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Resumen
La alta incidencia de plagas en el cultivo de chile ha causado un alar-
mante aumento en el uso de productos químicos para su control. Con
el objetivo de identificar los plaguicidas y programas de control de pla-
gas utilizados en la zona y calcular el impacto que ejercen sobre el
medio ambiente y los riesgos contra la salud humana, se aplicaron en-
cuestas a productores de chile de la zona Jiménez-Villa López en los
ciclos agrícolas 2001 y 2002. Se determinó el cociente de impacto
ambiental (CIA) para cada plaguicida y se calculó el impacto ambiental
en campo (IAC). Se identificaron 16 diferentes programas de control de
plagas y 48 productos plaguicidas, de los cuales 26 fueron insectici-
das/acaricidas, 20 fungicidas/bactericidas y 2 herbicidas. El impacto
ambiental generado por fungicidas/bactericidas es mayor al generado
por insecticidas/acaricidas. De los insecticidas/acaricidas, endosulfan
(82.3% de la superficie cultivada) y clorpirifos (49%) son los más em-
pleados en la producción de chile. En el caso de los fungici-das,
oxicloruro de cobre (66.3% de la superficie) y mancozeb (64.6%) son
los que más se emplean. El 37.5% de los programas de manejo ejerce
una fuerte presión ambiental (IAC > 550); el 25% un IAC entre 300 y
500, y el 37.5% un IAC <290. El manejo que se realiza de algu-nos
productos como endosulfan (IAC= 43 a 85), clorpirifos (IAC=27 a 40),
oxicloruro de cobre (IAC=16 a 117) y mancozeb (IAC= 37 a 299) está
generando serios incrementos en los índices de impacto ambiental.
Palabras clave: Capsicum annuum, Control químico, Manejo Integra-
do de Plagas, Toxicología.
Abstract
Pepper crops have a high pest incidence which requires
increased use of chemical products for control. To identify
pesticides and pest management programs used in pepper
crop and to evaluate the pesticides environmental impact
on health risk, questionnaires were supplied to producers
in the Jiménez-Villa López agricultural zone during the 2001
and 2002 agricultural cycles. Pesticides environmental im-
pact quotient (EIQ) and field environmental impact were
calculated. 48 products were identified, 26 insecticides/
acaricides, 20 fungicides/bactericides and 2 herbicides.
Endosulfan and chlorpyrifos were the insecticides most
widely used in the production of pepper (82.3% and 49% of
the cultivated area, respectively). Copper oxiclorure and
manco-zeb were the most used fungicides (66.3% and
64.6% of the cultivated area, respectively). 37.5% of pest
management programs exert a strong environmental pres-
sure (EIQ> 500), 25% an EIQ between 300 and 500, and
37.5% an EIQ <290. Pepper crop management using some
products such as endosulfan (EIQ=43 to 85), chlorpyrifos
(EIQ=27 to 40), copper oxiclorure (EIQ=16 to 117) and
manco-zeb (EIQ=37 to 299) may seriously impact the envi-
ronment of the region.
Keywords: Capsicum annuum, chemical control, inte-
grated pest management, toxicology.
Manejo de plagas en el cultivo de chile
y su impacto ambiental en la zona
agrícola de Jiménez-Villa López,
Chihuahua, México
Pest management in the pepper crop and their
environmental impact in the Jiménez-Villa López,
Chihuahua, México agricultural zone
CÉSAR GUIGÓN-LÓPEZ1,*, PABLO ANDRÉS GONZÁLEZ-GONZÁLEZ1
Medio ambiente y desarrollo sustentable Artículo científico
Recibido: Marzo 12, 2007 Aceptado: Agosto 20, 2007
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__________________________________
1Investigadores del Centro de Investigación para los Recursos Naturales, CIReNa, Antigua Normal Rural, Salaices, Chihuahua, México,
C.P. 33941, teléfonos: (629) 534-6023 y 534-6048.
*Dirección electrónica del autor de correspondencia: guigonlc@yahoo.com.mx.
CÉSAR GUIGÓN-LÓPEZ, PABLO ANDRÉS GONZÁLEZ-GONZÁLEZ: Manejo de plagas en el cultivo de chile
y su impacto ambiental en la zona agrícola de Jiménez-Villa López, Chihuahua, México
Introducción
n el estado de Chihuahua se cultivaron en los últimos años de 18 a 20 mil hectá-
reas de chile (Capsicum annuum L.), hortaliza que anualmente aporta a la econo-
mía estatal alrededor de 928 millones de pesos (Secretaría de Desarrollo Rural,
E
2002; Lujan y Chávez, 2003). La alta incidencia de plagas afecta el desarrollo y rendi-
mientos del cultivo causando serias pérdidas económicas, lo que ocasiona que el em-
pleo de plaguicidas químicos sea la medida de control más utilizada y que dentro de las
prioridades a resolver en este cultivo se considere el control de plagas y el impacto
ambiental del mismo (SIVILLA, 2001). De aquí se deriva la necesidad de contar con
herramientas que describan los riesgos que el uso de plaguicidas provoca.
