo  
microorganismos caracterizados por poder  
degradar el tipo de contaminante del suelo  
(bioaumentación) (Mercier et al., 2013). Cabe  
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plantaciones bananeras en México, así como su efecto en el ambiente y la salud pública  
COUOH-UICAB, Y., Islas-Flores, I., Kantun-Moreno, N., Zwiers, L.,  
Tzec-Simá, M., Peraza-Echeverría, S., Brito-Argaez, L.,  
Peraza-Echeverría, L., Grijalva-Arango, R., James, A.,  
medidas de seguridad débiles para la protección  
del ambiente y la salud y sus programas de  
monitoreo ambiental son limitados. Nuestro país  
no cuenta con estadísticas exactas sobre el uso  
de plaguicidas (cantidad por cultivo y por región)  
y ni los efectos de la toxicidad y comportamiento  
ambiental de éstos que permitan evaluar la  
vulnerabilidad ambiental, así como de los  
riesgos sobre la salud humana asociados con  
el uso de dichos productos. Debido a ello, es  
importante tener estrategias que contrarresten  
el uso excesivo de plaguicidas, para evitar el  
desarrollo de resistencia en las cepas,  
descontaminar los sitios afectados y a la vez  
que las instancias correspondientes realicen  
evaluaciones, medidas de prevención para no  
afectar el ambiente y la salud.  
Rodríguez-García, C. and B. Canto-Canché. 2012. Cloning, in  
silico structural characterization and expression analysis of  
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