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Vol. XIII, Núm. 2 Mayo-Agosto 2019
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¿Es pertinente estudiar en México un
postgrado en ciencias naturales, aun cuando
existen múltiples retos en la ciencia?
Is it pertinent to study in Mexico a postgraduate degree in natural
sciences, even though there are multiple challenges in science?
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1
Introducción
econocemos que no hemos podido abstraernos de la vorágine de ideas, acciones y
contradicciones que en estos días acompañan a quienes toman las riendas de las
instituciones mexicanas donde se deciden las que serán las directrices económicas
que determinarán las prioridades científicas de nuestro país, al menos durante el siguiente sexenio.
Idealmente, esas políticas deberían ser transexenales y de mediano-largo plazo y, por lo tanto,
planificadas y orientadas hacia objetivos bien definidos.
_________________________________
1
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NIDAD DE
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IOQUÍMICA Y
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COLONIA CHUBURNÁ DE HIDALGO, C.P. 97205, MÉRIDA, YUCATÁN, MÉXICO. TELÉFONO: (999) 9 42 83 30 EXTENSIÓN 225.
2 CORREO ELECTRÓNICO DEL AUTOR DE CORRESPONDENCIA: ISLASIGN@CICY.MX
El científico frente a la sociedad Artículo de opinión
Abstract
In this article, an opinion is expressed about why the Mexican
government, regardless of its partisan affiliation, should continue to
support postgraduate students in the natural sciences. It also describes
some of the challenges and opportunities that postgraduates face during
their academic education, as well as the confidence that the investment
in their education is not a lost fund, but the investment in human capital
that will facilitate the country’s transition to the economy of knowledge,
but above all, to the formation of a country with a broader and more
conscious critical mass about its needs for technical and intellectual
development.
Keywords:
Mexico, postgraduates, natural sciences, financing, educative
challenge, economy based on knowledge.
Resumen
En este escrito, se vierte una opinión acerca del porq el gobierno de
México, sin importar su filiación partidista, debe seguir apoyando a los
estudiantes de postgrado en ciencias naturales. Tambn se describen
algunos de los retos y oportunidades que los postgraduados enfrentan
durante su formación académica, así como la confianza de que la inversión
en su educación no es un dinero de fondo perdido, sino una inversión en
capital humano que facilita la transición del país hacia la economía del
conocimiento y nivel de país desarrollado, pero sobre todo a la formación
de un país con personas más críticas y conscientes acerca de sus
necesidades de desarrollo cnico e intelectual.
Palabras clave:
México, postgraduados, postgrados, ciencias naturales,
financiamiento, reto educativo, economía basada en el conocimiento.
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Es claro que si las políticas científicas de México,
sean de tipo social o natural, presentan fallas, entonces
debe corregirse lo que así se requiera, pero también
mantener lo que ha mostrado ser factible y
enriquecedor. El Estado mexicano, como organismo
rector de las políticas científicas, ha tenido errores,
pero también aciertos. Quizás entre los mayores
errores está el de establecer y seguir una política
científica sexenal, deficiente en sus objetivos, pobre
en su financiamiento en general, y escasa en la
creación de nuevos puestos para absorber a recién
postgraduados. Por el contrario, uno de los mayores
aciertos del gobierno mexicano en la política cienfica
ha sido el otorgamiento de un número importante de
apoyos en forma de becas de manutención o de pago
de colegiatura para los estudiantes mexicanos de
postgrado, que en diferentes instituciones nacionales
o del extranjero, hacen investigación en áreas por
demás prioritarias para el país; tal es el caso de las
ciencias naturales, e.g. Física, Química, Biotecnología,
Ciencias de la salud, Ingeniería ambiental, Ecología,
Energías renovables, entre otras (CONACYT, 2019).
En este sentido, vale la pena preguntarse si
nuestros jóvenes han recibido la orientación
vocacional necesaria para elegir, de entre las opciones
de preparación académica, aquella donde podrán
explotar de mejor manera sus talentos, satisfacer sus
inquietudes intelectuales y por supuesto, cubrir sus
necesidades económicas inmediatas. En este escrito
se analiza la factibilidad y los retos de estudiar en
México un postgrado en ciencias naturales, cuando
los cambios políticos recientes parecen conducir a la
ciencia mexicana hacia el estancamiento.
