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Las Normales Rurales desde las revistas pedagógicas. Anhelos de emancipación del campesino y superación pedagógica
The rural Normal schools from pedagogical journals. Desires for emancipation of rural students and pedagogical improvement
Les Normales Rurales depuis les revues pédagogiques. Envie d'émancipation du perfectionnement paysan et pédagogique
Szkoly dla nauczycieli pracujacych na wsi z perspektywy czasopism pedagogicznych. Tęsknota za emancypacją chłopską i doskonaleniem pedagogicznym
Debates por la Historia, vol. 11, núm. 1, pp. 19-46, 2023
Universidad Autónoma de Chihuahua

Artículos de investigación


Recepción: 01 Julio 2022

Aprobación: 07 Diciembre 2022

Publicación: 31 Enero 2023

DOI: https://doi.org/10.54167/debates-por-la-historia.v11i1.1008

Resumen: En este trabajo identificamos mecanismos que hacen visibles algunos de los intereses y preocupaciones de los estudiantes campesinos en torno a su propia formación como maestras y maestros rurales. Mientras que en algunos casos las dirigencias estudiantiles realizaron la exposición de temáticas a partir de reuniones de orientación política con grupos reducidos, en otros, hubo la iniciativa de producir revistas con las que además de la formación ideológica del estudiantado, también buscaban una proyección hacia la comunidad a través de la presentación de temáticas de interés para los maestros rurales en servicio, tanto como para los campesinos de la región. Aunque sabemos de la existencia de revistas en la mayoría de las Normales rurales del país, aquí identificamos y analizamos solamente dos de estas para dar cuenta de la transición entre las preocupaciones de las dirigencias por la formación ideológica y el surgimiento de liderazgos alternos que reclamaban su legítima aspiración de construir lo que definían como una renovación moral. Se trata de las revistas Vanguardia Campesina, de Roque, Guanajuato, publicada en 1935 e Irradiación, editada en la Escuela Normal Rural “Miguel Hidalgo”, de Atequiza, Jalisco, en 1960.

Palabras clave: normalismo rural, maestras y maestros rurales, formación ideológica, renovación moral.

Abstract: In this study, we identify mechanisms that bring to light some of the interests and concerns of rural students regarding their own training as rural teachers. While in some cases student leaderships presented topics from political orientation meetings with small groups, in others emerged the initiative to produce journals where, in addition to the ideological formation of the student body, they also sought a projection towards the community through the presentation of topics of interest for rural teachers in service, as well as for farmers in the region. Although we know of the existence of journals in most of the country's rural Normal schools, here we identify and analyze only two of them to inform of the transition between the concerns of the leaders for the ideological formation of students and the emergence of alternate leaderships who demanded their legitimate aspiration to build what they defined as a moral renewal. These are the journals Vanguardia Campesina, from Roque, Guanajuato, published in 1935, and Irradiación, published at the “Miguel Hidalgo” Rural Normal School, in Atequiza, Jalisco, in 1960.

Keywords: Rural normalism, rural teachers, ideological formation, moral renewal.

Résumé: Dans ce travail, nous identifions des mécanismes qui rendent visibles certains des intérêts et des préoccupations des étudiants paysans autour de leur propre formation d’enseignantes et d’enseignants ruraux. Alors que, dans certains cas, les directions étudiantes ont exposé des thèmes à partir de réunions d’orientation politique avec des groupes restreints, dans d’autres, il y a eu l’initiative de produire des revues avec lesquelles en plus de la formation idéologique des étudiants, Ils cherchaient également à se projeter dans la communauté en présentant des thématiques d’intérêt pour les enseignants ruraux en service, ainsi que pour les paysans de la région. Bien que nous connaissions l’existence de revues dans la plupart des Normales rurales du pays, ici, nous avons identifié et analysé seulement deux d’entre eux pour rendre compte de la transition entre les préoccupations des dirigeants pour la formation idéologique et l’émergence de dirigeants alternatifs qui réclamaient leur légitime aspiration à construire ce qu’ils ont défini comme une renouveau moral. Il s’agit des revues Vanguardia Campesina, de Roque, Guanajuato, publiée en 1935 et Irradiación, éditée à l’École Normale Rurale "Miguel Hidalgo", d’Atequiza, Jalisco, en 1960.

Mots clés: Normalisme rural, Enseignants ruraux, Formation idéologique, Renouveau moral.

Streszczenie: W tym artykule identyfikujemy mechanizmy, które uwidaczniają niektóre zainteresowania i obawy studentow wiejskich związane z ich własnym szkoleniem jako nauczycieli. Podczas gdy w niektórych przypadkach liderzy uczniowscy prezentowali tematy polityczne w malym gremium, w innych pojawiła się inicjatywa tworzenia czasopism, z którymi, oprócz ideologicznego szkolenia uczniów, szukali również projekcji w kierunku wiejskiej społeczności poprzez prezentację tematów interesujących zarowno dla nauczycieli wiejskich jak i dla chłopów z regionu. Chociaż wiemy o istnieniu czasopism w większości wiejskich szkół normalnych w kraju, tutaj identyfikujemy i analizujemy tylko dwa z nich, aby wyjaśnić przejście między troskami o formację ideologiczną a pojawieniem się alternatywnych przywódców, którzy twierdzili, że mają uzasadnione aspiracje do zbudowania tego, co określili jako odnowę moralną. Są to czasopisma Vanguardia Campesina, z Roque, Guanajuato, opublikowane w 1935 roku i Irradiación, opublikowane w Escuela Normal Rural "Miguel Hidalgo", w Atequiza, Jalisco, w 1960 roku.

Słowa kluczowe: Szkoly wiejskie, wiejscy nauczyciele, formacja ideologiczna, odnowa moralna.

Introducción[1]

Las escuelas Normales rurales surgieron en 1922 como un proyecto pedagógico que pretendía la formación de maestras y maestros para el medio rural. Se trata de un sistema de formación con el que se pretendía responder a las exigencias de la época, educar a la masa campesina analfabeta.[2]Tanto por su origen como por el fortalecimiento que tuvieron estas escuelas durante la década de los años treinta, a lo largo del siglo XX sus estudiantes fueron caracterizados como de corte izquierdista y críticos del gobierno.