Los plaguicidas son productos que han
permitido mejorar la productividad agríco-
la, sin embargo su toxicidad inherente y el
uso inadecuado han ocasionado que ejer-
zan diversos efectos adversos a la salud
humana y a la vida silvestre (Segura, 1998;
Castro et al., 2000; Bravo, 2002) y conta-
minación de los acuíferos superficiales, de
los alimentos y del suelo (Granados y Pé-
rez, 1995). Las investigaciones realizadas
para medir el impacto de plaguicidas so-
bre los ecosistemas han demostrado que
estos productos influyen en la diversidad
de especies, en la cadena alimenticia, flu-
jo de energía, ciclos de nutrientes, genética
de los organismos y en general en la esta-
bilidad del sistema (Granados y Pérez,
1995). Estas investigaciones, sin embargo,
se han dirigido a determinar el grado de
contaminación del agua, aire y tierra, sin
reconocer plenamente la interacción de es-
tos factores como un todo. Los estudios de
impacto ambiental son análisis más com-
pletos, pues estiman las consecuencias
que tienen las decisiones de manejo sobre
uno o más de los indicadores ambientales
(Ramírez y Jacobo, 2002). Estos estudios
son un respaldo básico en los procesos de
producción agrícola, sobre todo cuando se
trata de incorporar procesos sustentables
dentro de la producción agrícola.
El comportamiento de los plaguicidas
en el ambiente es muy variado y depende
del tipo de compuesto, de su vida media,
de su solubilidad en el agua y de las con-
diciones del medio en que se encuentra y
la persistencia del producto en el ambien-
te y su toxicidad (Mergalef, 1991; Granados
y Pérez, 1995; Moroz, 1999). Por estas ra-
zones, los estudios de impacto ambiental
se realizan sobre la base del comporta-
miento del plaguicida en cuanto a: 1) toxi-
cidad aguda para el ser humano y anima-
les domésticos, 2) toxicidad general para
organismos indicadores de contaminación
ambiental, y 3) persistencia en el ambien-
te (Metcalf, 1994). Una herramienta útil
para medir el impacto ambiental por plagui-
cidas son los indicadores de riesgo, los cua-
les evalúan uno o varios parámetros que
proveen información acerca de los efectos
o impactos al ambiente; hacen uso de la
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información disponible sintetizándola para
facilitar su comprensión. Kovach et al.
(1992) desarrollaron un programa integral
de manejo de plaguicidas, el cual involucra
un método que genera un cociente de im-
pacto ambiental como indicador que suma
los riesgos que representa un plaguicida
para trabajadores agrícolas, consumidores
y biota no humana, lo cual facilita la identi-
ficación de altos riesgos, permite evaluar
el empleo regional de plaguicidas y ayuda
en la selección de aquellos que represen-
tan mejor alternativa. Utilizando esta me-
todología, Barros (2001) en Talca, Chile, y
Ramírez y Jacobo (2002) en Chihuahua,
México, lograron comparar el impacto am-
biental de diferentes programas de mane-
jo fitosanitario en manzano. Del mismo mo-
do Bues et al. (2003) emplearon este indi-
cador para evaluar el impacto ambiental por
plaguicidas en tomate en cinco países me-
diterráneos.
El presente estudio se realizó con el
objetivo de identificar los plaguicidas y pro-
gramas para el manejo de plagas en el cul-
tivo de chile empleados en la zona de
Jiménez-Villa López y calcular el impacto
que ejercen sobre el medio ambiente y los
riesgos contra la salud humana.
Materiales y métodos
A finales de los ciclos agrícolas 2001 y 2002
se aplicó una encuesta a productores de
chile de los municipios de López y Jiménez,
Chihuahua. Para el estudio fueron selec-
cionados lotes representativos de los sis-
temas de producción de chile en la zona.
Se eligió un tamaño de muestra de 300
hectáreas, mismo que se definió de acuer-
do a lo sugerido por ODEPA (1999); la
muestra representa el 15% de la superfi-
cie cultivada. De acuerdo con la metodolo-
gía utilizada, se consideró un error de
muestreo del 10%, con un nivel de confian-
za del 95%.
En total se estudiaron 16 lotes comer-
ciales, de los cuales 14 se cultivaron con
chile jalapeño y dos con cascabel y con
piteado. Las encuestas incluían aspectos
relacionados con los productos comercia-
les que se emplean para el control de pla-
gas, nombre del plaguicida, presentación
(% de ingrediente activo), dosis y número
de aplicaciones realizadas, además de la
superficie cultivada expuesta a la acción
de los ingredientes activos utilizados
(Garthwaite y Thomas, 1998; Kovach et al.,
1992). La información recabada fue orga-
nizada considerando las veces en que un
determinado plaguicida fue empleado en
los diferentes programas de manejo y la su-
perficie cultivada que fue tratada con él
(Garthwaite y Thomas, 1998). Posterior-
mente, los datos se procesaron aplicando
la metodología recomendada por Kovach
et al. (1992). Esta metodología considera
la definición de tres componentes princi-
pales del riesgo por el uso de plaguicidas.