Retos y oportunidades de los
postgrados y de los postgraduados
mexicanos en ciencias naturales
El postgrado en cualquiera de las áreas de las
ciencias naturales es una carrera larga y, por supuesto,
demandante; es de suponer que lo mismo ocurre en
los postgrados de las ciencias sociales. En caso de que
el estudiante de postgrado sea recipiente de una de las
becas de manutención otorgadas por cualquiera de
las instancias del gobierno mexicano, el postgraduado
se embarca en actividades acamicas y experimen-
tales que implicarán periodos cuyo tiempo mínimo
se de cinco años, si se realiza un doctorado directo,
dos años si se opta por una maestría, y de cuatro años
si se ingresa al doctorado después de la maestría
(CONACYT, 2019). Una vez enrolado en el programa
de postgrado, es deseable que el estudiante disfrute las
actividades académicas y experimentales que realiza,
no hay peor error que involucrarse en actividades
que generan insatisfacción y frustración. Cabe
mencionar que dichas sensaciones son comunes en
la actividad creativa de la ciencia. Ejemplos de mo
lidiar con esas situaciones pueden encontrarse en los
escritos de Halford (2018) y de Jacob (2018), que,
aunque no son casos de nuestro país, son
situaciones que el estudiante de postgrado puede
enfrentar con mayor frecuencia de lo que supone.
Enfrentar el postgrado, por mismo, requiere
tenacidad y perseverancia para no abandonar el
objetivo a la mitad del camino.
La consecución del postgrado en ciencias
naturales otorgará nuevas habilidades en la frontera
del conocimiento al recién postgraduado, de quien
también se espera que haya incrementado su capa-
cidad de creación, conducción, análisis y resolución
en los ámbitos de su especialidad, pero que ades se
haya capacitado en el uso de las metodologías de
frontera de su área de estudio. La conclusión exitosa
del postgrado conlleva la posibilidad de que el
postgraduado obtenga mejores oportunidades de
trabajo y, si lo desea, también la posibilidad de extender
su vida laboral, la cual podría realizar en México o en
el extranjero. Como postgraduado en ciencias
naturales, dependiendo del tema de trabajo, se abri
la posibilidad de realizar estancias en universidades o
instituciones de investigación del s alto prestigio
en el país o en el extranjero. Acorde con dichas
posibilidades, el postgraduado podrá publicar sus
resultados en revistas especializadas y, conforme su
carrera de investigador o académica se consolide,
vendrá el reconocimiento social por su obra
(Orientacn Universia, 2018; Posgrado y Educación
Continua, 2019).
Una vez graduado de maestría o de doctorado,
una de las realidades que en México enfrentan los
egresados de tales niveles, y s aún los postdoctoran-
tes, es el limitado mero de vacantes que se ofertan,
por lo tanto, un alto número de solicitantes pueden no
obtener una posición en el corto plazo. Por dicha
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razón, muchas veces ocurre lo que se conoce como
fuga de cerebros, y lleva a los postgraduados (tanto
los graduados en el país como en el extranjero), en el
mejor de los casos, a migrar o permanecer en los países
donde reciben la oportunidad de aplicar y mejorar
lo aprendido. Para los graduados en México, si la
emigracn no ocurre y las oportunidades de empleo
en el área de la especialización no se presentan,
entonces el subempleo o la subcontratacn en áreas
muy diferentes a las estudiadas son la salida inmediata.
La última alternativa es por demás desalentadora si se
considera la cantidad de recursos, tanto económicos
como de infraestructura, que se han invertido en la
preparacn cnica e intelectual de los postgraduados.
Uno de los aspectos que el gobierno de nuestro
país debe tener en claro, sin importar si es de izquierda
o de derecha, es que la preparación académica, las
habilidades técnicas y la capacidad de análisis
intelectual de sus ciudadanos es uno de los primeros
factores que hacen que un país en desarrollo (como
es nuestro caso) alcance y consolide los parámetros
que se requieren para ser considerados como «país
emergente» entre la élite de los países desarrollados,
entre otros: índices de salud/enfermedad, porcentajes
de población con escolaridad universitaria, postgra-
do/población con nivel de escolaridad menor a la
universitaria, nivel de ingreso económico entre los
diferentes estratos de la poblacn del país y suficiencia
del ingreso para cubrir las necesidades de alimen-
tación, vestido y entretenimiento.
