Artículos de investigación

Universalización de la microhistoria

Universalization of Microhistory

Universalisation de la microhistoire

Francisco Alberto Pérez Piñón *
Universidad Autónoma de Chihuahua, México
Guillermo Hernández Orozco **
Universidad Autónoma de Chihuahua, México
Jesús Adolfo Trujillo Holguín ***
Universidad Autónoma de Chihuahua, México

Universalización de la microhistoria

Debates por la Historia, vol. 7, núm. 1, pp. 197-221, 2019

Universidad Autónoma de Chihuahua

Recepción: 16 Enero 2019

Aprobación: 12 Marzo 2019

Publicación: 29 Abril 2019

Resumen: Universalización de la microhistoria es el nombre con el cual se ha titulado el presente artículo, precisamente por la irradiación de este paradigma a nivel internacional, que ha puesto la mirada en rescatar los acontecimientos en esa reducción de la escala de observación a un nivel micro. Se realiza este recorrido enunciando los paradigmas historiográficos que hasta los años setenta y ochenta del siglo XX habían sido hegemónicos y que habían guiado la investigación en esta área. Sin embargo, a partir de aquel momento surgió la visión de rescatar las historias de personajes y acontecimientos localistas por lo que se le ha denominado microhistoria. Se realiza el rescate de las dos líneas de investigación que ha seguido la microhistoria, la de Carlo Ginzburg y la de Luis González y González; la primera conocida como la microhistoria a la italiana y la segunda como microhistoria a la mexicana. Ambas son narradas y diferenciadas en el presente texto, además de analizar las obras más significativas de los autores. En este texto están presentes los elementos teóricos y metodológicos en los cuales se sustenta la microhistoria y al final se invita a los interesados en esta tarea u oficio de historiador a que se recupere la propia microhistoria, partiendo de lo familiar, local y regional; siempre teniendo en mente la importancia de recuperar el sentido de lo humano.

Palabras clave: Paradigmas historiográficos, microhistoria, teoría y metodología.

Abstract: The name of this article is ?Universalization of Microhistory? specifically because this paradigm, which focuses on studying a particular event, reducing the scale of observation at a micro level, has captured international attention. This article´s journey begins by detailing the historiographical dominant paradigms that guided research in this area in the late 1970s and early 1980s. Next came a different approach that aimed to restore the stories of local characters and events that afterwards became known as microhistory. Then the article recounts the two lines of research that microhistory followed, that of Carlo Ginzburg and that of Luis González y González; the first known as microhistory à la Italian and the second as microhistory à la Mexican. Both lines are described and differentiated in the present text, besides analyzing the most significant works of both authors. After that, this report describes the theoretical and methodological elements on which microhistory is based. The journey ends by inviting those interested in the historian´s craft to recover their own microhistory, commencing from the familiar, local and regional; always bearing in mind the importance of recovering the human experience.

Keywords: Historiographical paradigms, microhistory, theory and methodology.

Résumé: Le nom « Universalisation de la microhistoire » est donné au titre à cet article précisément en raison du rayonnement de ce paradigme au niveau international et parce qu?il s?est centré sur la préservation des événements à une échelle d?observation réduite au niveau micro. Ce parcours se réalise en énonçant les paradigmes historiographiques qui, jusque dans les années 1970 et 1980, avaient été hégémoniques et avaient guidé les recherches dans ce domaine. Cependant, à partir de ce moment-là, est apparue l?idée de préserver les histoires des personnages et des événements locaux, vision à l?origine du nom « microhistoire ». On réalise le sauvetage des deux axes de recherche que la microhistoire a suivis, celui de Carlo Ginzburg et celui de Luis González y González; le premier étant connu sous le nom de microhistoire à l'italienne et le second comme microhistoire à la mexicaine. Les deux sont relatés et différenciés dans le présent texte, en plus de l?analyse des travaux les plus significatifs de ces auteurs. Les éléments théoriques et méthodologiques sur lesquels repose la microhistoire sont également présentés et, à la fin, les personnes intéressées par cette tâche ou par le travail de l?historien sont invitées à retrouver leur propre microhistoire, à partir du milieu familier, local et régional; en gardant toujours à l'esprit l'importance de retrouver le sens de l'humain.

Mots clés: Paradigmes historiographiques, microhistoire, théorie et méthodologie.

Introducción

El presente trabajo está enfocado al rescate narrativo del nuevo paradigma que surge en los años setentas, esto debido al agotamiento de los grandes paradigmas que preconizaban la historia total y que direccionaban teórica y metodológicamente la práctica de los investigadores de la historia; paradigmas que subsumían los hechos particulares en sus explicaciones generalizadoras hacia un nuevo paradigma de microhistoria, que como su nombre lo indica, le da la vuelta a las visiones telescópicas de los hechos por las visiones microscópicas en su tratamiento historiográfico.