El primer componente se relaciona con el
riesgo hacia los trabajadores agrícolas y
es definido por la exposición del aplicador
más la exposición del recolector, lo cual es
afectado tantas veces el efecto sobre la
salud a causa de la toxicidad crónica del
producto. El primer componente se define
por la ecuación C (DT*5)+(DT*P). El se-
gundo componente (componente del con-
sumidor) es la suma de la exposición po-
tencial del consumidor más el efecto del
potencial de lixiviación. Este último efecto
es colocado en el segundo componente de-
bido a que es de mayor riesgo contra la
salud humana por la contaminación de
agua para consumo humano. Estos efec-
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tos son multiplicados por la toxicidad cró-
nica del producto: (C*((S+P/2)+SY)+(L). El
tercer componente (componente ecológico)
es compuesto por los efectos acuáticos y
terrestres y considera el efecto sobre pe-
ces, aves, abejas y artrópodos benéficos:
(F*R)+(D*((S+P)/2)*3+(Z*P*3)+(B*P*5).
Estos tres componentes se integran en una
sola ecuación para llevar a cabo el cálculo
del cociente de impacto ambiental (CIA)
para cada plaguicida, de la siguiente for-
ma:
CIA = {[C(DT*5)+(DT*P)] + [(C*((S+P/
2)+SY)+(L)*(F*R)] + [(D*((S+P)/
2)*3+(Z*P*3)+(B*P*5)]} /3
Donde: C = toxicidad crónica, DT = toxi-
cidad dermal, P = vida media en la superfi-
cie de la planta, S = vida media en el sue-
lo, SY = sistemicidad, L = potencial de
lixiviación, F = toxicidad en peces, R = pér-
dida potencial en la superficie, D = toxici-
dad en aves, Z = toxicidad en abejas, y B =
toxicidad en artrópodos benéficos.
Una vez que los datos fueron proce-
sados, los plaguicidas fueron agrupados
por clases, insecticidas/acaricidas, fungici-
das/bactericidas y herbicidas. Los datos
toxicológicos y demás información técnica
de un ingrediente activo determinado se
obtuvieron de la base de datos de la EPA y
otras fuentes, de tal forma que datos perdi-
dos no afectaran la clasificación de un
plaguicida (Kovach et al., 1992).
Ya establecido el CIA para cada pla-
guicida, se procedió a calcular el impacto
de su uso en campo, considerando la dosis,
el porcentaje de ingrediente activo y el nú-
mero de aplicaciones, mediante la siguiente
ecuación:
IAC= CIA * ia * d * a
Donde: IAC = impacto ambiental en
campo, CIA = cociente de impacto ambien-
tal, ia = ingrediente activo (%), d = dosis, y
a = número de aplicaciones.
Con los datos obtenidos se procedió a
comparar numéricamente el impacto am-
biental entre plaguicidas y entre los dife-
rentes programas de manejo identificados.
Resultados y discusión
La información obtenida se analizó consi-
derando los plaguicidas empleados, los
programas de manejo de los productores y
los riesgos ambientales y contra la salud
derivados del impacto estimado.
Se identificaron 16 programas de con-
trol de plagas, en el 100% de ellos se em-
plearon insecticidas y fungicidas, produc-
tos antibióticos contra bacterias en un
68.7% y herbicidas en el 12%. En total se
detectaron 48 productos plaguicidas, de los
cuales 26 fueron insecticidas/acaricidas, 20
fungicidas/bactericidas y 2 herbicidas (Cua-
dro 1).
Entre los insecticidas/acaricidas, endo-
sulfan (organoclorado) es empleado en el
75% de los programas de control y se apli-
có al 82.3% de la superficie cultivada. Clor-
pirifos (organofosforado) se aplica en el
49% de la superficie por el 62.5% de los
programas. Paratión Metílico (organofos-
forado), Carbaril (carbámico) y Malatión (or-
ganofosforado) se aplican por el 43.7% de
los productores, en el 52, 44.6 y 31.3% de
la superficie, respectivamente. Oxamyl (car-
bámico) fue empleado en el 37.5% de los
programas, en el 36% de la superficie. Esta
información es importante, ya que Endosul-
fan, Clorpirifos y Paratión metílico se en-
cuentran dentro de la lista de plaguicidas
responsables de la mayor morbimortalidad
por intoxicaciones agudas en América La-
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y su impacto ambiental en la zona agrícola de Jiménez-Villa López, Chihuahua, México
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tina, por lo que se promueve prohi-
bir o restringir su uso mediante
acuerdos internacionales (Nieto,
2001).
Solamente el 18.7% de los pro-
gramas incluyó control biológico, li-
berando Trichograma sp. y crisopa
en el 29.3% de la superficie y
Beauveria bassiana en tan solo el
6%. El 6.2% de los programas em-
pleó los productos naturales azadi-
ractina y alomonas, mismos que se
aplicaron al 6% de la superficie.
