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Reseña del libro: Movimientos estudiantiles en América Latina de Nicolás Dip
Book Review: Student Movements in Latin America by Nicolas Dip
Debates por la Historia, vol. 12, núm. 1, pp. 237-247, 2024
Universidad Autónoma de Chihuahua

Reseñas

Algunos derechos reservados
Dip Nicolas. Movimientos estudiantiles en América Latina. Interrogantes para su historia, presente y futuro. Argentina. CLACSO / IEC-CONADUT. 83pp.. 978-987-813-458-1

Recepción: 08 Octubre 2023

Aprobación: 02 Diciembre 2023

Publicación: 31 Enero 2024

DOI: https://doi.org/10.54167/debates-por-la-historia.v12i1.1463

El tema de los movimientos estudiantiles viene cobrando cada vez mayor interés y –en consecuencia- cada día aparecen más publicaciones que así lo atestiguan. Al menos para el caso de México, han sido muy variados los factores que ocasionan que haya más autores y publicaciones dirigidas hacia estos tópicos, como lo prueban los reportes de estados de conocimiento de la investigación educativa que decenalmente elabora el Consejo Mexicano de Investigación Educativa (COMIE). En el informe de la década 2012-2021 aparece un capítulo exclusivo para analizar las publicaciones generadas sobre los movimientos sociales –incluidos los estudiantiles y magisteriales- que evidencian el repunte de la productividad durante dicho periodo (Tkocz, en prensa). Entre los factores que propiciaron su expansión, podemos mencionar la desclasificación de archivos como el de la Dirección Federal de Seguridad (Vega, 2023), la apertura de nuevos espacios de investigación como los Archivos Históricos de las Escuelas Normales (Arteaga, 2016) y la carta de naturalización que adquirieron los nuevos enfoques de investigación basados en la historia oral (Liddiard et al, 2021).

La Universidad Autónoma de Chihuahua (UACH) no podía escapar a este influjo y precisamente en varios trabajos de investigación desarrollados en los programas de Maestría en Innovación Educativa y Doctorado en Educación, Artes y Humanidades se tomaron como eje de análisis los movimientos estudiantiles a nivel estatal, analizándolos bajo dos vertientes: 1) Desde el espacio universitario con la formación crítica y humanista de los estudiantes de la Escuela Preparatoria de la UACH en las décadas de 1960 y 1970 (Ontiveros, 2020) y 2) Con los movimientos estudiantiles normalistas de la década de 1960 a 1970 (Vega, 2023).

El factor común que une a esas dos vertientes de investigación es el lugar hacia donde enfocaron la mirada los autores para trazar la ruta a los antecedentes de los movimientos estudiantiles. El punto de llegada fue el sur de nuestro continente y concretamente la República de Argentina, donde se identificó que la Reforma Universitaria de Córdova –de 1918- influyó en el desarrollo de otros procesos similares en el contexto latinoamericano del siglo XX y lo que va del XXI, por lo que hubo que recurrir a investigadores argentinos con aportaciones al respecto. El Dr. Nicolás Alberto Dip fue a quien identificamos con abordajes importantes sobre el tema y a partir de allí se convirtió en uno de nuestros soportes para analizar el desarrollo de los movimientos estudiantiles en América Latina (Dip, 2023, 2022, 2020, 2018).

Pero las aportaciones no quedaron solamente en las publicaciones académicas que ha realizado sobre este tema para el contexto argentino y mexicano, sino que aceptó la invitación que se le hizo desde el Cuerpo Académico de Historia e historiografía de la educación de la Facultad de Filosofía y Letras de la UACH, para integrar el comité de grado de Arianna Vega Hernández, quien presentó la tesis titulada La represión a los movimientos estudiantiles y magisteriales en Chihuahua (1960-1970). La tarea consistió en fungir como revisor externo e integrante del sínodo, para que la estudiante obtuviera el grado de Doctora en Educación, Artes y Humanidades a finales de 2023. Luego de la culminación de esta actividad, el Dr. Dip compartió el libro Movimientos estudiantiles en América Latina. Interrogantes para su historia, presente y futuro con estudiantes y profesores de posgrado de la UACH, texto que en ese momento era su más reciente producción.