En este nuevo paradigma se conocen dos enfoques, el de la microhistoria a la italiana de Carlo Ginzburg y el de la microhistoria a la mexicana de Luis González y González. Ambos tienen sus diferencias en cuanto a las formas en que se aproximan al rescate de ese universo micro, aunque comparten el paradigma indiciario y la reducción de la escala de observación y de análisis, se realizan los comparativos correspondientes y se presentan ejemplos de las obras de estos dos grandes historiadores como El queso y los gusanos: el cosmos de un molinero del siglo XVI( Barbosa, 2015) en el cual se aprecia el juicio al que fue sometido Menocchio por la Santa Inquisición y posteriormente llevado a la hoguera al no obtener el perdón, por haberse obstinado en sus creencias que el mundo procedía de un gran queso y el surgimiento de Dios al descomponerse el queso en gusanos. En relación a las obras de González, se rescatan para su análisis y narrativa tres: Pueblo en Vilo: microhistoria de san José de Gracia, Invitación a la microhistoria y La nueva invitación a la microhistoria. De estas obras se escudriñan los elementos que son útiles para el rescate de las historias del terruño, las personas, los recuerdos. Todo ello a través del planteamiento emotivo y no racional para el rescate de la matria, como lo menciona el autor de estas tres grandes obras.

El recorrido por el presente artículo nos traslada a conocer los enfoques teóricos y metodológicos que como sustentos epistémicos están presentes en este nuevo paradigma de la microhistoria. Gracias a las distintas fuentes y lecturas a las que se tuvo acceso para la estructuración del presente artículo, llevó a tomar conciencia del gran impacto que ha tenido a nivel mundial, razón por la cual lleva por título la universalización de la microhistoria.

Esperamos que el lector interesado, por lo que aquí se narra, se apasione y contribuya posterior a su lectura al ponerlo en práctica y que inicien por rescatar las historias a nivel micro que le circundan, empezando por su historia de la familia, amigos, poblado y lo más importante, que ellos mismos se den cuenta que como sujetos forman parte de la historia.

Los paradigmas de la historia total

Como ya se mencionó, el presente trabajo tiene la intención de profundizar en una línea de investigación histórica, que ha permitido la oxigenación de esta disciplina social y que pretende abundar en el conocimiento del hombre y la mujer, sus interacciones, formas de vida, idearios, su conformación cultural; pero ahora partiendo del nivel micro y apoyados en el paradigma de la microhistoria, que surgió ante el quiebre de paradigmas deductivos o generalizadores que miraban desde lo alto hacia abajo y ahora se invierte ante la idea de investigar históricamente de abajo hacia arriba, esto es, partir de los acontecimientos particulares, como lo explica Ronen:

La microhistoria se planteó como una respuesta a la crisis de los paradigmas hegemónicos en las ciencias sociales de mediados de la década de 1970, particularmente el estructuralismo y el materialismo marxista. Se presentó, así como una reacción frente a un cierto estado de la historia social dominante. Específicamente contra el modelo de paradigma hegemónico francés representados por la Escuela de los Annales, en particular contra su segunda etapa, la que fue dominante entre la segunda postguerra y los años ?70, dirigida por el modelo `braudeliano´ inspirado en una historia con tendencia sociológica y estructuralista, ejemplificado en la metáfora de la `larga duración´. Una historia supuestamente `social´, pero que quedaba fuertemente anclada en parámetros estructurales, privilegiando la caracterización de `sistemas´ y dejando un minúsculo margen al accionar concreto de los sujetos en tanto actores sociales ( Ronen, 2013, p. 179).

Esta cita nos obliga a la reflexión, al mencionar que ante la caída de los paradigmas hegemónicos se presenta la emergencia de nuevas formas para abordar los acontecimientos sociales. La microhistoria, que debemos de considerar como el paradigma emergente y que aun con las críticas de sus detractores para aceptarlo como nuevo, continúa poniéndose en práctica por los investigadores del área en estos primeros veinte años del siglo XXI.

Independientemente del debate teórico, se considera que con la inauguración de esta manera de abordar nuestras sociedades, permite la recuperación de las acciones de los sujetos de carne y hueso, aquellos que se habían perdido ante los grandes sistemas estructuralistas, en donde el peso recaía en la totalidad y eran desconocidos e ignorados los elementos o partículas sociales simples (individuos, pueblos, culturas subalternas). La óptica era ver desde el todo a sus partes constitutivas, partiendo siempre de categorías generalizadoras a las cuales se ajustaban los acontecimientos particulares, en el caso del materialismo marxista como paradigma dominante y del posterior desarrollo del Braudelismo ( Pérez, Hernández y Trujillo, 2018). Se partía de supuestos teóricos hegemónicos aplicables a realidades sociales concretas. A manera de ejemplo, citamos la categoría marxista de conciencia social como forma totalizante, en la cual la conciencia individual dependía de la social y esta era la configuración de las distintas manifestaciones culturales e ideológicas resultantes del modo de producción y que a la vez eran el sustento o cimiento ( Di Pasquale, 2012), que unía a la sociedad para que no se disgregara o cambiara en la manera de producir, distribuir, consumir y reproducir.

