Vol. XI, Núm. 2 Mayo-Agosto 2017 58
Salud Artículo arbitrado
Resumen
Los estudiantes universitarios del área de la salud deben conocer
hábitos de alimentación y actividad física (AF), con la intención
de contribuir a la prevención de enfermedades crónico-
degenerativas. El objetivo de la investigación, fue analizar
indicadores antropométricos, hábitos alimentarios en estudiantes
universitarios (área de salud) y su relación con el nivel de AF.
Participaron 114 estudiantes, a los que se les aplicó un
cuestionario de AF y alimentación, además de hacerles
mediciones antropométricas. La muestra se conformó en
subgrupos por género y nivel de AF. Se realizaron pruebas
descriptivas y comparación de medias en los distintos grupos.
La composición corporal mostró diferencias por género en talla
(p < 0.001) e ICC (p = 0.008). Los varones realizan mayor nivel
de AF en comparación con mujeres. Se encontró un porcentaje
importante de estudiantes con sobrepeso y obesidad en ambos
géneros (38.22%). En alimentación, ambos grupos reportan
mayor consumo de fibra, colesterol, algunas vitaminas, minerales
y un menor consumo de energía, carbohidratos, vitaminas y
minerales en varones, independientemente de la AF realizada.
Mujeres con AFB muestran significativamente menor ingesta de
energía y carbohidratos que las de AFA; y los varones con
vitamina A de igual forma. Los estudiantes presentaron sobrepeso
u obesidad a pesar de la AF que realizan, además de hábitos
alimentarios inadecuados en algunos macro y micro nutrimentos
en referencia a la ingesta diaria recomendada. Se sugiere tomar
en cuenta la educación alimentaria, promoción de la AF, así
como considerar otros posibles factores.
Palabras clave: nutrientes, actividad juvenil, obesidad, salud y
género.
Abstract
University students in health area must know about food habits
and physical activity, with the intention to provide information
that contributes to promote wellness and prevent chronic
diseases. The aim of the present study was to analyze the
level of physical activity and food habits of university students
and their relationship with anthropometric indicators. IPAQ
questionnaire, 24h-food intake recording and basic
anthropometry measurements were applied in a total of 114
Mexican students classified by gender and physical activity
level. Descriptive statistic and comparison of means of study
groups were done. Body composition showed differences by
gender in height (p < 0.001) and ICC (p = 0.008). Males perform
higher levels of physical activity compared to women. We found
a considerable proportion of overweight and obese students in
both genders (38.22%). In food, both groups reported a higher
consumption of fiber, cholesterol, some vitamins and minerals,
and a lower consumption of energy, carbohydrates, other
vitamins and minerals in men, regardless of the physical activity
performed. Women with low physical activity showed
significantly lower energy and carbohydrate intake than those
with high physical activity, as well as vitamin A in men. The
population of students in the health area of this study is
overweight or obese despite the physical activity that they
perform, in addition to inadequate dietary habits in some macro
and micronutrients in reference to the recommended daily intake.
It is suggested to take into account food education, promotion
of physical activity, as well as consider other possible factors.
Keywords: Nutrients, Youth activity, obesity, health and gender.
Physical activity, food intake and anthropometry indicators in
university students
LILIANA ARACELY ENRÍQUEZ-DEL CASTILLO1, LIDIA GUILLERMINA DE LEÓN-FIERRO1,
PABLO JORGE MARCOS-PARDO2, ALEJANDRO MARTÍNEZ-RODRÍGUEZ3, RAMÓN CANDIA-LUJÁN1
Y CLAUDIA ESTHER CARRASCO-LEGLEU1,4
_________________________________
1 UNIVERSIDAD A UTÓNOMA DE CHIHUAHUA. Facultad de Ciencias de la Cultura Física. Circuito Universitario S/N. Fraccionamiento Campo Bello,
C.P. 31124, Chihuahua, Chihuahua, México. Teléfono: (01 614) 158-9900 ext. 4639.
2 UNIVERSIDAD CATÓLICA DE SAN ANTONIO DE MURCIA (UCAM). Departamento de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte. Facultad de
Deporte. Av. de los Jerónimos, 135, 30107 Guadalupe, Murcia, España. Teléfono: (+34 968) 27-8800.
3 UNIVERSIDAD DE ALICANTE. Departamento de Química Analítica, Nutrición y Bromatología. Facultad de Ciencias. Carretera San Vicente
del Raspeig, s/n, 03690 San Vicente del Raspeig, Alicante, España. Teléfono: (+34 965) 90-3400.