Inversión en los postgraduados como
potencial de desarrollo del país
Invertir en la formación de recursos humanos a
nivel de postgrado es una estrategia para que México
asegure su desarrollo y su competitividad productiva
y económica. Se requieren metas claras en los
meros que se requieren para cubrir las necesidades
inmediatas en las áreas prioritarias del país, pero
también en aquellas que se vislumbra serán
requeridas en el mediano-largo plazo, tanto en el país
como globalmente. Hanushek (2016) postuló que el
conocimiento es el capital clave para el desarrollo y
crecimiento económico de los países, y que por ello,
el dinero invertido en tal actividad no es un gasto
perdido. La inversión en la formación de recursos
humanos es el coran del desarrollo social, cultural,
económico y tecnológico que conjuntamente
catapultarán la innovación y el crecimiento. En
xico, las ciudades que han invertido en la formacn
de sus habitantes, en la actualidad tienen polos de
desarrollo que, aunque de manera limitada, empiezan
a mostrar economías pujantes y desarrollo industrial
que absorbe y demanda personal con mayor
preparacn académica a la educacn obligatoria en
el país. Esos son los casos de Quetaro, Guanajuato, y
Puebla; el primero con una industria de manufactura
aeroespacial incipiente que demanda personal
altamente capacitado en las áreas de Fisico-
Matemáticas y nuevos materiales (Méndez, 2017). Por
su parte, Guanajuato es un estado con una produccn
agrícola de alta tecnificación y produccn destinada
al comercio exterior y con innovadores provenientes
de los centros de investigación establecidos en el estado,
quienes han iniciado startups basados en el
conocimiento científico (Miranda, 2019). Por último,
está el estado de Puebla, que demanda ingenieros para
la industria automotriz y en el campo de generación
de eneras limpias (Miranda-Franco, 2018). El apoyo
gubernamental a dichas entidades debe mantenerse,
pero, ades, nuestro gobierno debe impulsar el que
otros estados sigan ese camino de desarrollo intelectual
y tecnificación. Una de las formas de lograrlo es
proporcionando las facilidades para la incubación y
desarrollo de industrias alternativas o complementa-
rias a las ya existentes. Las facilidades no se refieren
solamente a la infraestructura o a la inyección
económica inmediata; elevar el nivel educativo y la
preparación académica e intelectual a nivel
universitario o postgrado de la poblacn que vive en
tales lugares facilitará el desarrollo industrial y, en
consecuencia, incrementará la economía de dichas
regiones. En el mediano plazo, esa será la estrategia
que elevará a México al nivel de los países
desarrollados y su permanencia en esa élite se
sostendrá debido a la preparación académica de su
población y de sus postgraduados.
Lo último no es una utopía, de acuerdo con la
Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Ecomicos (OCDE), en el último siglo, algunos de los
países que han alcanzado un desarrollo notorio y que
se han incrustado en la «esfera» del primer mundo,
e.g. Corea del Sur y Japón, en 2016 estaban
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postgraduando cerca de 16,000 y 13,000 doctores en
ciencias, respectivamente (OCDE, 2016). Por
supuesto, esos números distan por mucho de los
registrados por los Estados Unidos de América y
Alemania, quienes ocupan el primero y segundo lugar
en postgraduados en ciencias, con 67,500 y 28,200
respectivamente (Gray, 2017). Definitivamente, los
países desarrollados invierten en sus sistemas de
educación superior y consideran a las universidades
y a los centros de investigación como una parte
medular de su desarrollo y de la preparación de sus
educandos. Como resultado, cada vez un mayor
número de gente está completando programas
doctorales o maestrías en ciencias tales como
Biotecnología, Bioingeniería, Bioinformática,
Biomatemáticas, Tecnología e Ingenierías de la
comunicación y Matemáticas (Gray, 2017). En
México es tiempo de invertir de una forma más
decidida a favor de la economía del conocimiento.
Según la OCDE, en las últimas dos décadas el
mero de postgraduados se ha incrementado en los
países en desarrollo, incluyendo el nuestro. La India,
por ejemplo, anualmente postgradúa a 24,300
doctores en ciencias, mientras que en México el
número es de cerca de 6,000 (Conacyt, 2019). Casi el
40% de los nuevos doctores mexicanos se reciben en
áreas relacionadas con la ciencia, tecnología,
ingeniería y matemáticas, y cerca de un 18% lo hace
en áreas afines a la salud. Se observa que en varios de
los países agrupados en la OCDE, tal es el caso de
Francia, Canadá, China y México, sus programas
doctorales están orientados a las ciencias naturales y
las ingenierías, y que por ello sus egresados son por
mucho la mayoa. Es de resaltar que en dichos
programas se está incrementando la digitalización, la
inteligencia artificial y la internacionalización de la
investigación, contribuyendo así a la globalizacn de
la economía del conocimiento.