Sin embargo, hoy en día el peso a la conciencia individual ha sido rescatado al igual que el sujeto productor, hoy se sostiene que las acciones y pensamientos son del sujeto individual, y que estas dependen del lugar que ocupa en la estructura de la sociedad. También como forma totalizante y sin abundar demasiado en ello, porque ya la literatura y sus distintas lecturas están agotadas, es lo concerniente a las condiciones finalistas a las que nos llevaría el marxismo, la idea de que se llegaría a la sociedad socialista y que el desarrollo dialéctico permitiría negar a la burguesía como clase social dominante, por la llegada al poder de los proletarios. El problema es que todas las sociedades llegarían a ello y la prueba de que esa teleología fue fallida, con el cambio de los países socialistas del área de influencia de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas al repunte de las economías de mercado o capitalistas a finales del siglo XX y ¿por qué no decirlo en términos coloquiales? esta mirada de que todos los países serían socialistas porque es el modo de producción y distribución más igualitario y que los sujetos al enterarse de estas bondades, lucharían por esta forma de vida de producción y de apropiación social. Sin embargo, no hubiera sido necesario, como declaró el Dr. Antonio Blanco, docente de la Universidad de La Habana, Cuba:

El socialismo llegará montado en tanques rusos a Polonia cosa distinta sucedió en el caso de México, porque este llegó a través de la reforma agraria cardenista y aunque fue una reforma desde arriba o despótica, si benefició a las clases sociales campesinas y rurales a través de la creación de los ejidos en vez de los grandes latifundios (A. Blanco, comunicación personal, 5 de diciembre de 2018).

En el caso de Braudel, no podemos soslayar que mencionaba que no era posible entender la espuma sin el mar ( Ríos, 2009), esto para referirse a los acontecimientos de corta duración en la historia, pero siempre habían de analizarse en relación a las historias de mediana y larga duración; solo tenían sentido los objetos, fuentes, actos y pensamientos individuales en relación a la conectividad con la totalidad social. El minúsculo margen de la actuación individual es recuperado ahora con la microhistoria y maximizado, como esas historias ocultas e invisibles dejadas de lado por las grandes teorías de la historia estructuralista; ahora es posible pensar en los objetos-sujetos individuales, la recuperación y reconstrucción de historias de personajes, acontecimientos particulares y significativos a nivel local por parte del investigador.

En síntesis, la visión de la historia desde abajo y a nivel microscópico es la que encontramos en distintos trabajos o ponencias que se presentan en coloquios o congresos nacionales, como en el Consejo Mexicano de Investigación Educativa, la Sociedad Mexicana de Historia de la Educación y de la Red de Investigadores Educativos de Chihuahua, todos en México y dentro del área de la investigación educativa. Por lo que se puede generalizar de manera parsimoniosa que se continúa trabajando con esta forma metodológica y teórica de la microhistoria, por lo tanto ?y sin ser demasiado avezado en el campo- se menciona que la microhistoria es el paradigma actual de referencia que se está utilizando por los investigadores de la historia de la educación.

La mirada en estos tiempos posmodernos está puesta en los acontecimientos sociales cercanos, locales y regionales, es por ello que se hace necesario retomar y enunciar a continuación algunos de los elementos teóricos y metodológicos de este paradigma, así como las dos visiones, hasta cierto punto encontradas, de microhistoria, haciendo necesaria su aclaración y delimitación.

Microhistoria a la italiana

De inicio, en su definición nos encontramos con dos propuestas, una microhistoria a la italiana y otra microhistoria a la mexicana, por lo que se requiere diferenciar al menos en sus nociones las posturas y tratar de conocer en la actualidad si se siguen presentando las diferencias entre ambos enfoques

Iniciando con la primera, en la transcripción de la Mesa Redonda organizada por el Centro de Estudios Históricos del Colegio de Michoacán, el 18 de noviembre de 2002, el Dr. Carlos Aguirre Rojas menciona que:

La microhistoria italiana es un proyecto bastante reciente, que surgió desde fines de los años setenta y se desarrolló en los ochenta y noventa asociados a las obras de una generación de brillantes historiadores: Carlo Ginzburg, Edoardo Grendi, Giovanni Levi, Carlo Poni, por mencionar a los más representativos. Y es importante aclarar que el objetivo de esta microhistoria italiana no es el de estudiar las cosas pequeñas, ni las pequeñas anécdotas, ni tampoco los pequeños procesos. Ellos lo han dicho miles de veces: no estudiamos pueblos sino `en´ los pueblos, pero también estudiamos por ejemplo obras de arte, o biografías de ciertos individuos, o a un sector de la clase obrera en Turín en un periodo de cincuenta años. Así que es un error total tratar de identificar a la microhistoria italiana con la simple historia local (citado en Hernández, 2005, p. 195).