4 Dirección electrónica del autor de correspondencia: claudialegleu@hotmail.com.
Recibido: Julio 21, 2017 Aceptado: Noviembre 28, 2017
Actividad física, ingesta alimentaria e
indicadores antropométricos en estudiantes
universitarios
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E
de alimentos (Valdes-Badilla et al., 2015).
Introducción
l ser humano es capaz de tomar el control para lograr la calidad de vida que desea,
así como encontrar un equilibrio constante (Troncoso y Amaya, 2009) en su vida a
través de la práctica adecuada de la actividad física (AF) y un consumo adecuado
ARACELY ENRÍQUEZ-DEL CASTILLO, GUILLERMINA DE LEÓN-FIERRO, JORGE MARCOS-PARDO, ALEJANDRO MARTÍNEZ-RODRÍGUEZ, RAMÓN CANDIA-LUJÁN Y
CLAUDIA CARRASCO-LEGLEU. Actividad física, ingesta alimentaria e indicadores antropométricos en estudiantes universitarios
A pesar de la divulgación de esta información,
no se han tomado medidas necesarias
relacionadas con el impacto a la salud, lo que
desencadena diversas enfermedades incluidas
en la problemática de salud pública mundial.
Situación que se presenta primordialmente en
poblaciones urbanas, pues parecen dirigirse
hacia un mayor consumo de alimentos
hipercalóricos con altas cantidades de grasas
e hidratos de carbono y bajos en fibra, asociados
a un nivel de vida con menor actividad física (Hall,
2009).
Existen diversos métodos para identificar el
nivel de AF y los hábitos de alimentación de una
población juvenil. Bárcena et al. (2006) y Montero
et al. (2006) concuerdan metodológicamente en
determinar por cuestionario, el nivel de AF con
relación a la alimentación en alumnos de
bachillerato y licenciatura. El primer autor
demuestra que los hombres realizan mayor
nivel de actividad física que las mujeres, y
presentan una tendencia a consumir alimentos
altos en grasa, sales y carbohidratos. Por su
parte, Montero et al. (2006) encontraron que el
colesterol en los grupos de estudio se
encuentran al límite de lo recomendado,
mientras que el consumo de fibra fue inferior;
además, de las facultades del área de la salud
evaluadas, se identificó que consumen en
mayor proporción grasas y proteínas, y menos
carbohidratos.
Mardones et al. (2009) indican que, con
base en la composición corporal, la prevalencia
de sobrepeso y obesidad en universitarios
alcanzó 48.2% en hombres y 25.5% en mujeres.
En cuanto a la AF realizada de forma regular,
se encontró 58% en varones y un 43% en
mujeres. Hall et al. (2012) en una muestra de
adultos, encontró una prevalencia de sobrepeso/
obesidad por encima del 80%, aun cuando la
misma muestra evaluada reporta realizar
principalmente actividad física de moderada a
alta (74.6%). Cabe mencionar que la tendencia
en cuanto a obesidad en adultos mexicanos
sigue en aumento como en los últimos años
(Barquera et al., 2013), ya que se observa un
mayor porcentaje de sobrepeso y obesidad que
jóvenes con normopeso en ambos géneros que
realizan baja AF, principalmente en mujeres.
Se ha dado a conocer que la falta de AF, es
un factor de riesgo independiente en la aparición
de enfermedades no transmisibles, sumado a
una incorrecta alimentación, que puede generar
deficiencias nutricionales conduciendo a enfer-
medades como trastornos del comportamiento
alimentario (Martínez-Rodríguez, 2014) o déficits
de alimentación, entre otras consecuencias
(Rivera, 2006). En los casos de una alimentación
excesiva que suele ser habitual en los últimos
tiempos, ha desencadenado un sinfín de
problemas como consecuencia de la obesidad,
lo que lleva a un mayor riesgo de padecer
enfermedades crónicas como las cardio-
vasculares (IOTF, 2006; Varela et al., 2011),
diversos tipos de cáncer, enfermedades del
síndrome metabólico, enfermedades osteo-
musculares como la pérdida de densidad
mineral ósea, entre otras. Se han asociado
también con la disminución del estado de
ánimo, apareciendo un incremento en los
síntomas de depresión y cansancio, mayores
niveles de estrés y ansiedad, entre otras
afectaciones psicológicas (Castillo y Molina-
García, 2009).