Dentro de los fungicidas/bacteri-
cidas, el 81.2% de los programas in-
cluyó productos a base de cobre. El
66.3% de la superficie se protegió
con oxicloruro de cobre y el 48.6%
con sulfato de cobre. En el 64.6% de
la superficie se aplicó mancozeb,
que es empleado en el 62.5% de los
programas.
Los fungicidas del grupo de las
estrobirulinas (Azoxystrobin, Kreso-
xim-Metil y Trifloxystrobin) son em-
pleados por el 37.5% de los progra-
mas. De ellos el más utilizado, Kreso-
xim-Metil se aplicó en el 24.3% de la
superficie. El 52% de las hectáreas
se trató con estreptomicina y el
49.6% con oxitetraciclina. En diver-
sos casos los antibióticos se combi-
naron con cobre en productos mix-
tos. El 18.7% de los programas apli-
có azufre en el 40% de la superficie
cultivada.
Solo dos programas de manejo
incluyeron el uso de herbicidas.
Trifluralina se aplicó en el 3% de la
superficie cultivada y Glifosato (no
autorizado para el cultivo de chile)
en el 1. 6% de las hectáreas.
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Producto
Insecticidas/Acaricidas
Endosulfan
Clorpirifos
Carbaril
Malatión
Paratión Metilico
Oxamyl
Metamidofos
Cipermetrina
Dimetoato
Carbofuran
Permetrina
Abamectina
Azinfos Metil
Trichograma
Crisopa
Fipronil
Metomilo
Cyromazina
Imidacloprid
Diazinon
Cyflutrin
Acetamiprid
Deltametrina
Alomonas
Azadiractina
Beauveria bassiana
Fungicidas/Bactericidas
Oxicloruro de Cobre
Mancozeb
Estreptomicina
Oxitetraciclina
Sulfato de Cobre
Gentamicina
Propiconazol
Azufre
Kresoxim-Metil
Trifloxystrobin
Azoxystrobin
Triadimefon
Tiabendazol
Benomil
Carbendazim
Oxadixyl
Benzotiazol
Metalaxil
Clorotalonil
Triforine
Herbicidas
Trifluralina
Glifosato
Programas de
control que
lo emplean
12
10
7
7
7
6
5
4
3
2
2
2
2
2
2
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
11
10
8
8
5
4
4
3
3
2
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
Superficie
tratada con el
plaguicida (Ha)
247
147
134
94
156
108
103
63
80
20
13
20
35
88
88
18
5
5
50
50
50
45
25
18
18
18
199
194
156
149
146
111
33
120
73
60
5
5
10
10
5
5
25
25
25
25
10
5
% de la
superficie
total
82.3
49
44.6
31.3
52
36
34.3
21
26.6
6.6
4.3
6.6
11.6
29.3
29.3
6
1.6
1.6
16.6
16.6
16.6
15
8.3
6
6
6
66.3
64.6
52
49.6
48.6
37
11
40
24.3
20
1.6
1.6
3.3
3.3
1.6
1.6
8.3
8.3
8.3
8.3
3.3
1.6
% del
total de
programas
75
62.5
43.7
43.7
43.7
37.5
31.2
25
18.7
12.5
12.5
12.5
12.5
12.5
12.5
6.2
6.2
6.2
6.2
6.2
6.2
6.2
6.2
6.2
6.2
6.2
68.7
62.5
50
50
31.2
25
25
18.7
18.7
12.5
6.2
6.2
6.2
6.2
6.2
6.2
6.2
6.2
6.2
6.2
6.2
6.2
Cuadro 1. Plaguicidas empleados en los programas de
control de plagas en el cultivo de chile en la Zona de
Jiménez – Villa López, Chih. 2001-2002.
• Vol. I, No. 2 • Mayo-Agosto 2007 41
El impacto ambiental de los programas
empleados para el control de plagas en el
cultivo de chile fue muy variable, encontrán-
dose algunos que ejercieron un impacto re-
lativamente bajo de 147 unidades hasta
aquellos cuya alta dependencia de plaguici-
das llevó a alcanzar las 818 unidades, que
representan un alto riesgo ambiental (Cua-
dro 2).
De acuerdo a los cocientes calculados,
se puede considerar que el 37.5% de los
programas ejerce una fuerte presión am-
biental (IAC >550), por lo que deberán rea-
lizarse esfuerzos tendientes a promover
productos, dosis y aplicaciones más racio-
nales, tal y como lo realiza otro 37.5% de
los agricultores (IAC <290). El 25% de los
programas restantes puede catalogarse co-
mo intermedios (IAC entre 300 a 500), con
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y su impacto ambiental en la zona agrícola de Jiménez-Villa López, Chihuahua, México
Cuadro 2. Impacto ambiental de 16 programas de
control de plagas en el cultivo de chile en la Zona
de Jiménez-Villa López, Chih. 2001-2002.
