Editorial

La utilidad de la Historia

Francisco Alberto Pérez Piñón *
Universidad Autónoma de Chihuahua, México

La utilidad de la Historia

Debates por la Historia, vol. 9, núm. 1, pp. 7-17, 2021

Universidad Autónoma de Chihuahua

Derechos Reservados

Inicia el primer mes del año dos mil veintiuno (2021) y con ello el presente número de la revista Debates por la Historia, que desde su trinchera intenta aportar ideas sustantivas, a través de los artículos que difunde, con el firme propósito de dar a conocer qué es lo que hace el pasado a las personas y qué hacen con el pasado los historiadores y quienes se dedican a incursionar en este terreno disciplinar. Ellos, con la mira puesta en el escenario futuro, aspiran a la construcción de una nueva sociedad acorde a los tiempos, en los cuales las luchas pasivas o activas siguen presentes en las distintas sociedades del orbe, por la ancestral desigualdad económica, por la distribución inequitativa del poder concentrado en los partidos políticos mayoritarios, en donde la democracia se ha convertido en la intolerancia de las mayorías, debido a la tolerancia de las minorías ( Beltrán, 2004); en sí, estamos en busca de una sociedad más armónica y comprometida con los valores mundanos de los hombres y las mujeres.

Sentido histórico

Como el título de la presente editorial lo expresa, estamos en busca de la disciplina histórica como herramienta teórico metodológica, que permita la orientación y la motivación de las prácticas de la sociedad, en sí, que los constructos investigados -y por investigar- sean de utilidad, que contribuyan a la creación del pensamiento histórico, el cual se conforma y se manifiesta en las distintas temporalidades del pasado, el presente y el futuro. Se trata de poner las miradas más allá del simple y llano pasado ahistórico, en el que se han venido realizando las prácticas de la investigación historiográfica, para establecer el eslabonamiento de ese pasado con el presente y no descuidar el futuro, porque este se construye a través de las narrativas que realiza el historiador, a partir de evidencias. Sus percepciones e interpretaciones se convierten en constructos que ayudan a la configuración de la cultura, la conciencia y el humanismo; elementos tan necesarios en nuestras sociedades. Lo que debe animar los estudios investigativos del área histórica es el rescate del sentido, el para qué de la disciplina en las distintas temporalidades.

Pensar históricamente significa concebir el pasado como esa configuración de la cultura, con la cual se actúa en el presente, y pretender la proyección de sociedades futuras, basadas en los valores necesarios para actuar en la vida cotidiana. La utilidad de la historia supone considerarla como una de las ciencias sociales que tienden hacia conocimientos más cercanos al hombre y la mujer; mediante el estudio de los vínculos simbólicos establecidos en las distintas temporalidades, lo que les obliga a actuar en determinadas direcciones. Por ello, el estudio de la disciplina está abocado a la cultura en general.

Es de interés mencionar que ya desde hace tiempo se ha pretendido abandonar el concepto de utopía, tan trabajado por los historiadores. Ahora emerge la categoría distópica, para hacer alusión a sociedades que se avecinan a su propia destrucción. La categoría de utopía, desde los espacios sociales, está abocada a la propugnación por sociedades nuevas, basadas en la socialización de medios de producción en bien de la misma sociedad, como lo menciona uno de los socialistas utópicos:

En El Nuevo Mundo Amoroso, Fourier describe una sociedad cooperativa, con absoluta igualdad entre hombres y mujeres, entre gobernantes y gobernados, donde no sólo habrá abundancia y una infinita variedad de diversiones, puesto que cada uno se entregará ardientemente al placer. Este tipo de sociedad permitirá alcanzar la armonía, como la que existe en los cuerpos celestes, regidos por la ley de atracción que une las oposiciones sin suprimirlas ( Rivadeneyra, 2007, p. 354).