Debido a la alta incidencia de obesidad, un
punto débil de la población en general, así como
los hábitos de alimentación y las prácticas de
AF reportadas no son las adecuadas. La AF se
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mide como el resultado a nivel metabólico de
un incremento en el gasto energético (Martínez-
Rodríguez, 2014). Algunos ejemplos prácticos
son las tareas que parten del movimiento
corporal: caminar, realizar labores del hogar,
subir escaleras, entre otros. También se mide
por procedimientos exactos, pero por cuestiones
de aplicación se han desarrollado métodos más
habituales como cuestionarios -IPAC, GPAC-
(Martínez et al., 2009), pulsómetros, podómetros
y acelerómetros, los cuales han sido validados,
sin embargo, medir la AF no es una tarea fácil.
Se ha dado a conocer que la práctica de
AF se puede estimar basándose en el consumo
calórico semanal o en los equivalentes
metabólicos (MET) gastados durante las
actividades cotidianas o deportivas (Haskell et
al., 2007). Para generar un gasto favorable a la
salud, se recomienda la práctica de 30 min
constantes de AF al menos cinco días a la
semana (Martínez et al., 2008).
El ingreso a la universidad genera un
cambio en de estilo de vida en jóvenes debido a
las grandes cargas académicas, esto reduce
el tiempo para realizar AF y tener una adecuada
alimentación. Finalmente, y con el paso del
tiempo, terminará en una vida sedentaria y con
malos hábitos de alimentación en la edad adulta
(Espinoza et al., 2011). Es por ello que los
universitarios son una población clave para la
promoción de hábitos saludables (Sanchez-
Ojeda y De Luna, 2015). La presente investiga-
ción tiene como objetivo analizar indicadores
antropométricos y hábitos alimentarios de
estudiantes universitarios del área de la salud,
y su relación con el nivel de AF.
Material y métodos
El grupo de estudio para esta investigación
fue seleccionado por conveniencia, participaron
un total de 114 jóvenes universitarios del área
de ciencias de la cultura física (área de la salud)
pertenecientes a la Universidad Autónoma de
Chihuahua, durante el periodo de enero-junio del
2015. Los criterios de inclusión fueron que los
alumnos estuviesen debidamente inscritos en
la institución, con edades de 18 a 25 años y
haber firmado el consentimiento informado
previamente. Se excluyeron a mujeres en etapa
gestacional, así como aquellos que estuvieran
bajo tratamiento médico. Este estudio fue tipo
descriptivo, correlacional, llevándose a cabo
bajo el cumplimiento de las normas de la
Declaración de Helsinki (Manzini, 2000). El nivel
de AF se estimó mediante el cuestionario IPAQ
en su versión corta en español (Martínez et al.,
2009); la confiabilidad (test re test con
acelerómetros) fue de 0.8, analizado a través
de correlación de Spearman (Craig et al., 2003).
El cuestionario se realizó a través de una
entrevista guiada por personal calificado, el cual
proporcionó información de los últimos siete días
acerca del tiempo empleado al caminar
(intensidad baja, 3.3 MET) y en actividades de
intensidad moderada y alta (4 y 8 MET,
respectivamente). Para la clasificación, se
consideró la descripción de actividades
reportadas por Ainsworth et al. (1993), tomando
en cuenta los días y el tiempo dedicado a
realizarlas (MET x días x min) y se identificó el
gasto reportado en MET, por la práctica de AF.
Se clasificó a los sujetos en dos grupos por
nivel de AF, así como por género. El primero
(64 estudiantes), fueron aquellos que realizaron
actividad física moderada-alta (AFA) y el
segundo, lo conformaron estudiantes (n = 50)
que practicaban actividad física baja (AFB). Los
estudiantes que reportaron nula AF, se
consideraron como sedentarios, siendo estos
excluidos para la estadística descriptiva del valor
de MET en la categoría de AFB. La estimación
de la ingesta diaria se realizó mediante un
recordatorio de 24 h, instrumento de medición
recomendado por Ferrari (2013).