A partir de la creación de la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México, que se dio apenas unos meses después de reformado el artículo 3º de la Constitución Política del país, por el cual se establecía la educación socialista, este organismo asumió como propia la tarea de formar ideológicamente a sus estudiantes. De esta manera, junto con la carga ideológica de los planes de estudios que consideraban tanto el trabajo de aula como las actividades agrícola industriales desarrolladas en la práctica cotidiana al interior de estas escuelas, el protagonismo de la dirigencia estudiantil fue determinante en la difusión y preservación del legado ideológico del cardenismo[3], en un proceso que podría relacionarse con lo que Foucault define como la “apropiación social de los discursos” (citado en Chartier, 2005, p. 52) en donde “los discursos son sometidos y confiscados por los individuos o las instituciones que se arrogan su control exclusivo” (Chartier, 2005, pp. 52-53).

En este contexto, la apropiación de los discursos constituyó una formación alterna proporcionada a través de diversos mecanismos implementados por las dirigencias estudiantiles. Así, en un momento en el que se da la creación de espacios de difusión de la cultura y la educación, como La hora nacional[4], o en donde la revista El Maestro Rural funciona como intermediaria entre las clases populares rurales y la Secretaría de Educación Pública (SEP) y como un importante espacio editorial para los maestros rurales. Los estudiantes campesinos también se valieron de los diferentes medios de comunicación de la época tanto para acercarse a las comunidades de la zona de influencia como para relacionarse entre ellos. Así lo hicieron al valerse de periódicos locales y radiodifusoras, desde donde invitaban a sus “camaradas [...] a colocarse en el lugar que justamente les corresponde dentro de la lucha social de México” (Unificación campesina, 1938, p. 3); pero fue la elaboración de revistas pedagógicas[5], generalmente organizadas y propuestas por las dirigencias estudiantiles de estas escuelas, desde donde mostraron una mayor actividad de formación ideológica.

Con este antecedente, apoyándonos en el análisis de prácticas propias de la cultura escrita, en este trabajo identificamos mecanismos que hacen visibles algunos de los intereses y preocupaciones de los estudiantes campesinos en torno a su propia formación como maestras y maestros rurales, de manera que mientras en algunos casos las dirigencias estudiantiles de cada escuela realizaron la exposición de temáticas a partir de reuniones de orientación política con grupos reducidos de alumnos, en otros, hubo la iniciativa de producir revistas con las que además de la formación ideológica del estudiantado, también buscaban una proyección hacia la comunidad a través de la presentación de temáticas de interés para los maestros rurales en servicio, tanto como para los campesinos de la región.

Aunque sabemos de la existencia de revistas en la mayoría de estas escuelas, en el presente trabajo identificamos y analizamos solamente dos de estas, para dar cuenta de la transición entre las preocupaciones de las dirigencias por la formación ideológica y el surgimiento de liderazgos alternos, que reclamaban su legítima aspiración de aprovechar estos mecanismos para construir lo que llegaron a definir como una renovación moral. Se trata de las revistas Vanguardia Campesina, publicada en 1935 por los estudiantes de la Regional Campesina de Roque, Guanajuato de la cual, trabajamos solamente su primer número[6]; e Irradiación, editada por las alumnas del segundo grado de profesional de la Escuela Normal Rural “Miguel Hidalgo”, de Atequiza, Jalisco. En este caso, damos cuenta de sus únicos números publicados, mismos que corresponden a los meses de mayo, junio y julio de 1960.

Vanguardia campesina. De estudiantes campesinos a promotores de la escuela socialista

Al tratarse de revistas producidas con la finalidad de educar, tanto a los integrantes de las comunidades estudiantiles de estas escuelas, así como a los maestros rurales en servicio y a los campesinos de la región donde estaban ubicadas estas escuelas, podemos decir que se trata de una manifestación de lo que Moreno (2011) ha definido como prensa educativa[7]o publicación pedagógica.

En el campo educativo de fines del siglo XIX fueron los profesores quienes tuvieron la iniciativa para la difusión del conocimiento pedagógico y de sus propias experiencias, a través de la publicación de revistas pedagógicas dirigidas a los mismos maestros, pero también, otras dirigidas a los niños, mientras que en el caso de las revistas pedagógicas producidas en el normalismo rural el sentido y público al cual estaban dirigidas, cambió. Es decir, aunque con el paso del tiempo las temáticas se fueron diversificando hasta convertir el elemento académico en el centro de interés, por lo menos durante los primeros años concentraron las interpretaciones de los estudiantes con respecto a la ideología propia del cardenismo.

El primer número de Vanguardia Campesina de la Escuela Regional Campesina de Roque, Guanajuato (ver figura 1), se advierte como el mecanismo a través del cual la dirigencia estudiantil de esa institución declara su afinidad con el gobierno, al adoptar el discurso de la educación socialista como una forma de legitimar las acciones y declaraciones orales del cardenismo, pero también, al tomar partido en el contexto del conflicto religioso de los años treinta[8]. Así, al igual que en la antigüedad fue utilizada la escritura para escribir tablillas de queja a una deidad o para hacer un amuleto con un texto religioso cristiano o pagano que “se enseñaba para que sirviera a fines mundanos” (Bowman y Woolf, 2000, p. 17), los estudiantes campesinos manifiestan su adhesión a las disposiciones oficiales y se asumen como promotores de la escuela socialista al escribir reseñas, poemas, canciones y recetas, entre otros, con este motivo[9].


Figura 1
Portada de la revista Vanguardia campesina
Fuente: ERCRG (1935).