IAC = Impacto ambiental en campo.
% = Por ciento con respecto al impacto total estimado.
* 16% corresponde a herbicidas.
** 6% corresponde a herbicidas.
Lote
IAC
818
697
650
557
513
649
416
428
373
364
290
266
265
233
226
147
%
74.3
51.8
88
75
97
58.6
2
61
35
36
46
86
25
15
13
1
IAC
608
361
570
414
500
380
11
261
131
131
134
230
67
35
29
2
%
25.7
48.2
12
25
2
41.4
98
39
65
64
54
14
75
69
81
99
IAC
210
336
80
143
13
269
405
167
242
233
156
36
198
162
184
145
Insecticidas/
Acaricidas
Miramontes
Jacales
San Felipe III
El Porvenir
Tierra Blanca
Rancho Nuevo
San Fernando
El Aguila
Villa López II
Villa López I
Villa Coronado
San Felipe II
California
Jacobo*
Delicias**
San Felipe I
TotalFungicidas/
Bactericidas
Cuadro 3. Impacto ambiental de cuatro programas
para el control de insectos plaga en el cultivo de
chile en la Zona de Jiménez-Villa López, Chih.
2001-2002.
Programa
Ej. Jacales
Carbofuran
Clorpirifos
Permetrina
Clorpirifos
Abamectina
Malation
Carbaril
Endosulfan
IAC x Insecticidas
Ej. El Porvenir
Endosulfan
Carbaril
Dimetoato
Oxamyl
IAC x Insecticidas
San Felipe III
Trichograma
Crisopa
Metamidofos
Paratión Metilico
IAC x Insecticidas
San Felipe II
Beauveria bassiana
Alomonas
Azadiractina
Trichograma
Crisopa
Carbaril
IAC x Insecticidas
IAC
28
27
27
40
7
93
54
60
336
35
27
59
22
143
31
49
80
36
36
a
1
1
1
1
2
3
3
3
2
1
2
2
2
2
1
1
10
8
8
4
4
2
d
1.5
1.5
1.0
1.0
.800
1.5
1.0
1.5
1.25
1.5
1.0
2.0
1.0
1.0
1.0
1.0
1.0
1.0
ia
.3321
.338
.483
.75
0.18
.887
.80
.33
.35
.80
.40
.24
.483
.472
.80
CIA
56.8
52.8
56.4
52.8
26.0
23.2
22.6
40.5
40.5
22.6
74.022.9
64.1
104.4
22.6
CIA = Cociente de Impacto Ambiental.
ia = Ingrediente activo.
d = Dosis empleada.
a = Número de aplicaciones.
IAC = Impacto ambiental en campo.
algunos riesgos por el manejo que se está
dando a ciertos productos empleados.
Es evidente que el manejo que se rea-
liza de algunos productos como oxicloruro
de cobre, mancozeb, endosulfan y azufre,
está generando serios incrementos en los
índices de impacto ambiental. De ahí que
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CÉSAR GUIGÓN-LÓPEZ, PABLO ANDRÉS GONZÁLEZ-GONZÁLEZ: Manejo de plagas en el cultivo de chile
y su impacto ambiental en la zona agrícola de Jiménez-Villa López, Chihuahua, México
Cuadro 4. Impacto ambiental de endosulfan y
clorpirifos con diferente manejo en la Zona de
Jiménez-Villa López, Chih. 2001-2002.
Producto
Endosulfan
Clorpirifos
IAC
43
60
85
27
38
40
a
2
3
3
1
1
1
d
1.5
1.5
2.0
1.5
1.5
1.0
ia
.35
.33
.35
.338
.48
.75
CIA
40.5
40.5
40.5
52.8
52.8
52.8
CIA = Cociente de Impacto Ambiental.
ia = Ingrediente activo.
d = Dosis empleada.
a = Número de aplicaciones.
IAC = Impacto ambiental en campo.
una adecuada planeación debe conside-
rar el empleo de formulaciones con bajo
porcentaje de ingrediente activo, dosis ba-
jas y aplicaciones bien programadas, con
el fin de reducir su número. En este senti-
do, el muestreo de los lotes con fines de
detección oportuna de las plagas es deter-
minante (Luckman y Metcalf, 1994; Pedigo,
1991).
Algunos de los programas de manejo
de insectos plaga identificados en la región
se comparan en el Cuadro 3, donde puede
apreciarse que los riesgos ambientales son
variables como consecuencia de la exis-
tencia de programas que emplean hasta
ocho productos diferentes mientras hay
quienes solo utilizan la mitad y otros que
ponderan más el empleo de control bioló-
gico y natural.
De los insecticidas/acaricidas, endosul-
fan y clorpirifos son los más empleados en
la producción de chile, de ahí que su ma-
nejo adecuado será determinante para re-
ducir los riesgos ambientales. La forma en
que el manejo modifica el impacto se mues-
tra en el Cuadro 4, donde puede notarse
que endosulfan puede generar valores des-
de 43 hasta 85, dependiendo sobre todo
de la dosis y el número de aplicaciones,
mientras que el IAC de clorpirifos depende
más de la cantidad de ingrediente activo,
ya que varía de 27 a 40 debido principal-
mente a la cantidad de ingrediente activo
en la formulación.