El análisis de la dieta, se llevó a través del
programa Diet Balancer versión 1.4 (Nutridata
Software®) para estimar el contenido
nutrimental de la dieta, el cual fue comparado
con las recomendaciones por grupo de edad y
género; se tomó en cuenta la Ingesta Diaria
Recomendada (IDR) para adultos de 18 años
en adelante, por la Academia Nacional de
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CLAUDIA CARRASCO-LEGLEU. Actividad física, ingesta alimentaria e indicadores antropométricos en estudiantes universitarios
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Ciencias de EUA (Otten et al., 2006; Ross et
al., 2011). Para definir incremento o disminución
en la ingesta de los macro o micro nutrimentos,
se consideró 10% de diferencia respecto al IDR
(Carbajal, 2003), y para determinar composición
corporal se hicieron mediciones antropo-
métricas básica y se midió el peso con una
báscula digital (modelo 1631 Solar Scale, Tanita
Corp, Tokio, Japón); la talla con un estadímetro
(modelo 202, Seca Ltd., Birmingham, Reino
Unido) y se determinó el IMC. Además, se
realizaron medidas de circunferencias de
cintura (C.Ci) y cadera (C.Ca) para determinar
índice cintura-cadera (ICC) utilizando una cinta
metálica marca Lufkin. Estas mediciones se
llevaron a cabo por antropometristas con
certificación de la Sociedad Internacional para
el Avance de la Cineantropometría (ISAK, por
sus siglas en inglés) (Stewart et al., 2011). Para
las categorías de IMC, se consideraron criterios
establecidos por la OMS y la Norma Oficial
Mexicana (GPC, 2011), donde: peso insuficiente
< 18.5; peso adecuado, 18.5-24.9; sobrepeso,
25.0-29.9; obesidad, 30.0 (grado I, 30.0-34.9;
grado II, 35.0-39.9; grado III, 40.0).
El análisis estadístico se realizó a través
del software SPSS® (versión 18.0 IBM para
Windows). Se realizó estadística descriptiva,
prueba de distribución de la normalidad
Kolmogorov-Smirnov y comparación de medias
de los distintos grupos de estudio a través de la
prueba t de Student para muestras indepen-
dientes y prueba de Levene; así como los
equivalentes en pruebas no paramétricas de los
datos que no presentaron una distribución
normal. Se fijó un nivel de significación de p <
0.05.
Resultados y discusión
Hombres vs mujeres. Dentro de la
población de estudiantes, los resultados indican
diferencias entre hombres y mujeres con
relación a la talla (p < 0.001) e ICC (p = 0.008),
no se encontraron diferencias en el resto de las
variables de la composición corporal (Cuadro 1).
Cuadro 1. Características antropométricas generales por
género.
DE: Desviación Estándar; IMC: Índice de Masa Corporal; C.Ci:
Circunferencia de Cintura; C.Ca: Circunferencia de Cadera; ICC:
Índice Cintura-Cadera. a Diferencia significativa con un valor de
p < 0.01.
En cuanto a las medidas antropométricas
diferenciadas por nivel de AF (Cuadro 2), en
varones no se encontraron diferencias
significativas a excepción de la talla (p = 0.049),
donde los sujetos que realizan AFB mostraron
mayor altura. En el grupo de mujeres con AFA,
las diferencias se presentaron en mayor talla
(p = 0.001) e ICC (p = 0.008) y menor
circunferencia de cadera (p = 0.024). En el
análisis por género, solo se encontraron
diferencias en talla y MET/semana, donde los
varones con AFB presentan mayor valor que las
mujeres de AFB. Los varones con AFA
presentaron mayor cantidad de ICC y MET/
semana que las mujeres de la misma categoría.
Estado nutricional. A continuación en las
Figuras 1 a la 4, se muestra la representación
gráfica de los porcentajes de categoría de IMC
por género y nivel de AF. Al realizar un análisis,
se observó que 51.2% en mujeres y 41.6% en
varones con AFB cuenta con algún tipo de
sobrepeso u obesidad, y 43.6% y 50%
respectivamente, presentan normopeso
(Figuras 1-4).
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Cuadro 2. Variables antropométricas y consumo de MET por nivel de AF y género.
DE: Desviación Estándar; AFB: Actividad Física Baja; AFA: Actividad Física Alta; a: Diferencia significativa en mujeres y varones por
nivel de Actividad Física; b: Diferencia significativa en Actividad Física Baja por género con p<0.05; c: Diferencia significativa en
Actividad Física Alta por género con valor de p < 0.01.
Figura 1. Estado nutricional según IMC de las mujeres con nivel
bajo de actividad física.
Figura 2. Estado nutricional según IMC de las mujeres con nivel
alto de actividad física.
Figura 3. Estado nutricional según IMC en varones con nivel de
actividad física bajo.
Figura 4. Estado nutricional según IMC en varones con un nivel
de actividad física alto.