En la vorágine de la globalización del conoci-
miento y su innegable asociación con el desarrollo de
nuestra sociedad, es necesario que el gobierno
mexicano no deje de apoyar la educacn superior de
su población y que, por el contrario, la refuerce a la
vez que consolida las bases de su sistema educativo
básico y medio superior. Esta dinámica ejercerá la
fuerza necesaria para que los programas universita-
rios y la educación de postgrado se establezca y
consolide en todo el país como una opción de
superación académica y económica. Impulsar tal
desarrollo es un desafío y una oportunidad que no
debe ser desaprovechada por nuestros jóvenes
graduados y por nuestro propio gobierno, quien
contradictoriamente invierte en la postformación de
un limitado número de graduados con miras en
especializarlos en áreas prioritarias pero una vez
postgraduados, se cuenta con muy pocos espacios para
incorporarlos a sus sistemas públicos o privados de
investigación o educación. No obstante tales
inconvenientes, la preparación que adquieren los
postgraduados es una herramienta invaluable que les
permitirá abrirse paso en el mundo globalizado de las
ciencias y tambn contribuir a la educación del resto
de nuestros ciudadanos, quienes, entre más y mejor
preparados estén, serán más críticos y tendrán más
herramientas para ejercer su libertad social e
intelectual.
Conclusiones
Estudiar un postgrado en México es una
oportunidad que debe darse, ya sea financiada por el
sistema de becas del gobierno mexicano o de manera
particular, y que debe verse como un reto para el
intelecto de los recipientes de tal merecimiento, pues
ese cleo debe ser la base que facilite el desarrollo de
un mejor país, con mayor equidad social y una base
económica más pujante a nivel globalizado. En sí, la
educación de postgrado y sus educandos no deben ser
considerados como un lujo al cual solo ingresa la clase
«fifi», sino como una oportunidad de desarrollo del
país. El político colombiano Diego Luis Córdova
(1907-1964) sabiamente mencionó que «por la
ignorancia se desciende a la servidumbre, por la
educacn se asciende a la liberta. Apliquemos tales
principios en nuestro país.
Literatura Citada
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73
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2019.
Este artículo es citado así:
Islas-Flores, I. R. y M. A. Tzec Simá. 2019. ¿Es pertinente estudiar en México un postgrado en ciencias naturales, aun cuando existen
múltiples retos en la ciencia? TECNOCIENCIA Chihuahua 13(2):69-73.
DOI: https://doi.org/10.54167/tch.v13i2.461
Resumen curricular del autor y coautores
IGNACIO RODRIGO ISLAS FLORES. Terminó su licenciatura en 1989, año en el que le fue otorgado el tulo de Licenciado en Biología por la
Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de xico. Realizó sus estudios de Maestría en el Centro de Investigación
Científica de Yucatán, A.C. en colaboración con el Instituto Tecnológico de Mérida, donde en 1994 obtuvo el grado de Maestro en
Ciencias en Biotecnología con especialidad en Biotecnología de Plantas. Realizó sus estudios de Doctorado en el Centro de Investigacn
Cienfica de Yucatán, A.C., donde en 1998 obtuvo el grado de Doctor en Ciencias en Biotecnología Vegetal. Realizó un postdoctorado
de 1999 a 2001 en el departamento de plantas del Instituto de Biotecnología de la UNAM. Durante 2015 realizó una estancia
sabática en el departamento de Química en la Universidad de Ottawa, Canadá. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores
(SNI), nivel I desde 2001 a la fecha. Ha publicado 40 artículos de investigación original y 5 capítulos en revistas o libros indexados
y de circulación internacional, 11 artículos de divulgación en revistas de circulacn nacional. Ha dirigido 16 tesis de Licenciatura, 10
de Maestría y 5 de Doctorado, ha dirigido 6 proyectos de investigación con financiamiento CONACYT o de Fundación Produce
Yucatán. Es evaluador de proyectos CONACYT, Ciencia Básica y evaluador de artículos de investigación por invitación.
MIGUEL ALONSO TZEC SIMÁ. Terminó su licenciatura en 1996, año en el que le fue otorgado el título de Químico Farmacéutico Biólogo
por la Facultad de Química de la Universidad Autónoma de Yucatán. Realizó sus estudios de Maestría en el Centro de Investigación
Científica de Yucatán, A.C., donde obtuvo el grado de Maestro en Ciencias con especialidad en Biotecnología de Plantas en 2001.
Desde 1997 labora en el Centro de Investigación Científica de Yucatán como técnico académico. Ha sido miembro del Sistema
Nacional de Investigadores en el nivel de candidato (2015-2018). Ha sido codirector de 17 tesis de Licenciatura, 21 artículos de
investigacn en revistas indexadas de circulación internacional y 2 capítulos en libros de circulación nacional. Es revisor de artículos
por invitación.