Este párrafo es claro en relación a lo que significa microhistoria desde este enfoque, el que apunta al estudio de una historia del tiempo pasado e intenta probar tesis generales en escenarios contextuales concretos y una vez que se confirman, se regresa a la comprensión y explicación general. Por mencionar un ejemplo, el conocer la cultura popular que existía en el siglo XVI a través del personaje Domenico Scandela, mejor conocido como Menocchio, el molinero de la región italiana de Friuli; quien fuese acusado de hechicería:

Al poco tiempo Menocchio fue ejecutado. Lo sabemos con certeza por la declaración de un tal Donato Serótino. El 6 de julio de 1601 este dijo al comisario del inquisidor de Friuli que él se encontraba en Pordenone, poco después de que hubiera «sido ajusticiado por el Santo Oficio... el Scandella» ( Ginzburg, 1997, p. 207).

El trabajo de investigación partió de las actas de los juicios que enfrentó con las autoridades eclesiásticas, pero lo interesante de la visión de Ginzburg al realizar esta investigación es que buscaba conocer los imaginarios culturales de las clases sociales marginadas, ya que antes la cultura era considerada, vista y analizada como folklore, artes y tradiciones populares. También Ginzburg tenía supuestos generales y buscaba la verificación en el personaje, en este caso del molinero friulano, quien había creado sus concepciones del venir a ser del mundo a través de interpretar de manera libre la biblia y otros libros que abordaban lo sagrado.

Se entiende que este tipo de microhistoria como se enunció anteriormente, no se estudian los pueblos, sino en los pueblos. Lo que deja lo anterior es un sabor de que esta profundización en contextos concretos bien podría ser el indicativo de emergencia de historias que se han quedado de lado y en el olvido, precisamente por ser pequeñas, siendo su reconocimiento y posible interés, solo una esfera social reducida. Sin embargo, también surgen huellas de personajes, lugares, imaginarios y cosmogonías que representaron cambios localistas o nivel micro y aunque en esta tendencia no era el objetivo rescatarlos, no podemos cegarnos que es una forma también de redimir y reconstruir la historia desde abajo, desde el nivel del suelo, y aunque la demanda era la generalización, bien podemos quedarnos con esas microhistorias o pequeños hilos ?de la telaraña?.

En relación a los cincuenta años de la focalización de los estudios de la microhistoria italiana, hoy en día se sabe que el objeto de estudio de la historia es el pasado y también el presente, con lo que se pretende construir el futuro deseable en atención y conocimiento de los acontecimientos, siempre pensando en el bienestar social y tratando de concretizar esos pensamientos de los ilustrados del siglo XVIII que idearon como finalidad. En lo económico, el aprovechamiento de la naturaleza para obtención de los satisfactores básicos en bien del hombre; y en lo político, la fórmula trinitaria de la división de poderes para que no prevalezca uno sobre el otro y no exista empate en las decisiones consensuales que se tomen y en lo social, el logro de una sociedad que consienta y haga sinergia para los logros personal y social. Por lo anterior, no importa si el rescate de microhistorias pertenece al pasado o son estructuradas desde el presente, el fin es ese rescate, utilización y revalorización, pensando siempre en el bien de hombres y mujeres del presente.

Microhistoria a la mexicana

En relación a la microhistoria a la mexicana, como se han reconocido los trabajos de Luis González y González, y como él mismo lo mencionó cuando escribió Pueblo en Vilo, la microhistoria de San José de Gracia, lo hizo con el fin de diferenciarla de la historia nacional. Posteriormente se le encomendó escribir de microhistoria y fue cuando apareció este libro como una invitación a la microhistoria. Después apareció la escritura de otro libro, denominado Nueva invitación a la microhistoria, además de los distintos artículos que se publicaron en esa línea de investigación direccionada a recuperar historias que se habían escapado de la escritura de esa gran historia que se hacía desde el centro del país e ignoraba personajes, acontecimientos y geografías como si no hubieran existido ( Hernández, 2005). En este mismo sentido y de conformidad con Arias (2006) cuando menciona que:

Por un lado, había que cuidarse, por supuesto, de leyes y generalizaciones. Pero por otra ?bien lo sabía don Luis? había que dejar de insistir en particularidades y minucias extremas a las que eran tan afectos los que practicaban la historia pueblerina, personas bien intencionadas, ante todo, pero escasamente formadas en el oficio de historiar y motivadas, muchas veces, por incorporar, a como diera lugar, a su patria chica en el escenario de la gran historia nacional, más que por descubrir la especificidad del terruño, la peculiaridad de sus pobladores. Pero, como sabemos, don Luis logró muy bien y en muy poco tiempo atravesar el pantano y ahí está Pueblo en vilo para mostrarlo y demostrarlo (p. 180).