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En los sujetos evaluados con AFA se
encontró un menor porcentaje de sobrepeso y
obesidad, en el caso de las mujeres un 27.6%,
mientras que en los varones el porcentaje es
de 29.4%, lo que sugiere que la actividad física
funciona como regulador de peso.
Hábitos alimentarios. En el Cuadro 3 se
muestran las dietas analizadas, donde los
valores de proteína, fibra, colesterol, vitamina C
y E, tiamina, fósforo y magnesio, se encuentran
por encima de lo recomendado en el grupo de
mujeres, independientemente de la actividad
física realizada; en menor proporción, vitamina
A y B12, riboflavina, niacina, sodio, potasio y
hierro en el mismo grupo.
Cuadro 3. Ingesta de macro y micro nutrientes de la población de estudio.
IDR: ingesta diaria recomendada, valores de referencia a partir de los 18 años obtenidos de la fuente: National Academy of Science,
2006, 2011; ‡ valores de ingesta adecuada. AF: Actividad física; *: p < 0.05.
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En los varones, se encontró disminuida la
ingesta de energía, carbohidratos, vitamina A,
B6 y B12, así como riboflavina, niacina, sodio,
potasio y hierro. En mayor consumo, en el
mismo grupo, la fibra, vitamina C y E, tiamina,
fósforo y magnesio, indistintamente del nivel de
AF. En las mujeres que realizan AFB, se
determinó un menor consumo de energía,
carbohidratos y vitamina B6, mientras que las
que realizan AFA, presentan un alto consumo
de zinc; en los varones con el mismo tipo de
actividad física se consume menos colesterol.
Finalmente, los hombres con AFB, consumen
50% más proteínas de lo recomendado. Al
realizar un análisis de diferencias entre grupos
por nivel de actividad física, se encontraron
valores disminuidos de energía, carbohidratos
y fibra en las mujeres con AFB respecto a las
de AFA. En cuanto a los micro nutrimentos, se
encontró que la vitamina A en los varones con
AFB, presenta niveles menores respecto a
varones con AFA (p < 0.05).
A partir de los principales resultados se ha
podido describir en qué medida se realiza
actividad física en una muestra de estudiantes
universitarios mexicanos, así como dar a
conocer el tipo de alimentación que llevan a cabo
de manera regular. Un hallazgo importante, es
que a pesar de que se encontró una proporción
considerable que realiza AF alta, tanto en
varones como en mujeres, se identificó mayor
proporción de estudiantes con problemas de
sobrepeso y obesidad, sin embargo, la
clasificación con base en el peso fue
determinada a través del IMC, situación que, en
algunas ocasiones, no fue del todo confiable en
personas que realizan AFA, pues suelen
presentar un IMC superior ya que el peso parece
ser elevado debido a un mayor porcentaje de
masa corporal magra y esto lleva a una
incorrecta clasificación de la población general
(Kweitel, 2007); la alimentación, solo en el grupo
de mujeres con AFB, tiene una menor ingesta
de calorías, carbohidratos y fibra respecto a las
de AFA, mientras que en el grupo de varones
con AFB, reportan menor consumo de vitamina
A respecto a los de AFA. En lo referente a las
mujeres con AFA, los resultados coinciden con
los que se muestran en el artículo acerca de
imagen corporal y actividad física de Silva-Filho
et al. (2008), donde menciona que la práctica
de actividad física disminuye la circunferencia
de cadera a pesar de que las mujeres tienden a
presentar un almacenamiento lipídico en la
región inferior del cuerpo.
Se menciona que la tendencia de obesidad
sigue aumentando en adultos en los últimos
años (Barquera et al., 2013), ya que se observa
mayor porcentaje de sobrepeso y obesidad que
en jóvenes con normopeso en ambos géneros
que realizan baja AF, principalmente en mujeres.
En estas, se presentaron valores de consumo
de colesterol superiores a lo recomendado, se
acompaña de un déficit de la AF realizada,
generando riesgos para la salud (Estévez-
López et al., 2012). Asimismo, la relación de la
ingesta reportada de tiamina y magnesio
incrementada en todos los grupos según las
IDR, podría ser debido a un alto consumo de
alimentos como los cereales, panes fortificados,
pescado, carnes magras, leche, ya que tienen
un alto contenido de estos elementos.