En definitiva, la temporalidad y sus postulados -como los plantea Fourier- no corresponden a los tiempos que estamos viviendo. Sin embargo, su rescate historiográfico -su sentido- tiene que ver con la necesidad de no abandonar las utopías en la conformación de futuros encaminados en bien de la totalidad social. No se puede negar la utilidad de un pensamiento cooperativista, que busca la igualdad del género humano -entre poderosos y débiles-, teniendo como finalidad la armonía social. Como corolario de la interpretación de esta cita, no es posible que olvidemos la utilidad de las utopías que se pueden plantear desde esta disciplina, pero no podemos quedar a la espera -como lo hacía Fourier- de que los ricos se desprendan de sus riquezas y se las proporcionen a los pobres para quedarse solo con lo necesario para la reproducción de su vida material y espiritual. Por supuesto que debemos luchar por dichas utopías para conformar el futuro y desde este campo es un deber que no puede soslayarse; se deben construir para hacer frente a las sociedades distópicas ?plantean en la literatura como mundos ficticios- antes de que esos mundos nos alcancen.

Matriz disciplinar de la historia

No es posible eludir los avances que ha tenido la historia como disciplina, desde aquellos episodios narrativos literales de documentos, que daban prueba de la cientificidad del conocimiento histórico; el paso por la metódica Escuela de los Annales en sus distintas generaciones o eclosiones; hasta llegar al giro cultural y giro lingüístico, que en la actualidad se debaten a nivel mundial como nuevas teorías de la historia. El giro cultural se aboca a los objetos de estudio de la historia, con un marcado acercamiento a la antropología, que hacen alusión a las personas y a sus pensamientos en distintos tiempos; mientras que el giro lingüístico se perfila a lo estético y argumentativo de la escritura de la historia y las repercusiones de sus planteamientos. Este enfoque historiográfico corresponde al denominado pensamiento posmodernistas, el cual es fuertemente cuestionado como un pensamiento que destruye los basamentos del trabajo del historiador, pues la metodología es fuertemente socavada por supuestos e imaginarios carentes de evidencias. Al menos desde ese ángulo se enfoca la critica que realiza Rüsen, para defender los enfoques teóricos desde donde se puede plantear y rescatar ese pacto tácito entre los lectores que aspiran a una lectura verídica de los contenidos históricos. En este sentido, lo que se narra es resultado de las evidencias encontradas e interpretadas por el historiador, diferenciándolas de la novela histórica en la que se espera una lectura de ficción y que de antemano se entiende que es algo imaginado e irreal, con posibles semejanzas con la realidad. Con la siguiente cita se rescata la matriz disciplinar de la historia:

En definitiva, y siguiendo a Rüsen, se pueden observar los siguientes parámetros para comprender nuestra matriz disciplinar: a) la necesidad de orientación de las prácticas vivenciales humanas y que es la determinante en la elección de distintos intereses de conocimiento acerca del pasado; b) los horizontes dominantes sobre el pasado humano desde donde éste aparece como historia entre el presente y el futuro (conciencia histórica); c) el método histórico como prenda de cientificidad (narrativa y no nomológica); d) las distintas formas historiográficas desde donde el conocimiento histórico espera potenciales receptores; y e) la función de la historiografía en cada presente ( Rüsen, citado por Ovalle, 2019, p. 18).

Con la firme intención de dar interpretaciones a la cita anterior, podemos aventurar algunos juicios, resultado del camino recorrido como participante en distintos coloquios, seminarios y congresos, en los que es poco posible pensar que los resultados de investigación historiográfica presentados tengan alguna utilidad, más allá de recuperar el pasado y de que no se pierda la memoria. Quizás esa sea la forma más socorrida para realizar el trabajo de investigación en este campo, pero en nada se asemeja a lo que expresa Rüsen en el sentido de que sirvan en la orientación de las acciones que realizan los individuos en la vida cotidiana. Al parecer la concepción del pasado por el pasado mismo sigue pesando demasiado en el trabajo de las y los historiadores en pleno siglo XXI y sin que deje de ser un conocimiento útil, como un pensamiento ilustrado y erudito, es muy distante a que ese pasado se asiente y sirva para la actuación en el presente y mucho menos que tenga las propiedades de ser presentado como elemento temporal en la estructuración de los futuros o de esos horizontes de expectativas, a la manera cómo lo presenta Reinarth Koselleck. Este autor concibe el espacio referido a la experiencia como la temporalidad vivida, experimentada y limítrofe con el presente, la cual está en constante interacción y sirve como proyección del porvenir. Al orientar las prácticas cotidianas, la experiencia es concomitante con las finalidades de seleccionar y direccionar los intereses de las temáticas a investigar, con el ideario de la utilidad de la escritura de la historia que hacen los historiadores.