Origen y características de la revista

Para responder a lo establecido en el artículo 34 del Proyecto de Reglamento Interior para esta Escuela Regional Campesinacuando señala que “bajo la dirección del Jefe de Acción Social se crearán periódicos, boletines, servicios de información, etc.” (p. 5), fue creada la revista Vanguardia Campesina a partir del mes de noviembre de 1935. Se trata de una revista producida y editada por “la Directiva del Gobierno Escolar”, órgano representante de la Sociedad de Alumnos de esa escuela, misma que es representada por siete Secretarías de la Sociedad de Alumnos.

Con una estructura muy parecida a la revista El Maestro Rural, el contenido de esta publicación refleja la interpretación del estudiantado con respecto al compromiso de las Regionales Campesinas para con la política educativa de la época y su interés por contribuir en “la emancipación del campesino”. Es decir, dado que estaba dirigida tanto a los estudiantes como a los maestros rurales y las comunidades de la zona de influencia, podemos considerar que se asumen como responsables de propagar el imaginario del cardenismo más allá de la comunidad escolar.

Lo mismo se abordan tópicos relacionados con el aprovechamiento de la tierra, fenómenos naturales y consejos para mejorar la producción ganadera, además de aquellos que proporcionaban asesoría para la organización de festivales, la elaboración de productos artesanales con insumos propios de la región (queso, pan de maíz) o en los que se promueve la imagen de esa Regional Campesina en lo que se advierte como la estrategia publicitaria para asegurar el incremento de su matrícula. Incluía, entre otras, una página de Ganadería, una sección con nociones de contabilidad dedicada “preferentemente al magisterio Rural de la Zona de influencia de esta Regional Campesina” (ERCRG, 1935, p. 10) y la sección de Literatura.

Algunos aspectos del sentido y finalidades de esta revista los podemos encontrar desde su portada, en donde a partir del grabado de una mujer, que recupera elementos de La Mecanización del Campo (1926) de Diego Rivera, se presentan símbolos inequívocos de su identificación con el proletariado, como la hoz y el azadón. Se trata de una imagen que presenta a la mujer flanqueada por un buen puñado de trigo y enormes cañas con grandes mazorcas, dando cuenta de la riqueza y bondades del trabajo de la tierra. Pero, además, la imagen es sellada con la frase “En las manos del campesino está la vida económica de México”.

En el directorio, que es donde se aprecia la presencia de los estudiantes como parte de la “Directiva del Gobierno Escolar”, encontramos al alumno José Yépez, como director; y como Administrador a J. Cruz Méndez; pero además, en concordancia con las aspiraciones del término coeducativo de la época, que pretendía la incorporación de la mujer en todas las actividades que involucraba la vida en los internados, como “Jefe de Redacción” encontramos a la alumna Guillermina Herrera. De igual manera, además de evidenciar algunos aspectos del proyecto de las escuelas regionales campesinas relacionados con la incorporación de las mujeres en las actividades académicas y agrícola industriales, se podría considerar que se trata de una revista autofinanciable, ya que además de lo anterior señala que el precio por ejemplar es de 10 centavos y la suscripción por seis meses 50 centavos.

Además, en la dedicatoria también se encuentran aspectos de la ideología y compromiso de los estudiantes campesinos cuando señala: “Dedicamos nuestro primer número a nuestros hermanos en ideales, los Estudiantes Campesinos de la República y a los abnegados Maestros Rurales del País. Firma La Redacción”. Asimismo, en el comentario Editorial, titulado La Educación de las Juventudes Campesinas en las Escuelas Regionales Campesinas, además de reconocer al gobierno cardenista como “el Gobierno del Pueblo, el Gobierno de la Revolución” también destaca que este ha atendido los tres problemas fundamentales

que harán que el proletariado llegue a su emancipación económica, moral y cultural para poderse enfrentar al capitalismo decadente llegando a la cúspide de los anhelos del pueblo […] el reparto equitativo de la tierra, Problema Agrario; la refacción necesaria para mejorar las condiciones de la agricultura ejidal, Problema de Crédito Agrícola Ejidal; la educación socialista al proletariado del campo, así como al del taller, Problema Educacional (ERCRG, 1935, p. 1).

Independientemente de la sección de que se trate, el contenido de la revista tiene una importante carga ideológica que se aprecia precisamente a través de los conceptos y el discurso empleado. Así, la “Página de Orientación” (ERCRG, 1935, p. 2), desarrolla los temas Nuestra Escuela, del alumno Jesús Pacheco A., del grado Complementario A, y La Escuela Socialista, de Alfonso Sánchez, alumno del primer año Agrícola. En la primera, luego de una amplia descripción de la ubicación, áreas y servicios con los que contaba la Escuela Regional Campesina de Roque, y de afirmar que además de contar con un magisterio competente, que su plantel tenía un aspecto tan hermoso que resultaba para ellos, siendo hijos de campesinos, “un raro privilegio estar en él” (ERCRG, 1935, p. 2), sentenciaba, además, que

los jóvenes campesinos y obreros deberían poner todo su esfuerzo en adquirir una beca para que se encuentren en nuestras filas de acción […] El deber de todos los educandos en este plantel es el de obtener hasta donde sea posible todos los conocimientos […] para que ya bien empapados de las nuevas ideologías y prácticas adecuadas salgan a emprender la imprescindible labor […] en esta magna obra que nosotros nos hemos echado a cuestas: La Liberación Económica y Moral de Nuestra Raza Oprimida (ERCRG, 1935, p. 2).

Echándole leña al fuego

En general, por el sentido con el cual se abordan los diferentes temas, podemos decir que se trata de una revista a través de la cual los estudiantes de la Regional Campesina de Roque, Guanajuato, no sólo pretendían cubrir su interés de difundir las ideas propias de la época, sino también convertirla en el vehículo de comunicación entre su escuela, su zona de influencia y los maestros rurales de la región. Muestra de ello es la presencia de avisos en diferentes secciones y páginas, entre los que encontramos los siguientes:

Maestro Rural: Si desea informe sobre algún cultivo, alguna industria o tiene algún problema de carácter pedagógico, diríjase a esta Escuela donde se le darán toda clase de informaciones relacionadas con su delicada labor. El Personal de esta Esc. Está en la mejor disposición de ayudarlo.