En el estudio de Bárcena (2006), que se llevó
a cabo con estudiantes de grado de licenciatura
en la Universidad Autónoma de México (UNAM),
48% de los hombres realizaron AFA, mientras
que en los participantes de este estudio, se
encontró 76%. En mujeres, se tiene registro que
33% realiza AF alta en la UNAM y este estudio
registró 42.6% de este mismo tipo de AF, sin
embargo, es importante resaltar que las mujeres
son las que realizan mayormente baja actividad
física reportando 60%. En otro estudio realizado
en la Universidad de Colima, donde evaluaron el
nivel de actividad física de los estudiantes a través
de cuestionario IPAQ, se reportó que 52.1% de
los varones realiza AF alta; 41.7% AF moderada
y 6.3% AF baja. Por lo que este grupo es más
activo que nuestra población de varones
evaluada, mientras que para el género femenino,
se registró 28.9% vs 42.6% de este tipo de
actividad en Chihuahua. Las estudiantes de la
Universidad de Colima realizan principalmente
AF moderada con 55.6% (Hall, 2013).
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Haciendo comparaciones con estudiantes
sudamericanos, Mardones et al. (2009)
mencionan que son los varones chilenos
quienes superan la práctica de AFA, ya que se
observó 58% en hombres, en comparación con
estudiantes mexicanos (54.6%), mientras que
en mujeres chilenas, presentan 42% vs las
mexicanas con 45.3%. Con relación a la
clasificación de IMC, en un estudio en 2007 se
reportó que en la UNAM, 58.9% de estudiantes
presentaron peso normal (Moran et al., 2007),
mientras que en la Universidad de Colombia
(Vargas-Zárate et al., 2008) fue un 80%, y 79%
en la Universidad de Chile (Aránguiz et al., 2010).
En lo relacionado a la ingesta de fibra,
Montero et al. (2006) reportaron en promedio un
consumo de 15.7 g en estudiantes del área de la
salud evaluados, lo que coincide con el presente
estudio en el grupo de mujeres con AFB. En este
mismo grupo, encontramos valores mayores de
la IDR contrario a lo mencionado en la
Universidad de Colombia. Otro estudio realizado
en ese mismo país, del 2009 al 2011, señala una
alta inactividad en las mujeres, y en el actual, se
encontró que 14% son totalmente sedentarias,
aun cuando este grupo no fue incluido en el
análisis; se observó un considerable porcentaje
de sobrepeso y obesidad (51.2%) en el grupo de
AFB, situación alarmante en estudiantes del área
de la salud. Cabe mencionar que hasta la fecha,
no se han realizado estudios (Pavón y Moreno,
2009) donde se encuentren diferencias
significativas de por qué realizan mayor actividad
física los hombres, pues las causas suelen ser
diversas (Elizondo et al., 2005). En este sentido,
se debe incidir de manera concreta en los
alumnos que están integrados como agentes de
educación para la salud, ya que es fundamental
que adopten una adecuada alimentación y una
práctica constante de AF, como un estilo de vida
propio, ya que un abordaje de estos temas en el
espacio universitario, es avanzar en la educación
integral de los futuros profesionales de la salud.
Se debería tomar el ejemplo de otros países en
donde se decidió estimular la implementación de
«universidades saludables» (Bayona-Marzo et
al., 2007), con el fin de influir positivamente sobre
la salud y bienestar de los jóvenes, y así contribuir
al desarrollo de iniciativas semejantes en
profesionales relacionados con la salud. Para lo
cual, se debe de tener en cuenta la alimentación
y la práctica de AF de forma combinada, y no
alguna de estas de formas aisladas (Montero et
al., 2014).
En México, actualmente se realizan
campañas masivas para disminuir la obesidad
(Barquera et al., 2010), ya que es un problema
que viene arraigado desde la infancia. No deja
de ser importante que los profesionales del área
y de la actividad física, contribuyan no solo con
la educación, sino con el ejemplo, por ello, se
debe hacer énfasis en mantener buenos hábitos,
tanto de alimentación como de actividad física
para lograr una adecuada calidad de vida. Entre
las limitaciones de este estudio, se encuentra
que la AF ha sido estimada mediante un
cuestionario indirecto y no mediante calorimetría
o algunas herramientas instrumentales como
podómetro, pulsómetro o acelerómetro. Del
mismo modo, también sería importante estudiar
la educación a nivel dietético-nutricional de los
estudiantes universitarios y, de este modo,
establecer relaciones u obtener explicaciones
que puedan aproximarse más a la realidad sobre
cuál es la razón por la que consumen un
determinado tipo de alimentos, además del
momento de la ingesta o la situación socio-
económica que podría ser otro de los factores
influyentes en dichas elecciones.