Es interesante el uso frecuente de Clor-
pirifos en la zona, ya que es un producto
que está en fase terminal en varios países
como Estados Unidos, en donde su empleo
en manzana y vid se ha restringido y en
tomate se ha eliminado. Esto obedece a
que recientemente se han reconocido ries-
gos que este plaguicida representa para la
salud humana, particularmente contra la
población infantil (EPA, 2000). Ante esta
situación resulta conveniente reconocer
que dentro de los productos que se em-
plean en la región, endosulfan, metamido-
fos, imidacloprid, esfenvalerato, permetri-
na, metomilo y azadiractina son alternati-
vas al clorpirifos que la EPA (2003) consi-
dera en el cultivo de tomate. De estos,
endosulfan también debe restringirse, pues
en este estudio ejerció mayor presión so-
bre el ambiente que clorpirifos, además que
se le han encontrado propiedades
estrogénicas comparables a las del DDT
que pueden generar efectos reproductivos
deletéreos (Soto et al., 1994). Aquí adquie-
ren mayor interés los datos expuestos an-
teriormente en referencia a la superficie tra-
tada con estos plaguicidas (Cuadro 1), ya
que la superficie tratada y el número de
aplicaciones realizadas son datos que en
estudios epidemiológicos relacionados con
plaguicidas son indicadores de la exposi-
ción de las poblaciones humanas a los
plaguicidas (Harris et al., 2002).
En relación al control biológico, son am-
pliamente reconocidas sus bondades cuan-
do se buscan estrategias ecoracionales
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CÉSAR GUIGÓN-LÓPEZ, PABLO ANDRÉS GONZÁLEZ-GONZÁLEZ: Manejo de plagas en el cultivo de chile
y su impacto ambiental en la zona agrícola de Jiménez-Villa López, Chihuahua, México
Cuadro 5. Impacto ambiental de tres programas
para el control de enfermedades en el cultivo de
chile en la Zona de Jiménez-Villa López, Chih.
2001-2002.
Programa
Ej. Miramontes
Estreptomicina
Sulfato de Cobre
Oxicloruro de Cobre
Mancozeb
Estreptomicina
Mancozeb
Sulfato de Gentamicina
IAC x Fungicidas/Bactericidas
El Porvenir
Azoxystrobin
Triadimefon
Sulfato de Cobre
Azufre
IAC x Fungicidas/Bactericidas
Villa Coronado
Gentamicina
Oxicloruro de Cobre
Mancozeb
Propiconazol
Oxitetraciclina
IAC x Fungicidas/Bactericidas
CIA = Cociente de Impacto Ambiental.
ia = Ingrediente activo.
d = Dosis empleada.
a = Número de aplicaciones.
IAC = Impacto ambiental en campo.
IAC
3
16
117
168
4
299
1
608
6
12
191
205
414
1
52
75
5
1
134
a
2
2
3
3
1
2
1
2
1
2
2
1
2
2
2
1
d
.600
.600
3.0
3.0
.600
3.0
.800
.250
1.5
2.5
2.5
.800
2.0
2.0
.400
.500
ia
.14
.39
.39
.30
.40
.80
.02
.50
.25
.80
.90
.02
.39
.30
.255
.0603
CIA
18.7
33.3
33.3
62.3
18.7
62.3
18.7
24.6
33.3
47.8
45.5
18.7
33.3
62.3
26.1
18.7
para el control de plagas, sin embargo en
la zona de estudio sólo el 18.7% de los pro-
gramas incluyó agentes biológicos. Este
dato establece la necesidad de promover
su uso en la zona, lo que además requiere
minimizar el uso de insecticidas y utilizar
solo aquellos que se puedan combinar con
agentes biológicos de control; en este sen-
tido carbaril puede ser una buena alterna-
tiva, ya que su empleo no afecta las pobla-
ciones de depredadores y parásitos (Peet,
2000), aunque se corre el riesgo de incre-
mentos en las poblaciones de áfidos, ya
que estimula su reproducción.
Con respecto a programas de manejo
de enfermedades, en el Cuadro 5 se com-
paran algunos identificados en la región.
Del análisis realizado se desprende que el
impacto ambiental generado por fungicidas
/bactericidas es mayor al generado por in-
secticidas/acaricidas, lo cual puede obe-
decer en parte a que en los últimos años
se ha incrementado la incidencia de las
enfermedades foliares en el cultivo de chi-
le (Guigón y González, 2000), y con ello
también ha aumentado el uso de produc-
tos químicos. Resultados similares repor-
tan Bues et al. (2003), quienes mencionan
que los fungicidas fueron los principales
responsables del impacto ambiental por
plaguicidas en tomate en diferentes países
del Mediterráneo.