Como muestra de gratitud al apoyo desinteresado que brindó en las actividades académicas del Cuerpo Académico de Historia e historiografía de la educación y dado el interés que suscitó la mirada global que ofrece sobre el desarrollo de los movimientos estudiantiles en América Latina, asumimos como tarea ofrecer una reseña de su libro. Este trabajo lo ubicamos como una investigación que aporta en la identificación de los movimientos estudiantiles más importantes de los países latinoamericanos, así como de las interrogantes que ayudan a repensar su estudio en la escala nacional y estatal.

Características generales del autor y de la obra

Nicolás Dip es Doctor en Historia y Licenciado en Sociología por la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Actualmente se desempeña como investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) de Argentina, e imparte clases de grado y posgrado en la UNLP y en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Se ha desempeñado como becario del Programa de Becas Postdoctorales en el Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, y como becario doctoral y posdoctoral del CONICET. Sus líneas de investigación están abocadas al estudio sociohistórico de las izquierdas y a la historia reciente de las universidades, los intelectuales y los movimientos estudiantiles de América Latina. Es director de la colección “Izquierdas de América Latina” de Prohistoria Ediciones (Dip, 2023).

En cuanto a la obra, como el mismo autor lo apunta, se trata de un libro de bolsillo y como tal intenta condensar en muy pocas páginas un tema tan amplio como el de los movimientos estudiantiles en América Latina, abarcando desde la Reforma Universitaria de Córdoba hasta las experiencias feministas de los años recientes. Por este simple hecho hay un mérito importante, pues a veces cuesta más trabajo simplificar y resumir un tema tan abundante, que desarrollarlo en decenas de cuartillas hasta agotar las últimas ideas.

Otra marca distintiva del texto es su ubicación como parte de la biblioteca Que se pinte de pueblo, nombre que aparece como un referente simbólico que obliga y compromete a que sigamos luchando para que las instituciones universitarias se comprometan con las causas sociales que benefician a las mayorías. En esta disputa no solamente están presentes las demandas internas como institución (autonomía, democratización de sus espacios de decisión, gratuidad del servicio educativo, etc.), sino las exigencias sociales que históricamente han estado presentes en todos los países de nuestro continente (justicia, equidad, libertad, paz, democracia, lucha contra la corrupción, entre otras). La aportación que esta biblioteca hace en los espacios académicos no es cosa menor, pues en pleno siglo XXI permanece latente la amenaza de las políticas neoliberales que buscan debilitar la educación pública y retroceder hacia los esquemas de antaño en los que la educación universitaria era un privilegio para las élites económicas y políticas; aspecto que de alguna manera ha sido una de las causas de movilizaciones estudiantiles en el continente.

Precisamente el libro nos ayuda a entender que hay una línea muy tenue que divide el origen de un movimiento estudiantil con demandas aparentemente simples y acotadas al ámbito escolar; de su desarrollo pleno como luchas por reivindicar derechos y combatir situaciones anormales que interfieren en el desarrollo óptimo de la sociedad, y les convierte en acciones contestatarias o en desobediencia, que de manera casi instintiva el poder político y económico intenta reprimir o desacreditar (Tkocz y Trujillo, 2020; Ontiveros, 2020).

Otra cualidad del libro es su valor intrínseco no solo para identificar una cartografía general de los movimientos estudiantiles latinoamericanos y caribeños, sino en lo que aporta para destacar el papel de la memoria y del historiador en el estudio de los movimientos del pasado, a la manera como lo señala Pierre Nora, pues contribuye en recuperar el compromiso de la comunidad académica para lanzar interpretaciones en bien de la sociedad (Pérez, 2023) y qué mejor que un tema como el papel de la universidad como institución impulsora de cambios sociales. El propósito en mención se cumple con el simpe hecho de traer a la discusión el tema y volverlo un asunto vigente, para que no se olviden las conquistas que históricamente hemos alcanzado como resultado de los grandes movimientos estudiantiles, las directrices que ofrecen para comprender los procesos que se viven en movimientos contemporáneos a escala local y las expectativas acerca de los futuros que queremos; entre ellos, una universidad que se “pinte de pueblo”.