Siguiendo el orden de los apartados de la matriz disciplinar, se hace presente la construcción de la conciencia histórica, resultante temporal enraizada en la historia, la cultura y la memoria. La conciencia histórica, como se ha definido en una de sus acepciones, es darse cuenta de la realidad, para lo cual se requiere el conocimiento generado; el cual representa ese horizonte del pasado, del presente y del futuro.

La conciencia es la forma de actuar en las sociedades, con conocimientos reflexivos orientados hacia su transformación o conservación; es ese constructo que direcciona las acciones de los hombres y las mujeres en la sociedad, para lo cual es básica la formación de la cultura, que debe estructurarse desde la utilidad de la historia. Se puede argumentar que la memoria forma parte de las vivencias propias o cercanas de los acontecimientos que se tienen presentes y que se rememoran con fines de atención en la reparación o en los perdones que ayudan a sanar las heridas. La utilidad de la historia tiene que continuar, si deseamos que siga siendo una disciplina comprometida con la construcción de sociedades ideales y utópicas; o -en definitiva- desaparecer o ser condenada a los saberes y conocimientos ilustrados con usos y sentidos arrogantes.

Otro elemento enunciado en la matriz disciplinaria de la historia -descrita por Rüsen- es el referido al método histórico, el cual hay que defender contra los detractores que cuestionan que el método narrativo tiene poco o nada de valor para otorgar a la disciplina de la historia la cientificidad requerida. Las argumentaciones al respecto pueden ser diversas, pero -sin ser agobiante- rescatamos como prueba de ello los tres volúmenes de Tiempo y narración, escritos por Ricoeur ( Lolas, 2010), en los cuales opone el método narrativo al nomológico. Este último ha respondido al conocimiento duro de las ciencias naturales, pero la historia, en su rescate como ciencia de lo humano -como se enunció anteriormente-, es una ciencia que se refiere a los hombres y las mujeres de carne y hueso, con sus ideas pensamientos, sentimientos, deseos y aspiraciones; en las que es difícil rescatar subjetividades. Aquí está el punto nodal en el que Rüsen prueba que sólo a través de las narraciones se puede llegar a conocer la temporalidad histórica.

El método narrativo actualmente se aplica en el proyecto denominado Youth and history, que se realiza en Europa y distintos países de África y Sudamérica. Con él se pretende conocer lo que significa la historia para los jóvenes, mediante narrativas. Igualmente, en los trabajos de Cataño (2011) se intenta conocer pensamientos relacionados con el significado de la historia trabajada en las aulas o asumida en las interacciones de la vida práctica, en sí, la utilidad de la historia.

La matriz disciplinar también se perfila hacia el rescate de los acontecimientos e interpretaciones históricas que se esperan de los posibles receptores del trabajo del historiador. Implica pensar en las motivaciones de los usuarios, para no realizar investigaciones que de antemano están condenadas a quedar en los anaqueles de las bibliotecas, como símbolo del trabajo realizado de manera muy pulcra, cuidadosa y objetiva, pero que no alcanzan a despertar interés por su lectura y -peor aún- que son incapaces de promover la formación de conciencias comprometidas con el género humano.

El elemento final, enunciado en la matriz de Rüsen, invita a no perder de vista el sentido del desarrollo de la historia humana en sus distintos presentes; porque debemos tener la fineza inteligible para distinguir que el pasado alguna vez fue presente, el presente de hoy será el pasado, y el futuro se convertirá en presente. Con estas interpretaciones -y sin ser tautológicos en el escrito- intentamos convencer a nuestros lectores de la utilidad de la historia y sus narrativas, plasmadas a través de su escritura; no sin antes mencionar que debemos rehuir a la ingenuidad de pensar que el pasado se expresa por sí solo, eso es una falacia. La disciplina histórica es resultado de la reflexión, de juicios de humanos y es impensable imaginar que el pasado se expresa sin su intervención.