La intención de González es clara, las historias generalizadoras no satisfacían y en varias ocasiones lo manifestó criticando la historia que se hacía desde el centro del país, lo que ilustraba con el movimiento armado de la Revolución Mexicana, el cual se presentaba por los historiadores como si hubiera sido igual en todos los estados del país.

Aquí se hace un paréntesis y aprovechamos en este espacio de escritura para explicitar que en el caso del levantamiento armado en el norte del país, concretamente en el estado de Chihuahua, se dio en el pueblo de Cuchillo Parado, en el municipio de Coyame, con el levantamiento de Toribio Ortega el 14 de noviembre, seis días antes del conocido pronunciamiento de Francisco I. Madero, quien lanzó el Plan de San Luis convocando a las fuerza vivas a levantarse en armas el 20 de noviembre de 1910 en contra el dictador Porfirio Díaz. Sin embargo, es esta última fecha la que se considera como el inicio de la Revolución Mexicana, precisamente por el centralismo histórico dominante.

Con lo anterior se ilustra también la referencia textual, de cuidarnos de esos deseos y empatías para que el terruño o la patria chica figure a nivel nacional o de hacer narrativas de esas minucias extremas. Es en ese momento cuando se rescata ese deseo y amor inefable de González, por centrar la visión de la microhistoria en el rescate de las relaciones establecidas por los pueblerinos, sus condiciones de vida, pero sobre todo sus formas e intercambios culturales que se van pasando de generación en generación. Existen varios ejemplos de esto, uno de ellos está relacionado con la ordeña de las vacas, ese oficio importante en los pueblos y sus moradores, que sin ser una actividad lucrativa tenía el significado de la alimentación saludable para las familias; que aparte de obtener leche y consumirla directamente, estaban las distintas actividades que se realizaban para la elaboración de productos derivados del lácteo, al grado de que se puede establecer y diferenciar a través de sus ocupaciones laborales el grado de especialización cultural al que arribaron distintos poblados.

Sin duda, la obra Pueblo en Viloes un texto reconocido dentro y fuera de México como un caso ejemplar que universalizará este pensamiento de amor y pasión por rescatar las microhistorias o historias locales en otros países. Como sucedió en la República de Polonia, cuando formaba parte de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas; a través de un comentario que realiza la estudiante de nacionalidad polaca Izabela Tkocz ?nosotros leíamos Pueblo en vilo en la universidad y lo teníamos como guía en el rescate de las historias de nuestro país, porque teníamos presente que no podíamos perder nuestro pasado y ello nos ayudaba? (I. Tkocz, comunicación personal, 11 de noviembre de 2018). Con este testimonio se reconoce el valor y la utilidad de la obra antes mencionada, así como su internacionalización. Además, permite conocer cómo el texto ha sido ejemplar para recorrer el camino historiográfico y en lugar de seguir esa historia lineal, total o más claro aún del marxismo, se cambia por la necesidad de conocer el pasado y el presente, como en el caso de Polonia y varios países donde urge rescatar las raíces culturales después de la usurpación de la Rusia comunista, cuando la identidad había sido suplantada y ahora su recate será lo que volverá a unir y direccionar a la Polonia actual.

La microhistoria a la mexicana se aboca al estudio de ?la sociedad microhistórica, el objeto de estudio, es el pueblo entendido como `conjunto de familias ligadas al suelo´, `un puñado de hombres que se conocen entre sí, cuyas relaciones son concretas y únicas´, donde imperan las relaciones personales inmediatas? ( Arias, 2006, p. 181). Al mirar a través de este instrumento teórico metodológico se está realizando una ojeada microscópica en donde interesan cuestiones sencillas, pero no por ello menos importantes. Es necesario mencionar que la historia como ciencia social comprende de las relaciones dependientes e independientes, de la voluntad que se establecen entre los seres humanos; se trata del interés hermenéutico por rescatar a hombres y mujeres, así como el sentido que le asignan al estar en este mundo, en donde se establecen imaginarios, deseos y aspiraciones, donde el terruño juega un papel cohesionador muy importante, pues es su matria, por lo que adquiere un significado concreto. Expresado en términos de González no es abstracto como el significado que se le asigna al concepto general de patria.

Es de suma importancia el rescate de las interacciones simbólicas establecidas entre la gente popular, personas con las que se ha tenido contacto y que están presentes en el acontecer cotidiano. Esta forma de hacer historia está ligada a lo cualitativo, porque le interesan las cualidades, pensamientos e ideas de las personas, porque son a través de ellas que articulan su micro universo porque:

Para don Luis la microhistoria, historia pueblerina, historia parroquial, historia matria, de la patria chica, municipal, concreta, de campanario, como solía llamarlas de manera intercambiable, debía ser, ante todo, el relato verdadero, concreto y cualitativo del pretérito de la vida diaria, del hombre común, de la familia y el terruño ( Arias, 2006, p. 181).