Compañero Maestro: Si desea Ud. Instalar su gallinero, pida a la Planta Avícola de Roque un lote de gallinas de buena calidad. Se le darán precios especiales.

Para Cajetas de diversos sabores. Pida la que fabrica la Escuela Regional Campesina de Roque, Guanajuato. Es Inmejorable (ERCRG, 1935, p. 7).

Un ingrediente importante que se venía presentando desde 1934 y durante los primeros meses de 1935 era, como se ha mencionado, los conflictos desencadenados a partir de la implantación de la escuela socialista en diferentes regiones del país.

Además, en un contexto en donde el debate en torno al conflicto ideológico entre defensores y detractores de la escuela socialista había inspirado la agresión –y asesinato- de maestros rurales a manos de fanáticos religiosos, llama la atención que los estudiantes campesinos le echaran leña al fuego al incluir en algunas secciones opiniones retadoras en esta disputa. Veamos El Agrarista, una composición en verso en la que su autor deja constancia de esa formación ideológica del estudiantado:

EL AGRARISTA

Soy estudiante agrarista

de una Escuela Regional,

y también soy cardenista

que combate todo mal.

Odio a todos los curitas

que explotan al campesino,

odio a los latifundistas,

al patrón vil y mezquino.

Compañeros, no se dejen

explotar del hacendado

aunque los curas nos griten

que estamos excomulgados.

Amad siempre a la Nación

compañeros agraristas;

mueran los capitalistas

y ¡Viva la Revolución!

Erasto L. González (ERCRG, 1935, p. 9).

Vale recordar, por último, que además de las tareas propias de la enseñanza del alfabeto a niños y adultos, los maestros rurales de la época egresados de estas escuelas, se encargaron de asesorar a los habitantes de las comunidades cuidando que “en las casas se levantaran los trastos de la cocina [...] así como el fogón estuviera en alto” (AGENRJSM, 1945, caja 23), junto con la realización de campañas de “higienización del hogar y de la comunidad y saneamiento en los pozos del servicio de agua comunales” (ERCRG, 1935, p. 9).

Esta formación recibida en las Escuelas Regionales Campesinas, desde la primera parte del gobierno de Lázaro Cárdenas en el marco de los planes de estudios y desde las actividades que involucraba el desarrollo de la vida cotidiana en los internados, fue permitiendo la apropiación de la ideología de la época de tal manera que tanto estudiantes como maestros rurales llegaron a convertirse en brazo ejecutor de las reformas sociales.

Irradiación. La revista escolar

En este caso, las estudiantes del segundo grado de profesional de la Escuela Normal Rural “Miguel Hidalgo”, de Atequiza, Jalisco, asesoradas por la profesora Paula García González concretaron el anhelo que habían expresado un año antes, la publicación de una revista mensual (ver figura 2). Se trata de una revista que al surgir apenas a unos meses de que el Representante Sindical de la Especialidad diera a conocer las problemáticas que venían enfrentando las Normales rurales y en particular, la de Atequiza, Jalisco (AGENRJSM, 1959, 19 de febrero), aporta elementos que ayudan a identificar un momento de transformación en las concepciones y prácticas en las estudiantes de esta escuela.

Además de contribuir al análisis de aspectos relacionados con su formación como futuras maestras rurales, las temáticas que se abordan también nos permiten apreciar un cambio con respecto al discurso empleado los años previos, en torno a su formación ideológica. Por otro lado, mientras que tradicionalmente habían sido las dirigencias estudiantiles las encargadas de promover la creación de espacios para la formación ideológica, en este caso no sucede así. Es decir, al tratarse de la iniciativa de estudiantes de un grado escolar en particular, esta revista permite apreciar la falta de interés de la dirigencia estudiantil por promover la formación ideológica del estudiantado; pero también, su determinación de poner límites al surgimiento de liderazgos alternos.


Figura 2
Portada de la revista Irradiación

Fuente: ENRMHAJ (1960, julio).

Si en el caso anterior destacamos el sentido ideológico expresado a través de las diferentes temáticas que integran la revista; en Irradiación se observa que, aunque algunas actividades de la Normal Rural de Atequiza estaban orientadas a la adquisición de conocimientos propios para su desempeño como maestras, otras también aspiraban a la preparación de la mujer para “gestionar las necesidades de la familia y el espacio doméstico” (Beteta, 2011, p. 295). Paradójicamente, por la forma de abordarlas, esta revista se convierte en una ventana para pensar y valorar la importancia de las voces femeninas en el seno del normalismo rural de la primera mitad del siglo XX en México.

Las estudiantes dan cuenta de una transformación de su pasión ideológica al presentar algunas notas que, por ser de su interés, podrían desprender alguna opinión con sentido político, pero también de una preocupación por formarse en la adquisición de conocimientos de carácter pedagógico. Así, aunque aparecen algunos escritos con cierto sentido ideológico o que describen actividades en las que participan representantes de todas las Normales rurales del país y de la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México (FECSM), además de breves, estos son presentados con carácter de “Noticias”. En este sentido, quizá abrumadas por los acontecimientos políticos de los últimos años, en ningún momento se hace referencia a estos actores con un enfoque político ideológico. Puede decirse que el tratamiento de los diferentes temas se desglosa en función de la preocupación expresada en el discurso de las propias autoridades, desprendido este de los conflictos estudiantiles suscitados en los años previos.

Una de las actividades que concentró a las Delegaciones de las 29 Escuelas Normales Rurales fue la realización de las IX Jornadas -a finales de 1960- en Atequiza, Jalisco. Al haberse desarrollado este evento en un momento en el que los conflictos estudiantiles, en demanda de mejores condiciones de vida en los internados, habían conducido a exigir la salida de directores y maestros de estas escuelas y, por otro lado, se venía agudizando la escisión entre las sociedades de alumnos pertenecientes a la FECSM (o quizá por eso mismo), la IX Jornada Cívica, Cultural y Deportiva de las Escuelas Normales Rurales 1960 fue definida por las autoridades como “una fiesta cívica, sensiblemente cultural y fraternalmente deportiva de la juventud que se transforma [cuyo compromiso es] […] una cita, un enlace espiritual de las provincias que quieren revivir la visión de la Patria, hoy más que nunca, porque la juventud normalista rural está en turno, con deberes categóricos inaplazables…” (SEP-DGEN, 1960a y 1960b).