El impacto generado por fungicidas/
bactericidas pone en evidencia un error en
la percepción de los agricultores de que
estos compuestos, principalmente manco-
zeb y los derivados del cobre, son blandos
y pueden aplicarse indiscriminadamente.
También establece la necesidad de combi-
nar el control químico con otros métodos
de control biológico, cultural y de resisten-
cia genética con el fin de reducir su uso o
modificar el manejo que de ellos están rea-
lizando los agricultores (Bauer, 1987;
Avelar, 1989; Goldberg, 1998). En este afán
de diseñar estrategias efectivas y
ecoracionales, el uso de principios epide-
miológicos será de utilidad como herra-
mienta que permite el conocimiento de la
estructura de las epidemias y el diseño de
estrategias de manejo (Avelar, 1989; Gui-
gón y González, 2000).
Oxicloruro de cobre y mancozeb son los
productos que más se emplean en la re-
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y su impacto ambiental en la zona agrícola de Jiménez-Villa López, Chihuahua, México
Cuadro 6. Impacto ambiental de oxicloruro de
cobre y mancozeb con diferente manejo en la
Zona de Jiménez-Villa López, Chih. 2001-2002.
Producto
Oxicloruro de Cobre
Mancozeb
IAC
117
52
26
299
150
75
37
a
3
2
1
2
2
2
1
d
3.0
2.0
2.0
3.0
4.0
2.0
2.0
ia
.39
.39
.39
.80
.30
.30
.30
CIA
33.3
33.3
33.3
62.3
62.3
62.3
62.3
CIA = Cociente de Impacto Ambiental.
ia = Ingrediente activo.
d = Dosis empleada.
a = Número de aplicaciones.
IAC = Impacto ambiental en campo.
gión para el control de enfermedades y, al
igual que sucede con los insecticidas, su
manejo determinó el impacto que ejercie-
ron sobre el medio ambiente (Cuadro 6).
Aun y cuando los productos derivados
del cobre son baratos y de amplio espec-
tro, y a pesar de que es considerado un
producto de baja toxicidad (Mota, 1998), su
manejo elevó los riesgos de tal forma que
llegaron a superar ampliamente el impacto
de productos insecticidas; esto fue evidente
al observar los valores del IAC, que fluc-
tuaron desde 16 hasta 117. Esta informa-
ción es de importancia, ya que una limitante
fuerte de estos productos es precisamente
el riesgo de que puedan igualar la toxici-
dad de insecticidas como los clorados y or-
ganofosforados (Bauer, 1987). Otras limi-
taciones pueden derivarse de las nuevas
disposiciones ambientales, ya que los es-
tándares de calidad del agua han puesto
especial atención a los contaminantes tóxi-
cos prioritarios, dentro de los cuales se ha
ubicado el cobre y sus derivados (EPA,
2003). Así pues, el manejo adecuado de
los derivados del cobre es la medida que
permitirá continuar con su empleo en los
programas de control de enfermedades.
En el caso del mancozeb, los riesgos
se relacionaron estrechamente con la can-
tidad de ingrediente activo, observándose
que su IAC varió considerablemente de 37
a 299. En el caso más serio la cantidad de
ingrediente activo presente en la formula-
ción de este producto generó un alto im-
pacto (IAC=299), mayor incluso que el de
otros programas completos detectados en
este estudio. Resultados similares repor-
tan Ramírez y Jacobo (2002), quienes en-
contraron una correlación del impacto am-
biental de plaguicidas con la cantidad total
de ingrediente activo utilizado en el cultivo
de manzano. De acuerdo con esto, el em-
pleo de mancozeb debe realizarse más
cuidadosamente, poniendo especial aten-
ción en el empleo de formulaciones con ba-
jo porcentaje de ingrediente activo y toman-
do en cuenta que este producto represen-
ta riesgos contra la salud que han motiva-
do la presión de grupos ambientalistas en
Estados Unidos. Estos riesgos se relacio-
nan con la probable capacidad carcinogé-
nica en humanos (EPA, 2002), dermatitis y
dermatitis fotoalérgica (USFS, 1996), y prin-
cipalmente en que es un inhibidor de la
tiroide peroxidasa, afectando el funciona-
miento normal de la glándula tiroides (Col-
born et al., 1993; Hurley et al, 1998).
Finalmente, debemos considerar que la
evaluación del impacto ambiental busca
identificar y pronosticar el impacto de las
acciones del control de plagas en el am-
biente biogeofísico y en el bienestar de la
población. En este sentido, los resultados
obtenidos demuestran que el uso de plagui-
cidas en el cultivo de chile puede repre-
sentar serios riesgos en algunas localida-
des de la zona, en virtud de lo cual se de-
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CÉSAR GUIGÓN-LÓPEZ, PABLO ANDRÉS GONZÁLEZ-GONZÁLEZ: Manejo de plagas en el cultivo de chile
y su impacto ambiental en la zona agrícola de Jiménez-Villa López, Chihuahua, México
berá iniciar con estudios tendientes a de-
terminar:
a) La efectividad de productos emplea-
dos regionalmente.
b) Los niveles de resistencia desarro-
llados por los principales insectos y
patógenos, e integrar un manejo ro-
tacional de plaguicidas.
c) La presencia de residuos peligrosos
en la cosecha, en agua superficial y
subterránea y en el suelo.
d) La capacidad de ingredientes acti-
vos de origen vegetal y de agentes
biológicos para controlar insectos y
patógenos.