Es interesante que el hombre recupere su pasado familiar, porque ahí es donde inicia su historia, en la reconstrucción de la historia de sus ascendentes y el interés por tener presente su pasado, las actividades productivas del poblado, de la historia local aledaña a la propia, el rescate cultural de sus mitos, ritos y utopías ( Hernández, Pérez y Trujillo, 2018). En fin, la historia nos tiene que llevar y motivar a pensar históricamente, porque todo lo que nos circunda tiene historia que está esperando a que alguien la haga visible y la cuente, para que con ello pueda formar parte de la cultura y el sujeto la haga suya, porque lo humano es su historia. Se hace una propuesta con la siguiente cita de Ríos, de lo que debe motivar o estar presente para este rescate de acontecimientos a nivel microscopio:

Emociones que no razones son las que inducen al quehacer microhistórico. Las microhistorias manan normalmente del amor a las raíces? González hace aflorar la razón. La mueve una intención piadosa: salvar del olvido la parte del pasado propio que ya está fuera de uso. Busca mantener el árbol ligado a sus raíces. Es la que nos cuenta el pretérito de nuestra vida diaria, del hombre común, de nuestra familia y nuestro terruño. No sirve para hacer, pero sí para restaurar el ser. No construye, instruye. Le falta el instinto adivinatorio. No ayuda a prever; simplemente a ver ( Ríos, 2008, p. 313).

Existe algo que los investigadores del área de la historia casi no mencionan, es que desde la selección de la temática a investigar está presente el deseo o el sesgo por esa elección, no es verdadero que el sujeto es neutro o imparcial cuando se lanza a la investigación, porque el mismo es parte ya de ella, algo está buscando que le mueve las entrañas y el corazón. Aquí si se menciona que es el amor por lo nuestro, por nuestra matria, familia, pueblo. Lo emocional es la parte para escudriñar en los más alejados rincones de la realidad, la respuesta a las preguntas indagatorias que siempre tienen que ver con su vida y con sus recuerdos. El amor se menciona en la cita y después la razón para penetrar en esas raíces de información de lo nuestro, los paisajes, amigos, placeres, cultura siempre juzgados por el sujeto que investiga, pero también siendo cuidadosos al triangular la información para que el conocimiento a comunicar sea el científico.

Si bien, la metáfora del árbol ligado a sus raíces se puede expresar de varias maneras, preferimos externar que es la maravilla por tratar de recuperar algo que se está perdiendo y no queremos dejar ir. Es difícil seguir a Luis González y González en la lectura de Pueblo en Vilo, Invitación a la microhistoria y en la Nueva invitación a la microhistoria sin dejar de lado las emociones personales por el tiempo y los acontecimientos del pasado; pero continuemos para entender cómo la microhistoria puede convertirse en la herramienta para acrecentar el conocimiento científico de la historia.

Elementos teórico-metodológicos de la microhistoria

En relación a los sustentos del paradigma de la microhistoria se clarifica cuáles son estos, que no sean sólo juicios a priori, expresado a la manera de Emanuel Kant como simples y llanos supuestos, sino que deben estar anclados en lo concreto de los acontecimientos. En ese sentido, Roldán (2013) menciona que:

Si a una definición por características generales nos referimos, la que corresponde a la microhistoria parece haber sido esquematizada a partir de un soporte de tres puntas: reducción de la escala de análisis, explotación intensiva de la(s) fuente(s) y adopción del modelo de exposición explicativa -muy generalmente relacionado, según sea bajo el impacto del paradigma indiciario o la descripción densa, con el esquema de una novela policial o con la forma del drama social (p. 180).

Se amplía la explicación del modelo de tres puntas al que se refiere la cita, comenzando con la escala de análisis, esto se refiere al espacio en el cual se realiza el trabajo, lo micro de un acontecimiento local, regional, una persona y/o acontecimiento. Lo que interesa es ese espacio a nivel microscópico y revisar mediante la investigación o la observación. El modelo se acopla perfectamente a procedimientos inductivos y a las cualidades de lo que sea posible descubrir, no importa tanto la investigación telescópica, ni cuantitativa relacionada con los datos; el trabajo de análisis es sencillo pero muy emotivo. Se compromete por la profundidad de las cosas y personas, lo que se pierde en extensión se gana en intención y en empatía por los sucesos que se rescatan, que se convierten en las narraciones que pueden llegar a calar profundamente en el investigador y a quienes se dirija el trabajo.