Este contexto, además del activismo político de las delegaciones estudiantiles, que desde su llegada -el 14 de noviembre de ese año- diariamente realizaron “Programas y Conferencias organizados exclusivamente por los Directivos de la F.E.C.S.M.” (García González, 1961, p. 6) y del Consejo Nacional Permanente, la realización de la IX Jornada Cívica, Cultural y Deportiva de las Escuelas Normales Rurales 1960 fue aprovechada por las autoridades para señalar que la presencia de las Normales rurales de todas las regiones del país venía a ser una muestra del esfuerzo “de nuestras instituciones”[10]. Un discurso que, como podemos apreciar, pretendía la reconciliación estudiantil y para el cual se había brindado el apoyo para que asistieran 30 alumnos por cada escuela, asegurando con esto la presencia de 10 alumnos más, también por escuela, para celebrar “las Bodas de Plata de la F.E.C.S.M.”[11].

En búsqueda de la renovación moral

Envueltas en su preocupación por la situación de inestabilidad y de conflicto entre Normales rurales, que venían enfrentando, encontramos el comentario editorial titulado Nuestros propósitos (ENRMHAJ, 1960, mayo, p. 3), del primer número de la revista, en donde la estudiante Ma. Raquel Rendón García emplea un discurso que refleja la transformación de conceptos con respecto al significado del compromiso del magisterio rural de las décadas anteriores. Menciona que fue al cursar el primer año de profesional en la materia de Técnica de la Enseñanza cuando, al desarrollar las unidades de lenguaje, sintieron el deseo de llevar a la práctica todo lo aprendido en cuanto a la técnica de la composición pero que, sin embargo, al haber enfrentado los conflictos desencadenados por lo que ellas habían advertido como el interés de las autoridades por cerrar esa Normal rural, no fue sino hasta su segundo año cuando al haber alcanzado “más experiencia y firme criterio” por fin consiguieron iniciar con la publicación de esta revista dedicada, tanto a la presentación de trabajos propios de la materia de Técnica de la Enseñanza como para

dar a conocer en todos los ámbitos, a las normalistas de Atequiza como estudiantes activas cuyos ideales surgen de una renovación moral firmemente trazada, que adquiere vigor en la expresión de ser útiles a sí mismas y a las demás. Es decir, identificarse en todo lo que vale cada estudiante para llegar a instruir en el futuro a las nuevas generaciones que estarán en nuestras manos, lograr que cada niño reconozca también su propia capacidad, significado y valor, para que su actividad en cualquier territorio de la cultura esté siempre apoyada en esa misma norma moral: el ser útil (ENRMHAJ, 1960, mayo, p. 3).

Más adelante vuelve a hacer explícita la finalidad de esta revista y hace patente su reconocimiento de que como mujeres contribuyen al progreso del país. Destaca la importancia de las colaboraciones para el desarrollo de la conciencia de las alumnas de los grados escolares inferiores, de secundaria o de profesional, con respecto de la responsabilidad adquirida como futuras maestras. “Comprendiendo asimismo que mediante la actividad sana y constructiva, aprovechando cada instante en la preparación positiva de nuestra personalidad, sabremos valorar nuestra existencia y al mismo tiempo guiar a México por mejores derroteros” (ENRMHAJ, 1960, mayo, p. 3).

En el segundo número, correspondiente al mes de junio de 1960, las temáticas no son diferentes a las del número anterior y, en algunos casos, las secciones están firmadas por la misma estudiante. Los temas desarrollados hacen referencia a una preocupación por la cultura y educación de la época, aunque ocasionalmente se incorporan algunos aspectos reminiscentes de la formación político ideológica característica de este tipo de instituciones. Se advierte una finalidad de despertar en la comunidad estudiantil una curiosidad por el conocimiento de aspectos culturales y de la vida cotidiana de esta institución.

Por otro lado, mientras que durante los primeros años los estudiantes normalistas reconocen en su formación la riqueza necesaria para enfrentar las problemáticas propias de sus alumnos y las comunidades, tal parece que con el paso del tiempo empieza a manifestarse una “pérdida de rumbo” en su preparación como maestros rurales. De esta manera, al igual como sucede en el número anterior, en el comentario editorial se vuelve a mencionar la preocupación por el debilitamiento de la preparación académica en el seno del normalismo rural y la necesidad de llegar a una verdadera renovación moral.

Nuevamente es Ma. Raquel Rendón García, la directora de la revista quien, en su comentario editorial titulado Preparémonos para el Seminario Pedagógico, pone de manifiesto su preocupación por la ausencia de interés en los normalistas rurales del país por las actividades pedagógicas. Lo hace a partir de la experiencia de los seminarios pedagógicos realizados los años anteriores en el marco de las Jornadas Culturales y Deportivas, particularmente de Jalisco, Nayarit y de San Diego, Tekax, Yucatán. Al referirse al primero de éstos realizado en Jalisco, Nayarit, menciona que a pesar de haber tenido un buen principio, sólo bastó el paso de algunos días para que “nadie, ni siquiera los concursantes se acordaban de él”. En cuanto al segundo, que tuvo lugar en San Diego, Tekax, Yucatán, menciona que a pesar de lo bien organizado y de la presencia de “la Sra. Guadalupe C. de Zavaleta, Encargada de la Dirección de Enseñanza Normal; la Srita. César (sic) N. y la Sra. Irma López Rosado, encargada del Departamento Cultural; tres damas que impulsan y siguen las actividades que superan al estudiantado normalista” (ENRMHAJ, 1960, junio, p. 3), no pudieron evitar que algunos incidentes obstaculizaran “los fines perseguidos por el Seminario Pedagógico y este se desplomó ya casi para dar fin” (ENRMHAJ, 1960, junio, p. 3)[12].