La meta final será implementar un pro-
grama de manejo integrado de plagas en
el cultivo de chile en el que las medidas
culturales y el empleo de control biológico
jueguen un papel más importante y en el
que la selección adecuada, además del uso
eficiente y rotacional de plaguicidas, per-
mitan reducir no solo los costos de produc-
ción, también los riesgos contra la salud
humana, contra la vida silvestre y contra el
medio ambiente en general.
Conclusiones
Se identificaron 48 productos y 16 progra-
mas diferentes para el control de plagas
en el cultivo de chile. Los riesgos más im-
portantes se relacionan con los fungicidas/
bactericidas, cuyo impacto ambiental es
mayor al generado por insecticidas/acarici-
das, sin embargo el manejo que se realiza
de estos productos modifica los índices ob-
servados. Considerando su elevado uso en
la zona, su impacto ambiental y los riesgos
contra la salud que representan, los
plaguicidas de mayor peligro son endosul-
fan, clorpirifos, oxicloruro de cobre y man-
cozeb.
Agradecimiento
Los autores expresan su agradecimiento
al personal de la Junta Local de Sanidad
Vegetal de la Región Jiménez, en Jiménez,
Chihuahua, por el apoyo brindado en la
aplicación de las encuestas.
Literatura citada
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Este artículo es citado así:
GUIGÓN-LÓPEZ, C. y P. A. González-González. 2007. Manejo de plagas en el cultivo de chile y su impacto ambiental en la zona agrícola de
Jiménez-Villa López, Chihuahua, México. TECNOCIENCIA Chihuahua 1(2): 36-47.
• Vol. I, No. 2 • Mayo-Agosto 2007 47
CÉSAR GUIGÓN-LÓPEZ, PABLO ANDRÉS GONZÁLEZ-GONZÁLEZ: Manejo de plagas en el cultivo de chile
y su impacto ambiental en la zona agrícola de Jiménez-Villa López, Chihuahua, México
Resúmenes curriculares de autor y coautores
CÉSAR GUIGÓN LÓPEZ. Durante el periodo 1982-1986 cursó su carrera profesional en el Instituto Tecnológico Agropecuario No. 24 de
Ciudad Cuauhtémoc, Chihuahua, otorgándosele el título de Ingeniero Agrónomo Fitotecnista. En el periodo 1992-1994 realizó estu-
dios de posgrado en el Departamento de Parasitología de la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro, otorgándosele el grado de
Maestro en Ciencias, con especialidad en Parasitología Agrícola. El M. C. Guigón ha participado en la organización de congresos
científicos, forma parte del Comité Evaluador de proyectos de investigación de Fundación Produce Chihuahua; es miembro de la
Sociedad Mexicana de Fitopatología y Editor Asociado de la Revista Mexicana de Fitopatología. Actualmente ocupa el cargo de
Director del Centro de Investigación para los Recursos Naturales (CIRENA), localizado en Salaices, Chihuahua; también es catedrá-
tico de la Facultad de Ciencias Agrícolas y Forestales de la Universidad Autónoma de Chihuahua, donde imparte clases en los
niveles de licenciatura y posgrado. En resumen, el M. C. Guigón tiene una vasta experiencia como administrador, investigador y
docencia en el área de Ciencias Biológicas, y su especialización está orientada hacia la Fitopatología y Parasitología Agrícola.
PABLO ANDRÉS GONZÁLEZ GONZÁLEZ. Realizó su carrera profesional en el periodo 1982-1986 en el Instituto Tecnológico Agropecuario No.
24 de Ciudad Cuauhtémoc, Chihuahua, recibiendo el título de Ingeniero Agrónomo Fitotecnista. Durante los años 1989-1991 realizó
estudios de posgrado en la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro, otorgándosele el grado de Maestro en Ciencias, con
especialidad en Estadística Experimental. El M. C. González ha sido investigador del Centro de Investigación para los Recursos
Naturales (CIRENA), localizado en Salaices, Chihuahua; además, ocupó los cargos de Subdirector Técnico y Administrativo del
CIRENA. Actualmente está adscrito al Instituto Tecnológico Agropecuario No. 18, donde desempeña actividades docentes y de
investigación. Su producción académica incluye su colaboración en 16 ponencias presentados en congresos científicos, así como
cuatro artículos publicados en revistas científicas arbitradas. El M. C. González posee experiencia como administrador, docente e
investigador; su investigación está orientada principalmente hacia la Fitopatología y la Educación.