El segundo punto es en relación a la explotación de las fuentes. Está relacionado con la intensificación y profundidad de la extracción de la información, algo apasionante que es el trabajo detectivesco que el investigador sigue. Tiene que ver con ir encontrando pistas en direcciones distintas y opuestas, triangular información con archivos donde estos se encuentren, con las narrativas de los lugareños o con quienes estén familiarizados y sin descuidar nunca la subjetividad de quien esté recuperando esa microhistoria, que bien puede ser un investigador o una persona común, pero con el desiderátum de conocer más lo que le interesa.

Por lo que concierne al modelo de exposición explicativa es la manera sencilla de presentar los resultados, las comunicaciones son con fines de entendimiento, emotivas y contienen deseo de que se siga abundando en la información y también que permeen con deseos de ponerse en práctica para el rescate de los acontecimientos en diferentes latitudes, según Giovanni Levi (1993):

La microhistoria trata de hacer una descripción más realista del comportamiento humano, recurriendo a un modelo de la conducta humana basada en la acción y el conflicto y que reconoce una relativa libertad individual a pesar y más allá de las trabas de los sistemas prescriptivos y opresivamente normativos (citado en Ronen, 2013, p. 171).

Con esta aportación, Levi deja en claro que le interesan las conductas humanas, de ahí la necesidad de la profundidad en este tipo de estudios. Lo que se gana al considerar en intensidad el espacio de estudio reducido en escala.

En efecto, la capacidad individual de interpretación y de construcción de lo real es lo que yace en el corazón de este modelo, evidentemente marcado por el constructivismo lógico. La sociología de redes y los aportes de Norbert Elias. Gribaudi asegura, por lo tanto, que ?el problema de la escala no es pertinente sino al interior de la óptica macrosociolo?gica?, [cuyo] ?modelo causal [...] implica la necesidad de mostrar cuáles son las articulaciones entre los fenómenos que son propuestos como de una esencia diferente y actuantes en niveles de escalas diferentes? (Roldán, 2013 p. 182).

Se inserta la precedente cita precisamente porque conjuga los elementos teóricos propios de la microhistoria a la italiana y de la microhistoria a la mexicana. En donde la primera se preocupa por los supuestos macrohistóricos con el fin de generalizar los hallazgos encontrados a nivel micro, previos a una red de conjeturas y de elaboraciones a priori y después considerar esos hallazgos como indicativos o inferencias presentes a nivel macrosocial. Tratan de encontrar esa causalidad y eslabonamiento de los acontecimientos, con el ideario teórico de que a partir de las partes con sus interacciones es posible pensar que así funciona y reacciona el todo, en este caso el todo focalizado en lo social. En cuanto a la microhistoria a la mexicana, se queda con la reducción de la escala a nivel micro, con el fin de profundizar en los aspectos humanos, sus deseos, aspiraciones, voliciones y pasiones, que en esencia es lo que interesan. Pero también interesa el contexto como una forma de ubicar en el tiempo y en el espacio las ocurrencias sociales, con el fin de dejar acabado ese resultado historiográfico que resulta de esa escala de observación y de intervención a nivel micro.

Con todo lo anterior se precisa que una de ellas reduce su escala de observación y de investigación con el fin de validar supuestos macrohistóricos a nivel telescópico. A la otra le interesa la profundidad de la escala de observación, investigación y de intervención a nivel microscópico. Ambas tendencias se basan en el constructivismo como epistemología para la construcción y la reconstrucción socio-histórica de los acontecimientos, aclarando que estos pueden ser del tiempo pasado o del tiempo presente.

En lo referente a la metodología de la recuperación de microhistorias existen varias. Entre ellas podemos citar a continuación a Ronen (2013) cuando menciona que:

Algunos microhistoriadores recurren a lo que denominan el `paradigma indiciario´, este sería un modelo cognoscitivo que replantea las tradicionales reglas de control y las formas de inferencia en las explicaciones científicas, en él las inferencias inductivas, la abducción como base científica y el empirismo metodológico tienen la primacía en las elaboraciones investigativas. En ellos prima la creencia de que el análisis histórico de procesos microscópicos le permitiría a la historiografía adquirir una dimensión teórica propia, específica, no subalterna ni subsidiaria de las demás ciencias sociales hegemónicas; aunque no por ello descarten un ideal interdisciplinario en las ciencias sociales, sino que proponen una interdisciplina plural y transversal, en la cual no haya unas disciplinas principales y otras meramente `auxiliares´ (p. 168).