Como veremos a continuación, todo parece indicar que el desplome al que hace referencia, está relacionado con el interés del estudiantado campesino de aprovechar ese foro para reclamar la falta de responsabilidad por parte de sus profesores. En el caso de la Normal Rural de Atequiza, Jalisco, todo parece indicar que dicha falta de cumplimiento estaba relacionada con el conflicto descrito desde el año anterior por el representante de la Especialidad de Educación Normal del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, quien había manifestado su preocupación por “un desenlace de consecuencias lamentables”, con relación a la “problemática un tanto difícil originada por la falta de comprensión entre el director y el personal de la escuela” (AGENRJSM, 1959, 11 de mayo), cuando este había puesto a disposición de la superioridad a varios compañeros.

Con este antecedente, la alumna menciona algunos de los motivos que causaron la decepción de los “estudiantes seminaristas” y señala que, con la firme esperanza de encontrar respuesta a sus preocupaciones de formación académica, consideraron que el Seminario Pedagógico sería el espacio adecuado para criticar la labor de aquellos maestros que actúan con escasa responsabilidad. Por toda respuesta, los estudiantes fueron contenidos de “explayar” su crítica hacia el magisterio; sin embargo, en un ejercicio de reflexión que se identifica como manifestación de un materialismo histórico que permite establecer esa relación entre el conocimiento y el mundo material, tuvieron la oportunidad de identificar lo valioso del Seminario Pedagógico para “emprenderlo y fomentarlo dentro de nuestra labor como normalistas o futuros maestros, con un fin constructivo y práctico” (ENRMHAJ, 1960, junio, p. 3).

También recuerda que en ambos lugares sufrieron frustración debido a las escasas oportunidades que se les brindaron para el desarrollo de su experiencia y capacidad intelectual, a partir de la interacción con la forma de pensar de los estudiantes de otras Normales y de grados superiores, para conocer la organización de los Seminarios Pedagógicos y para escuchar la experiencia de los maestros tanto como para apreciar a través de cada estudiante la expresión de progreso intelectual selecto de las escuelas que representaban. Deseaban, señala la autora, aprender no sólo de pedagogía, sino también de la relación con otros estudiantes que al igual que ellas saben

que lo más concreto de la expresión de nuestros estudios es el trabajo organizado que se vincula con nuestra profesión, y que el seminario pedagógico no es otra cosa que la identificación del estudiante normalista rural que se forma en México, pues ahí se mide su capacidad intelectual, moral, social, etc., y también se conoce cómo su juicio y razonamiento han ido cultivándose y presentando un perfil de claridad y madurez” (ENRMHAJ, 1960, junio, p. 3).

En el tercer y último número de Irradiación se incorporan elementos que refrendan la percepción de las estudiantes con respecto a la importancia de su formación como maestras rurales tanto como en su cultura general, pero también, de la importancia de estas escuelas y de su formación como maestras rurales en la emancipación de las comunidades. Aunque el número está conformado por 20 páginas considerando portada y contraportada, en este se incluyen un total de 34 contribuciones. En su mayoría se trata de notas breves, entre dos y tres temas por página. Por otro lado, mientras que en los números anteriores fueron solamente estudiantes quienes participan, en este número también encontramos las colaboraciones de las profesoras Paula García González, asesora técnica de la revista y Amparo González de González, directora de la escuela.

La maestra Paula García González se inició como maestra rural apenas con estudios de primaria superior y recibió su primer nombramiento como maestra rural federal por parte de la Dirección de Educación del Estado de Nayarit, en octubre de 1935. Rindió su protesta correspondiente ante el profesor Lucas Ortiz Benítez, Director de Educación en ese estado. Junto con su iniciativa de superación, las posibilidades de formación que otorgaban las diferentes instancias educativas le fueron permitiendo ampliar su horizonte de participación en el sistema educativo. Uno de estos espacios fueron los llamados Institutos de Mejoramiento Profesional promovidos por las Misiones Culturales, que pretendían el mejoramiento profesional y de conocimientos agrícolas de los maestros en servicio desde donde -por cierto- se fue proveyendo de aspectos esenciales del cardenismo[13], desde su incorporación al magisterio y la primera parte de la década de los años cuarenta.

En El Maestro de las Normales Rurales, la maestra Paula García manifiesta algunos elementos ideológicos construidos a lo largo de su experiencia como maestra rural y como formadora en el sistema de Normales rurales, donde comenzó a partir de 1953. Al referirse a estas últimas, las describe como “resultado legítimo del movimiento revolucionario; surgieron al calor de una fe inquebrantable, de una aspiración, de un deseo de redención de las gentes del campo”. Menciona también que a pesar de haber sido creadas para forjar a los maestros que sintiendo como suyos los problemas de las comunidades contribuyeran a “satisfacer las necesidades del pueblo mexicano” (ENRMHAJ, 1960, julio, p. 6), con el paso del tiempo se ha ido desvirtuando. Por lo que, en concordancia con las promotoras de la revista, exhorta al estudiantado a sostener y continuar con este postulado.

La profesora Amparo González, por su parte, en el artículo titulado Gestiones permite apreciar parte de la dinámica de una Normal rural. Se trata de un documento en el que expresa las prioridades que observa como directora de la Escuela. Además, dada la cercanía de las Jornadas Deportivas y Culturales de las que esta Normal rural sería sede, se vale de este medio para hacer saber a las autoridades de educación las carencias que ella observa y algunas de las gestiones realizadas en torno a la preparación de tan importante evento.