El lenguaje metafórico y las analogías son otra característica importante del libro. Los movimientos estudiantiles considerados como emblemáticos en diferentes países del continente -entre ellos el 2 de octubre de 1968 en México- el autor los caracteriza como ecos que resuenan con diferente nivel de intensidad y se dejan escuchar en los movimientos presente. Resalta por ejemplo la Reforma de Córdoba de 1918 como un gran eco que resonó de alguna forma en otros movimientos del continente a lo largo del siglo XX y que sigue resonando con menor intensidad en los del siglo XXI. Sin embargo, no decimos –y tampoco lo hace el autor- que la reforma cordobesa haya sido el origen de todo, sino que esta a su vez es producto de otros ecos, como el que provino del Primer Congreso de Estudiantes Americanos de Montevideo, en 1908, donde se hizo patente la demanda de participación de los estudiantes en los órganos de gobierno de las universidades.

La pregunta que surge para nuestro caso –en el estado de Chihuahua- es si debemos profundizar en el estudio de los movimientos locales como el del 23 de septiembre de 1965, en la región de Madera (García, 2015), donde participaron estudiantes normalistas, campesinos y profesores rurales; o en la huelga de 1967 en la Escuela Superior de Agricultura Hermanos Escobar de Ciudad Juárez (De los Ríos, 2016), por mencionar solo dos ejemplos. Necesitamos saber si estos acontecimientos fueron eco para otros eventos a mayor escala o si en ellos se escucharon ecos provenientes de otras latitudes. Las respuestas ya se asoman en trabajos como el de Vega (2020), donde ofrece pistas para analizar el papel de la Revolución Cubana en los movimientos estudiantiles normalistas de la década de 1960 o incluso yendo más hacia atrás, al establecer como eje de análisis el papel de la educación socialista del sexenio cardenista (1934-1940) como eco que resonó hasta las generaciones que participó en el levantamiento armado de Madera.

Interrogantes resueltas y nuevos cuestionamientos

Aunque el Dr. Nicolás ofrece algunas respuestas para las preguntas que plantea en cada uno de los ocho apartados del libro, lo cierto es que hay otras tantas en las que se debe ahondar, aún más si tratan de vincular los movimientos estudiantiles latinoamericanos con los acontecimientos locales. La primera de ellas tiene que ver con el componente político e ideológico con el que se suele desacreditar alguna marcha o protesta como las que frecuentemente realizan estudiantes de las Escuelas Normales Rurales, donde se les asigna el calificativo de “comunistas”, “rojillos” o “grilleros” y a menudo se ofrece como solución la despolitización del alumnado. El libro nos ofrece como respuesta que se trata de una visión simplista, pues la política es un componente propio de cualquier institución, no solo las normalistas, pues en ellas convergen distintos actores y grupos que se disputan su organización y sus fines. La idea es coincidente con el estudio comparativo que realizan Tkocz y Trujillo (2020) en relación a los movimientos estudiantiles de 1968 en Polonia y México, donde los estudiantes lucharon “a favor de la democratización de la vida pública, de la justicia y libertad de expresión, contra los gobiernos corruptos y autoritarios [pero fueron] Desprestigiados por la propaganda oficial como maleantes, terroristas, parásitos o buenos para nada (p. 1211).