En definitiva, se cuenta con un paradigma indiciario el cual permite la reconstrucción de los acontecimientos. Este lo podemos definir como las huellas encontradas o los indicios para encontrar las evidencias que interesan al investigador en la reconstrucción de las historias que surgen del contexto micro o a la manera detectivesca. Son las pistas que nos pueden conducir a conocer el fenómeno social buscado; lo heurístico (indagación, búsqueda) no puede perderse en este paradigma de la microhistoria. En esta metodología de corte indiciario se aprovechan las aportaciones y prestamos que hacen las demás disciplinas, por lo que el enfoque es también interdisciplinario, con el fin de profundizar en el objeto de trabajo y de gran utilidad resulta la antropología,

Sobre todo, con el concepto de `descripción densa´ de Cliford Geertz: La descripción densa sirve, pues, para registrar por escrito una serie de sucesos o hechos significativos que, en caso contrario, resultarían evanescentes, pero que son susceptibles de interpretación al insertarse en un contexto, es decir, en el flujo del discurso social (Gracia, s/f).

A manera de cierre, se explica que no se puede negar la importancia de las visiones de la microhistoria. Una es con el fin de probar tendencias sociales a manera de generalidades en escalas de reducción del espacio a nivel micro y la otra se queda en ese universo de reducción micro con el fin de abundar en la información. Básicamente en el rescate de lo humano, haciendo honor a su denominación de ciencias sociales, ya que lo que importa son las relaciones que se establecen entre las personas durante el tiempo, haciendo alusión a Marc Bloch cuando definía a la historia como la ciencia que estudia a los hombres en el tiempo.

Conclusiones

A través de la revisión de diversas obras y artículos relacionados con la microhistoria y utilizados para estructurar el presente escrito, se encontraron evidencias de que es un paradigma que está irradiando en distintos países latinoamericanos y europeos, razón por la cual se concretó el nombre de universalización de la microhistoria.

Se mencionan los paradigmas macrohistóricos y microhistóricos, los primeros subsumen los acontecimientos micro, mismos que se pierden en las grandes explicaciones; los micro intentan recuperar esos acontecimientos olvidados dejados de lado por su nivel en la escala de observación. Pareciera que se da un desencuentro entre lo que podríamos enunciar como la visión historiográfica telescópica contra la visión microscópica, sin embargo, es menester aclarar que una y otra se complementan.

Se abordan en el texto lo que se ha denominado una microhistoria a la italiana cuyo autor es Carlo Ginzburg y la microhistoria a la mexicana de Luis González y González, con el fin de precisar las diferencias entre una y otra, al menos en sus orígenes, porque hoy en día es difícil separarlas. Encontrando que en las narrativas se da la fusión en ese afán de abundar en la información buscada.

La microhistoria como todas las ciencias requiere de la interdisciplinariedad con el fin de abundar en el conocimiento y obtener a profundidad -desde distintos enfoques- en los objetivos planeados en la investigación. El paradigma indiciario y constructivista son los elementos con los cuales es posible recuperar esas pequeñas historias, historias que se recogen a ras del suelo.

Referencias

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Notas de autor

* Profesor investigador de la Universidad Autónoma de Chihuahua (México). Es doctor en Ciencias Pedagógicas (Cuba). Entre sus publicaciones recientes están: ?Apuntes para una historia posmodernista? en Espacio abierto vol. 25, n.4 (2016); capítulo de libro ?La hacienda de coyotillos, un acercamiento a los contenidos educativos?, en Acercamientos a la historia de la educación, diálogos actores y fuentes en la construcción del conocimiento histórico (2017). Desarrolla la línea de investigación Historia e Historiografía de la Educación. Cuenta con reconocimientos Prodep y del Sistema Nacional de Investigadores, nivel 1. Es miembro de la Sociedad Mexicana de Historia de la Educación, del Consejo Mexicano de Investigación Educativa y de la Red de Investigadores Educativos Chihuahua.
** Profesor investigador de la Universidad Autónoma de Chihuahua (México). Es doctor en Ciencias Pedagógicas por el Instituto Superior Pedagógico Enrique José E. Varona (Cuba). Entre sus publicaciones recientes están: ?José Joaquín Calvo López, fundador del Instituto Científico y Literario, hoy Universidad Autónoma de Chihuahua? en IE Revista de Investigación Educativa, Vol. 8, No. 14 (2017); Debates por la historia (Cinco tomos). Reconocimiento Eduardo Flores Kastanis a la Investigación Educativa 2018; Perfil Prodep y miembro del Sistema Nacional de Investigadores, nivel 1. Su tema de interés es la historia e historiografía de la educación.
*** Profesor investigador de la Universidad Autónoma de Chihuahua (México). Es doctor en educación por la Universidad Autónoma de Chihuahua (México). Entre sus publicaciones recientes están: Debate legislativo y educación. El artículo tercero a cien años de la Constitución Política de 1917 (coord.) (2018). Cuenta con reconocimiento al perfil Prodep y del Sistema Nacional de Investigadores, nivel 1. Es socio del Consejo Mexicano de Investigación Educativa, de la Sociedad Mexicana de Historia de la Educación y de la Red de Investigadores Educativos Chihuahua. Sus temas de interés son la historia e historiografía de la educación y formación de maestros.
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