Por otro lado, además de colaboraciones que muestran algunas características de los lugares turísticos de la zona de influencia de esta Normal rural de Atequiza, también se incluyen otros que ratifican el sentido y finalidades de la revista, en tanto que desde la apreciación de las estudiantes contribuyen a su formación como maestras rurales. Así, aunque encontramos algunos que abordan aspectos de la pedagogía y la educación en general, en otros casos la temática da cuenta de acontecimientos propios de su acercamiento al terreno educativo desde sus experiencias en su acercamiento a las primarias rurales de la región. Aquí se ubica la colaboración de Andrea Bautista Carbajal, “Importancia del material didáctico” (ENRMHAJ, 1960, julio), en donde menciona que algo que han comprobado en sus diferentes prácticas pedagógicas es que además de utilizar los mejores métodos para impartir sus clases, y si es que esperan obtener buenos resultados y hacer que la enseñanza y el aprendizaje sean más efectivos, los maestros deben auxiliarse con adecuado y suficiente material didáctico. Destaca como mejor el natural, pues son los objetos reales los que permiten la observación directa e intuitiva del alumno.

Constanza Quintero Díaz, por su parte, dando continuidad a la sección iniciada en el número anterior de la revista, presenta “Cómo impartir una clase con toda la Técnica de la Enseñanza” (ENRMHAJ, 1960, julio). Se centra en la definición de los métodos pedagógico, dogmático, heurístico y experimental o funcional. Desde donde destaca al método experimental como el que debe introducirse en la escuela, pues “es el que ofrece mejores resultados” (ENRMHAJ, 1960, julio, p. 17).

Regresando a los intereses del presente trabajo encontramos que, en congruencia con el planteamiento de la asesora técnica de la revista, profesora Paula García González, pero también, de las preocupaciones mostradas en los comentarios editoriales de los dos números anteriores, la alumna Ma. Raquel Rendón García presenta el comentario Editorial titulado A Nuestros Lectores. En esta ocasión, la directora de la revista se dirige a los lectores empleando el pasado, como tiempo verbal del mensaje. Inicia recordando el sentido y finalidades con las cuales surgió la revista, así como que este trabajo se había venido realizando con la participación exclusiva de las estudiantes del segundo grado de profesional.

Desde el primer párrafo emplea un discurso con el que parece distanciarse de las finalidades de una formación política y, en todo caso, hace énfasis en la idea de la renovación moral, siendo útiles a sí mismas y a los demás, expresada en el primer número cuando señalaba la esperanza de que a través de esta revista se alcanzara “una superación pedagógica, tendiendo a despertar en todas las demás alumnas un mismo interés y entusiasmo de elevación cultural” (ENRMHAJ, 1960, julio, p. 3).

Es precisamente ese planteamiento el que desde el punto de vista de este trabajo obligó al Comité Estudiantil de la Sociedad de Alumnas a tomar la decisión de arrebatar el liderazgo a las alumnas del segundo grado y suspender la publicación de la revista. En este sentido, y dado que desde su origen la revista propuso la colaboración exclusiva de las estudiantes de ese grado escolar, la dirigencia estudiantil expuso su deseo de asumirse como responsable de la publicación; sin embargo, comprendiendo el interés y las finalidades políticas de la dirigencia estudiantil, la directora de la escuela determinó que de no continuar al frente de su producción el grupo de alumnas que iniciaron el proyecto editorial, a partir de ese momento se abriría la participación a toda la comunidad estudiantil. El siguiente es un fragmento del comentario editorial en cuestión:

Hoy informamos que la Revista tendrá un cambio en los elementos que la integran y que sus próximas ediciones estarán a cargo del alumnado en general. Esta determinación nos fue dada a conocer por la Sra. Directora de la Escuela en plática que tuvo con nosotras el lunes 6 del actual, estando presentes el Comité de Alumnas, quienes días antes habían solicitado publicarla por cuenta del propio Comité, aclarando a este respecto, la Sra. Directora, que no accedería a tal petición porque la finalidad de la Revista es netamente cultural y con la intervención de todos los elementos que integran esta Escuela […] El Segundo Grado Profesional con la iniciativa presentada y haciendo concreta la enseñanza impartida por nuestros queridos maestros, ha demostrado así su respeto, fidelidad y amor a la Escuela. Creemos cumplir una tarea propuesta y aprovechamos la ocasión para exhortar a todo el alumnado a que exprese y mantenga sus mejores sentimientos y aspiraciones en las páginas limpias, sanas y rectas de la Revista “IRRADIACIÓN” (ENRMHAJ, 1960, julio, p. 3).

Al final de esta situación quedaron claros algunos aspectos. El primero fue que con el tercer número de la publicación las alumnas de segundo grado de profesional fueron orilladas a abandonar su proyecto editorial y la producción de la revista Irradiación. Por otro lado, y tal vez como una manifestación de la fortaleza que venía conquistando nuevamente el Comité Estudiantil luego de los conflictos superados durante los últimos meses, dado que no cumplieron con su promesa de dar continuidad a la publicación de la revista, no sólo lograron arrebatar el liderazgo a este grupo de estudiantes sino que además, consiguieron hacer patente su liderazgo y mostraron su firme rechazo a la propuesta de transitar hacia la renovación moral.

A manera de conclusión

Como vimos a lo largo de los tres números de Irradiación, como respuesta a la pérdida de rumbo en la formación pedagógica, misma que se reconoce a través de las diferentes colaboraciones, encontramos una carga importante de contenidos que apuntan al enriquecimiento de su preparación como maestras rurales. Por otro lado, a pesar de que en la mayoría de los artículos y notas que se presentan se advierten reminiscencias de la ideología promovida durante los años treinta en el normalismo rural, en ninguno de los casos se promueve de manera explícita este tipo de formación, a diferencia de lo observado en Vanguardia Campesina. Es decir, las colaboradoras de los tres números de la revista aprovechan los espacios de sus escritos para destacar el valor de la educación en la emancipación de las comunidades, al igual como lo hacen reiteradamente para reconocer en la riqueza de las Normales rurales una oportunidad de formación para las hijas de campesinos, pero en ningún caso se abordan los conceptos propios del socialismo.