Sobre la importancia de los movimientos estudiantiles, no cabe duda que se trata de demandas legítimas que van en bien de la propia sociedad. No solo en el libro se maneja esta propuesta, sino que en todos los trabajos que se utilizaron como referentes para esta reseña aparece la idea de concebirlas como luchas relacionadas directamente con necesidades de progreso expresadas a nivel mundial (Ontiveros y Pérez, 2018) o como demandas por “mejores oportunidades para la integración a la sociedad, a las políticas públicas del estado y al fortalecimiento de la vida ciudadana” (Vega, 2020, p. 26). De allí las similitudes en los movimientos de 1968 alrededor del mundo (Mayo Francés, Primavera de Praga, Matanza de Tlatelolco), que el autor solamente lo reduce a cuestionar si existió un 1968 latinoamericano.

Finalmente, y por razones meramente de espacio para la reseña, nos queda analizar la respuesta a la pregunta de si aún siguen vigentes los movimientos estudiantiles, pues incluso a nivel personal -en su momento- hice el comentario ingenuo que las actuales generaciones universitarias no toman como antes las banderas de lucha que enarbolaron –por ejemplo- las generaciones de 1968. Señalé que ahora no se toman las calles para exigir la paz en los países en guerra y el activismo se reduce a comentar desairadamente estos temas en redes sociales. El libro me dio una respuesta contundente, pues realiza lo que el Dr. Nicolás llama como intento de cartografía de los movimientos estudiantiles en lo que va del siglo XXI. Curiosamente, se trata de dos décadas de intensa actividad estudiantil en eventos como la huelga de la UNAM (20 de abril de 1999 al 6 de febrero de 2000), que se suscitó por el intento de imponer cuotas de inscripción en la máxima casa de estudios del país; el movimiento #YoSoy132 de la Universidad Iberoamericana en su lucha contra el autoritarismo y el monopolio informativo; la desaparición forzada de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa o las luchas feministas de los últimos años, por citar solo algunos ejemplos acotados al contexto nacional, pues en el libro se realiza el recuento en varios países del continente Americano. En suma, el activismo estudiantil sigue, pero se ha transformado en las formas y causas que persigue.

Conclusiones

El libro Movimientos estudiantiles en América Latina. Interrogantes para su historia, presente y futuro resulta una aportación muy valiosa porque nos ayuda a responder interrogantes que sin una lectura detallada o con un juicio anticipado nos atrevemos a contestar sin el menor análisis. Igualmente, como se propuso el autor, contribuye en despertar otras interrogantes sobre las que debemos seguir buscando respuestas. Los movimientos estudiantiles son fenómenos sociales que han estado presentes prácticamente en todos los países del mundo, pues como señalan Tkocz y Trujillo (2020), son parte de la “universalidad de ideas que acompañan a los seres humanos, independientemente de su ubicación geográfica, cultura y sistema político en que se desenvuelven” (p. 1199).

El libro nos deja la interrogante e inquietud para seguir indagando en torno a las múltiples formas y expresiones que han tomado los movimientos estudiantiles, pues en el caso de Chihuahua queda muy claro que no se trata solamente de fenómenos a nivel universitario, sino que la lucha más significativa e intensa proviene del ámbito normalista, donde la radicalización llegó a tal punto que se transformó en movimiento armado, como ocurrió en el caso de Madera. Sin embargo, utilizando la misma analogía del Dr. Dip, hubo otros ecos que provenían de movimientos y agrupaciones que surgieron al interior de la Universidad Autónoma de Chihuahua (Castorena-Sáenz, 2019), de la Escuela de Agricultura Hermanos Escobar o de las normales rurales (Vega, 2020; De los Ríos, 2015), que nos sirven para entender que cada acontecimiento histórico es causa de otro que le antecedió y origen de los que vendrán.

Referencias

García Aguirre, A. (2015). La revolución que llegaría. Experiencias de solidaridad y redes de maestros y normalistas en el movimiento campesino y la guerrilla moderna en Chihuahua, 1960-1968. Colectivo Memorias Subalternas.

Arteaga Castillo, B. (2016). Los archivos históricos de las escuelas normales: un parteaguas para la historia de la formación de maestros mexicanos. En M. E. Aguirre Lora (coord.), Historia e historiografía de la educación en México. Hacia un balance 2002-2011 (pp. 63-89, vol. 1). Consejo Mexicano de Investigación Educativa /Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior.