Conclusiones
En esta investigación se encontró que los
estudiantes, a pesar de tener conocimiento sobre
la salud, no realizan AFA en su mayoría, y
presentan hábitos de consumo inadecuado de
macro y micro nutrimentos. La composición
corporal parece estar influenciada por la AF
realizada de forma regular, ya que tanto los
varones como las mujeres que la realizan,
muestran menores porcentajes de sobrepeso y
obesidad que el grupo de AFB. Sería aconsejable
ampliar la promoción de la actividad física para
conseguir que los estudiantes universitarios
tengan un estado nutricional más saludable, e
indagar otros posibles factores que estén
interviniendo en el desbalance metabólico.
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Agradecimientos
Este proyecto fue parcialmente financiado
por la Universidad Autónoma de Chihuahua a
través de la Facultad de Ciencias de la Cultura
Física y por el Consejo Nacional de Ciencia y
Tecnología, dentro del Programa de Fortaleci-
miento Académico de Posgrado de Alta Calidad.
Literatura citada
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Este artículo es citado así:
Enríquez-Del Castillo L. A., L. G. De León-Fierro, P. J. Marcos-Pardo, A. Martínez-Rodríguez, R. Candia-Luján y C. E.
Carrasco-Legleu. 2017. Actividad física, ingesta alimentaria e indicadores antropométricos en estudiantes
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Resumen curricular del autor y coautores
LILIANA ARACELY ENRÍQUEZ DEL CASTILLO. Titulada como Doctora en Ciencias de la Cultura Física durante el año del 2017 del programa
interinstitucional entre la Universidad Autónoma de Nuevo León y la Universidad Autónoma de Chihuahua. En el año del 2015 realiza
una estancia de investigación en la Universidad Católica de San Antonio de Murcia (UCAM) donde colabora con el grupo de
investigación en Salud, Actividad Física, Fitness y Comportamiento Motor (GISAFFCOM). En el 2013 se titula como master en
Psicomotricidad por la facultad de Ciencias de la Cultura Física, durante el año del 2012 realiza estancia de investigación en la
Universidad del Estado de Nuevo México (NMSU) colaborando con el programa WAVE (Wellness, Alcohol and Violence Education)
tratando temas involucrados al campo de la salud de la población universitaria. Posee el título de licenciada en educación física por
la Universidad Autónoma de Chihuahua en el 2010. Antropometrista certificada por la Sociedad Internacional para el avance de la
Cineantropometría (ISAK). Actualmente labora como docente en la Facultad de Ciencias de la Cultura Física. Participa activamente
como colaboradora del CA-104 "Estilos de vida saludable y actividad física".
LIDIA GUILLERMINA DE LEÓN FIERRO. Médico Cirujano y Partero por la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Chihuahua
desde 1983. Obtuvo el grado de Maestra en Ciencias del Deporte, Opción Biología en 1995, por la Facultad de Educación Física y
Ciencias del Deporte de la misma Universidad. Desde el 2010 es Doctora en Ciencias en Actividad Física y Salud por la Universidad
de Granada, España. Del 2014 al 2015 realizó estudios de Posdoctorado en Ciencias Humanas, Eje Ambiente y Sociedad, avalados
por la Universidad del Zulia, Venezuela. Desde 1992 labora en la Facultad de Ciencias de la Cultura Física de la UACH, institución
donde realiza investigación en las áreas de antropometría y fisiología de la actividad física, específicamente el estudio del
metabolismo energético de reposo y del ejercicio, perfil morfológico-antropométrico y actividad física en niños y adultos con
enfermedades crónicas no transmisibles. Ha sido miembro del Sistema Nacional de Investigadores Nivel 1, desde 2012 (2012-
2014; 2015-2018). Ha dirigido 3 tesis de doctorado, 28 de maestría y 3 de licenciatura. Es autora de diversos artículos en revistas
indizadas y arbitradas, memorias, carteles y presentaciones orales en congresos nacionales e internacionales y conferencias por
invitación. Es Antropometrista Criterio Internacional Nivel 4 de ISAK, Evaluadora de proyectos de CONACYT (RCEA), Coordinadora
académica para la Red Euroamericana de Actividad Física, Educación y Salud (REAFES) y responsable del Cuerpo Académico
UACH– 104 «Estilos de Vida Saludable y Actividad Física», Consolidado.UACH.
PABLO JORGE MARCOS PARDO. Graduado como Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte. Universidad Católica de
Murcia. España. 2004. Doctor en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte. Universidad Miguel Hernández de Elche. España.