Ahora bien, mientras que en los casos revisados para las décadas anteriores se advierte como una constante la apropiación de la cultura escrita como manifestación de poder de las dirigencias, frente a las comunidades estudiantiles, maestros rurales y sus zonas de influencia; en el caso de la Normal Rural “Miguel Hidalgo” de Atequiza, Jalisco, se hizo necesario que las alumnas del segundo grado de profesional se fueran posicionando con la publicación de la revista Irradiación para que el Comité Estudiantil viera amenazada su legitimidad frente al surgimiento de un liderazgo alterno. Por lo que en tanto que en los otros casos fueron las iniciativas de las dirigencias estudiantiles las que se valieron de la cultura escrita para posicionarse como intérpretes directos del discurso y políticas gubernamentales, la dirigencia estudiantil de Atequiza, lejos de reconocer e incentivar la continuación de esta revista, en todo caso reaccionó acallando las inquietudes y el liderazgo de este grupo de estudiantes.

Referencias

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Notas

[1] El presente trabajo es un ejercicio derivado de una publicación del 2019 titulada Entre la formación ideológica y la renovación moral. Escritura, apropiación y mujeres en el normalismo rural mexicano, 1935-1969.
[2] De acuerdo con Meneses (1988), para el año de 1921 el 71.4% de los mexicanos eran analfabetas, para 1930 lo eran el 64.7% y en 1940 el analfabetismo abarcaba al 55.2% de un total de población de 16 millones 220 mil 316 habitantes. En este sentido, en un México eminentemente rural, que concentraba el 70% de la población del país, las condiciones fueron menos favorecedoras para este sector.
[3] Al hablar de Cardenismo queremos aludir a la corriente ideológica “inaugurada” por Lázaro Cárdenas durante su mandato como Presidente de México de 1934 a 1940. En donde además de la reactivación del tema del reparto de tierras pronunciado desde la Reforma agraria de 1915, la nacionalización del petróleo y la unificación del movimiento obrero, entre otros; la educación rural y la formación de maestros rurales fue un tema central al considerar la importancia de “fundar y desarrollar en las conciencias el concepto de la preeminencia de los intereses de la colectividad sobre los intereses privados o individuales…” (SEP, 1941, p. 459). [4]La hora nacional salió al aire como un espacio de difusión de propaganda presidencial en la estación del Departamento Autónomo de Prensa y Propaganda Presidencial –por primera vez- el 25 de julio de 1937.
[4] La hora nacional salió al aire como un espacio de difusión de propaganda presidencial en la estación del Departamento Autónomo de Prensa y Propaganda Presidencial –por primera vez- el 25 de julio de 1937.
[5] Además de las publicaciones periódicas, otros mecanismos de divulgación y formación ideológica empleados por los estudiantes campesinos fueron, entre otros, la organización y el desarrollo de conferencias y programas de radio con temas propios de la época; pero también incorporaron nuevas actividades a la vida en los internados (círculos de estudio de temas relacionados con el socialismo, reuniones generales de sociedades de alumnos, paros de actividades academices para exigir la solución a sus demandas, entre otras).
[6] Hasta este momento no hemos logrado encontrar información que nos conduzca a otros números de esta revista. Luego de una búsqueda aun infructuosa en el Archivo General de la Nación intentamos acceder a los archivos de la Escuela Normal Rural de Roque, hoy Instituto Tecnológico de México; sin embargo, la respuesta más firme que encontramos en trabajadores de ese lugar es que “no existe información de esa época [ya que] no existe realmente un archivo que permita localizar información sino de los setenta y ochenta para acá”. Roque, Guanajuato, 13 de octubre de 2016.
[7] Con este nombre, se considera a las publicaciones periódicas que contienen temas educativos. Se constituyeron en un importante medio difusor de las ideas en torno a la formación del niño, al quehacer educativo en el aula, al papel educador de la familia, entre otros. Los principales destinatarios de estas publicaciones fueron los niños, los maestros y educadores, y la familia en general. Sirvieron como materiales de lectura informal y algunas veces fueron llevadas al espacio de la escuela (Moreno, 2011).
[8] Bowman y Woolf (2000) plantean que el ejercicio del poder puede manifestarse mediante el uso de los textos y que “la palabra escrita no es fácil de controlar y por eso muy a menudo hay textos en el centro mismo de las luchas entabladas por el poder: exégesis rivales, quema de libros, conflictos sobre la legislación, censura y el nacimiento de literaturas vernáculas son fenómenos que con frecuencia caracterizaron esas luchas” (p. 20).
[9] Al referirse a la accesibilidad de los textos, Bowman y Woolf (2000) han señalado que “el poder que tienen los autores y los exégetas para imponer una lectura autorizada se opone a la posibilidad de que los lectores generen nuevas interpretaciones” (p. 19).
[10] “Invitación e información para participar en la Exposición Nacional que se celebrará durante la IX Jornada Cívica, Cultural y Deportiva” (SEP-DGEN, 1960a, p. 33).
[11] “Se remite instructivo relacionado con la IX Jornada” (SEP-DGEN, 1960a, p. 31). En este sentido, la maestra Paulita registra que “las Delegaciones llegaron el día 14 de noviembre y diariamente se llevaron a cabo programas y conferencias organizadas exclusivamente por los directivos de la F.E.C.S.M.” (García, 1961, p. 6).
[12] Los Seminarios Pedagógicos durante esas décadas eran entendidos como espacios de formación por excelencia para los maestros rurales en servicio.
[13] El proyecto de formación ideológica del cardenismo se valió del diseño de libros de texto cuyo contenido se basó en una carga de conceptos socialistas y en la postulación de directrices socioeconómicas y políticas que, de acuerdo con Vaughan (1997, p. 95) “pretendían convertir al obrero y al campesino en agente de su propia historia”.

Notas de autor

* Es egresado de la Normal Rural de San Marcos, Zacatecas. Doctor en Historia por la Universidad Autónoma de Zacatecas. Líder del Cuerpo Académico Práctica Docente y Procesos de Formación Inicial. Cuenta con Perfil PRODEP y es miembro del Sistema Nacional de Investigadores.


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