Esperando que ese pacto de verdad e interés por el sentido y la utilidad de la historia, se promueva en nuestros lectores y autores, se presenta una breve reseña de lo que podemos encontrar en este número de la revista.

El monopolio de la enseñanza. La cultura artesana a través de sus prácticas educativas: la enseñanza de los oficios durante la Nueva España es una narrativa desde los enfoques de la historia cultural, la antropología y la historia social; que sirven de plataforma para analizar la cultura artesana desde su constitución en la Nueva España. La autora se encarga de describir e interpretar la cultura del artesano y la forma en que fue construyéndose desde la educación formal e informal, como constitución simbólica en las formas de organización y estructura de los talleres artesanales en la época colonial. La construcción de la narrativa se realiza gracias a la consulta del Archivo Histórico de la Ciudad de México, Archivo Histórico de Notarías de México y la Biblioteca Nacional, Fondo Reservado.

En el artículo Lucha del recuerdo sobre el más denso velo del olvido: Profesor Gordiano Vite Ortega es la narrativa de la vida y obra educativa de un profesor con 50 años de servicio al magisterio. Los autores transitan por su historia de vida desde que era estudiante en la Normal Rural Luis Villarreal, ubicada en la ex hacienda del Mexe, en el estado de Hidalgo, y posteriormente sus experiencias como docente. Lo que se encuentra en este trabajo es una temática muy sentida en el campo de las de los profesores: sus vicisitudes, deseos y esperanzas para la edificación de la formación de los futuros ciudadanos. La técnica de las entrevistas en profundidad nos muestra la gran obra educativa del profesor Gordiano Vite Ortega.

En el artículo titulado ¿Una amistad desinteresada? Porfirio Díaz, Ezequiel Montes y su Discurso del 6 de julio de 1877 muestra como el golpe de los grupos liberales, propinado contra los grupos conservadores desde los años de 1857, fue definitivo para arrebatarles el poder político y con ello los planes relacionados con los proyectos económicos y sociales. Los liberales -a decir del autor- planteaban el poder político en un pacto federalista, basado en la creación de estados libres y autónomos; en lo económico pretendían incorporarse a la división internacional del trabajo, esto es, ubicar al país como especialista y productor de materias primas para venderlas en los mercados internacionales y en lo social, crear un masa de individuos libres dedicados a las ocupaciones deseadas y por supuesto, los campesinos ligados a hacer producir la tierra y la obtención de los productos agrícolas necesarios para la creación de los mercados internos. Como parte de este proyecto liberal es que se encuentra el discurso del liberal Ezequiel Montes, del 6 de julio de 1877, y coquetea con la llegada de Díaz al poder, a quien visualiza como el paladín para conservar los postulados de la Constitución Liberal de 1857, de allí el título del trabajo.

Veracruz. Libro de lectura: instrumento ideológico y herramienta didáctica del proyecto ?Educación Popular?, 1919-1932 nos lleva al contexto social posterior al movimiento conocido como la Revolución mexicana, en donde las fuerzas Carrancistas y el Grupo Sonora pusieron en práctica el proyecto educativo que demandaron las generaciones revolucionarias y en el cual quedaron asentados los principios de laicidad y gratuidad de la educación. El artículo nos lleva de paseo por los intentos pedagógicos de instrumentar una educación pública para todos los mexicanos, equiparando las acciones a una gran reforma educativa en esos tiempos.

La enseñanza de la historia en las aulas: un tema para reflexionar nos lleva a pensar en la utilidad de la historia en el salón de clases, donde regularmente se manifiesta un diagnóstico que en nada favorece lo que están trabajando los profesores. En las clases pocas veces motivan a sus estudiantes y esto provoca desinterés por los contenidos históricos incluidos en los programas oficiales para el nivel de bachillerato. Los autores presentan una propuesta para el abordaje de contenidos programáticos, sustentada en innovaciones pedagógicas del constructivismo y de los aprendizajes significativos, de tal forma que el lector encuentre sentido al triángulo pedagógico establecido entre profesores, contenidos y estudiantes. En definitiva, se hace patente la necesidad de buscar nuevas metodologías para abordar los contenidos de esta disciplina, la cual es indispensable para motivar y orientar la vida cotidiana, en pos de una mejor sociedad.