2010. Realizó su Post-doctorados en Ejercicio y Salud en la Universidad de Heidelberg, Alemania; Universidad Federal de Rio de
Janeiro, Brasil; Universidad Autónoma de Baja California, México y en la Universidad Miguel Hernández de Elche, España. Máster
Universitario en Actividades Acuáticas por la Universidad de Valencia. España. 2006. Máster Universitario en Fitness y Entrenamiento
Personal por la Universidad de Alicante. España. 2007. Es Investigador Principal del Grupo de Investigación en Salud, Actividad
Física, Fitness y Comportamiento Motor (GISAFFCOM). Profesor de «Actividad Física y Salud», «Practicum en Reeducación Físico
Deportiva» y de «Salud y Longevidad». En Universidad Católica de Murcia (UCAM). España. Profesor de Maestría y Doctorado de
varias Universidades de España, México y Brasil. Es profesor Acreditado por la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y
Acreditación (ANECA) del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte en las figuras de: Ayudante Doctor, Contratado Doctor y
Profesor de Universidad Privada.
ARACELY ENRÍQUEZ-DEL CASTILLO, GUILLERMINA DE LEÓN-FIERRO, JORGE MARCOS-PARDO, ALEJANDRO MARTÍNEZ-RODRÍGUEZ, RAMÓN CANDIA-LUJÁN Y
CLAUDIA CARRASCO-LEGLEU. Actividad física, ingesta alimentaria e indicadores antropométricos en estudiantes universitarios
Vol. XI, Núm. 2 Mayo-Agosto 2017 68
ALEJANDRO MARTÍNEZ RODRÍGUEZ. Doctor en el programa de doctorado de psicología de la salud. Máster universitario en rendimiento
deportivo y salud. Máster universitario en formación de profesorado en eso, bachillerato formación profesional y escuela oficial
de idiomas. Máster en formación en alto rendimiento deportivo. Título de experto universitario en competencias y habilidades
profesionales. Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte. Graduado en Nutrición Humana y Dietética. Autor de
varios artículos publicados en revistas nacionales e internacionales, dentro del ámbito de las ciencias de la actividad física y el
deporte principalmente, así como relacionadas con el campo de la psicología y la nutrición. Participación en 1 proyecto europeo y
varios proyectos nacionales en relación con la actividad física. Actualmente profesor ayudante doctor en el departamento de
química analítica, nutrición y bromatología, de la universidad de alicante (España). Miembro de varios proyectos de investigación
y docencia en relación con nutrición y deporte.
RAMÓN CANDIA LUJÁN. Licenciado en Educación Física por la Universidad Autónoma de Chihuahua, egresado de la primera generación
de maestros en ciencias del deporte; opción biología de la Facultad de Ciencias del Deporte de la Universidad Autónoma de
Chihuahua. Doctor en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte por la Universidad de León, España. Docente de la Facultad de
Ciencias del Deporte de la Universidad Autónoma de Chihuahua desde 1992 a la fecha. Ha participado como ponente en diversos
congresos y dirigido tesis de licenciatura y maestría. Autor y co-autor de varios artículos en revistas indizadas y arbitradas.
CLAUDIA ESTHER CARRASCO LEGLEU. Realizó sus estudios de licenciatura en la Facultad de Ciencias Químicas (FCQ) de la Universidad
de Sonora (UNISON), obteniendo en 1996 el título de Químico Biólogo con especialidad en Análisis Clínicos. En el año 1998 le fue
otorgado el grado de Maestro en Ciencias, con especialidad en Biología Celular, y en 2003 su Doctorado en Ciencias, con la misma
especialidad, ambos grados conferidos por el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (CINVESTAV-IPN) con sede en la
ciudad de México, D.F. Desde el año 2007 trabaja como maestra de Tiempo Completo en la Facultad de Ciencias de la Cultura Física
de la UACH, institución donde realiza investigación enfocada en el área de la actividad física, estrés oxidativo y salud, participando
en el cuerpo académico CA-104 «Estilos de vida saludable y actividad física» que se encuentra en nivel Consolidado.
Resumen curricular del autor y coautores
ARACELY ENRÍQUEZ-DEL CASTILLO, GUILLERMINA DE LEÓN-FIERRO, JORGE MARCOS-PARDO, ALEJANDRO MARTÍNEZ-RODRÍGUEZ, RAMÓN CANDIA-LUJÁN Y
CLAUDIA CARRASCO-LEGLEU. Actividad física, ingesta alimentaria e indicadores antropométricos en estudiantes universitarios