Castorena-Sáenz, N. (2019). Sociedad Femenil Rosa Luxemburgo Escuela de Derecho. Universidad de Chihuahua (1967-1968). Revista Semata, Ciencias Sociales e humanidades, (31), 297-312. https://revistas.usc.gal/index.php/semata/article/view/5995

De los Ríos Merino, A. (2015). “Se mataban entre ellos.” El rumor y la desconfianza: dos armas en la contrainsurgencia del México de los años 1970. Revista Tempo e Argumento, 7(16), 129-153. https://www.redalyc.org/pdf/3381/338144734007.pdf

De los Ríos Merino, A. (2016). La huelga de 1967 en la Escuela Superior de Agricultura Hermanos Escobar. En V. Orozco (Coord.), Chihuahua hoy, visiones de su historia, economía, política y cultura (pp. 113-147). Universidad Autónoma de Ciudad Juárez. http://erevistas.uacj.mx/ojs/index.php/ChihuahuaHoy/article/view/1384/1214 113

Dip, N. (2018). Libros y alpargatas. La peronización de estudiantes, docentes e intelectuales de la UBA (1966-1974). Rosario: Prohistoria Ediciones.

Dip, N. (2020). Cuatro caminos de interpretación. Política, izquierda y cuestión universitaria en la historia reciente latinoamericana. Contemporánea. Historia y Problemas del Siglo XX, 12(1), 123-138. https://ojs.fhce.edu.uy/index.php/cont/article/view/762

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Liddiard Cárdenas, S., Trujillo Holguín, J. A., Pérez Piñón, F. A., y Hernández Orozco, G. (Coords.) (2021). La historia oral: usos y posibilidades en la investigación histórico-educativa. Red de Investigadores Educativos Chihuahua.

Ontiveros Juárez, G., y Pérez Piñón, F. A. (2018). Balances y aproximaciones teóricas al movimiento estudiantil. Debates por la Historia, 6(1), 39-63. https://doi.org/10.54167/debates-por-la-historia.v6i1.9

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Tkocz, I. (En prensa). Estudio de los movimientos sociales en la década 2012-2021. En J. A. Trujillo Holguín (coord.), Historia e historiografía de la educación en México 2012-2021. Consejo Mexicano de Investigación Educativa.

Tkocz, I., y Trujillo Holguín, J. A. (2020). Movimientos estudiantiles en Polonia y México de 1968: un estudio comparativo. Izquierdas, 49, 1198-1214. https://www.scielo.cl/pdf/izquierdas/v49/0718-5049-izquierdas-49-63.pdf

Vega Hernández, A. (2020). Influencia ideológica de la Revolución Cubana en los movimientos estudiantiles normalistas en Chihuahua durante la década de 1960. [Tesis de Maestría en Innovación Educativa]. Universidad Autónoma de Chihuahua, México. http://repositorio.uach.mx/

Vega Hernández, A. (2023). La represión a los movimientos estudiantiles y magisteriales en Chihuahua (1960-1970). [Tesis de Doctorado en Educación, Artes y Humanidades]. Universidad Autónoma de Chihuahua, México. http://repositorio.uach.mx/

Notas de autor

* Es Doctor en Educación, Maestro en Educación y Licenciado en Educación Primaria. Cuenta con una especialización en Competencias Docentes por la Universidad Autónoma de Madrid (España). Entre sus publicaciones recientes se encuentra el libro “Desarrollo profesional docente: deserción y rezago educativo después de la pandemia” (coord.) (2023) y “De afectos y cariño por el magisterio. María Bricia Rodríguez de Ayala, una vida por la educación chihuahuense” (2023). Cuenta con perfil PRODEP y pertenece al Sistema Nacional de Investigadoras e Investigadores, Nivel 1. Es miembro activo del Consejo Mexicano de Investigación Educativa, de la Sociedad Mexicana de Historia de la Educación y de la Red de Investigadores Educativos Chihuahua.


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