Con Desafíos de la historia oral en las sociedades oprimidas: caso cubano, como su nombre lo indica, los autores nos llevan al rescate de la oralidad de las personas que viven oprimidas en regímenes como el que prevalece en Cuba, donde se plantea un gran desafío para la historia oral, pues los sujetos no son libres de expresar sus opiniones y la historia oficial es manipulada. Este trabajo de investigación fue resultado de una visita académica realizada a La Habana, que tenía como objetivo encontrar la influencia de las ideas soviéticas en la cultura cubana, a partir de los testimonios de las personas.

Fidel Castro Ruz: presencia y perdurabilidad en Sancti Spiritus evidencia que la representación en el imaginario social del líder cubano está presente y perdurará por mucho tiempo como el personaje que fue, el revolucionario que se enfrentó a los intereses de los Estados Unidos de América, encarnados por el militar Fulgencio Batista, quien fuera presidente de Cuba de 1940 a 1944 y posteriormente convertido en dictador de facto entre 1952 y 1959. Al triunfo de la Revolución cubana, en el año de 1959, se realiza la visita de Fidel Castro a Sancti Spiritus, junto con la caravana rebelde, visita inolvidable, a la que se aboca la narrativa del escrito. La recuperación de esa visita es por medio de documentos y de entrevistas, exaltando el recibimiento que el pueblo espirituano le hizo en ese momento histórico. Otra visita realizada a esa población fue cuando se hizo frente a la rebelión Trujillista en Escambray y el final post mortem, cuando sus restos en la ruta a Santiago de Cuba pasaron por Sancti Spiritus, en lo que se le denominó la caravana al revés.

Finalmente, en la sección de reseñas, se presenta aquella que invita a la lectura del libro denominado En torno a la historia y la educación. Campos y travesías, obra resultante del fructífero trabajo realizado en el Seminario Nacional de Historia de la Universidad y la Educación, que ha tenido como sede la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH) desde hace veintitrés años (23) y al cual se han sumado profesores, estudiantes e investigadores de la Universidad de Guanajuato (UG) y de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). La estructura del libro nos muestra una excelsa obra colectiva coordinada por M.H.A. Lis Alejandra Andrade Figueroa de la UMSNH y por la Dra. Cirila Cervera Delgado de la UG, por lo que invitamos a nuestros lectores a conocer en principio la reseña que aquí se presenta y posteriormente la obra en su totalidad.

Dejamos aquí las ideas de la presente editorial que direcciona la política de la revista Debates de la Historia y como en reiteradas ocasiones, se hace la invitación a la crítica de lo que aquí se publica y a que nuestros lectores continúen enviando sus productos investigativos.

Referencias

Beltrán Gaos, M. (2004). Tolerancia y derechos humanos. Política y cultura, (21), 179-189. Recuperado de: http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0188-77422004000100012&lng=es&tlng=es.

Cataño Balseiro, C. L. (2011) John Rusen y la conciencia histórica. Revista Historia y Sociedad, (21), 221-243.

Lolas Stepke, F. (2010). Reseña de "Tiempo y Narración" de Ricoeur, Paul. Acta Bioethica, 16(1), 92. Recuperado de: https://www.redalyc.org/pdf/554/55415501013.pdf.

Ovalle Pastén, D. (2019). Actualidad en teoría de la historia. Una mirada desde las ?relaciones con el pasado?. Autoctonía. Revista de Ciencias Sociales e Historia, 3(1). Recuperado de: http://www.autoctonia.cl/index.php/autoc/article/view/112.

Rivadeneyra, J. (2007). Los socialismos. Revista Venezolana de Análisis de Coyuntura, 13(1), 353-362. Recuperado de: https://www.redalyc.org/pdf/364/36413116.pdf.

Notas de autor

* Director
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